Viajes y Paradas del Alma-Espíritu

después de la muerte del cuerpo físico

En esta creación artística metafísica, figuras que representan a almas-espíritus se trasladan por un túnel de colores psicodélicos hacia una luz blanca en la distancia, ilustración para el tema Viajes y Paradas del Alma-Espíritu después de la muerte del cuerpo físico.

 

Parte 2

El vuelo obligatorio del Alma-Espíritu a la Primera Parada
en las
dimensiones espirituales

Tema adaptable para clases, conferencias o mensajes

El vehículo terrestre del Alma-Espíritu

En esta fascinante gráfica de alta calidad, figuras humanas en silueta se paran en grupos, conversando, o caminan por un espacio ancho de un edificio de oficinas, ilustración para el tema Viajes y Paradas del Alma-Espíritu después de la muerte del cuerpo físico.

En esta fascinante gráfica de alta calidad, figuras humanas en silueta se paran en grupos, conversando, o caminan
por un espacio ancho de un edificio de oficinas, ilustración para el tema Viajes y Paradas d
el Alma-Espíritu después de la muerte del cuerpo físico.

El cuerpo humano físico es el vehículo terrestre mediante el que el Alma-Espíritu se mueve y se manifiesta en el planeta Tierra. Estos vehículos terrestres de Almas-Espíritus vienen en distintos colores, tamaños y rasgos externos. Sorprendentemente, no hay siquiera dos que sean absolutamente iguales, incluso entre gemelos “idénticos”. Algunos sobresalen por su belleza física, mientras la mayoría son más o menos de apariencias ordinarias y una minoría tiene defectos de fabricación original (defectos congénitos). Cualquiera sea su presencia exterior corporal, ¡cada uno es una fascinante maravilla, pues posee VIDA animal y un cerebro físico poderosísimo!

Exceptuándose algunos que llegan con desperfectos de manufacturera en la matriz, cada uno puede ejecutar miles de movimientos distintos, muchos miles, aun cientos de miles de veces, y, en algunos casos, millones de veces, sin necesitar motores mecánicos. Por ejemplo, pronunciar audiblemente millones de palabras, consumir y digerir setenta toneladas de alimentos (el promedio) o caminar decenas de miles de kilómetros durante su tiempo en dimensiones materiales.

Estos vehículos terrestres perecen en el universo material. Hasta el día de hoy (agosto del 2018), todos  los que dejaron de funcionar han llegado a ese fin en el suelo o la atmósfera del planeta Tierra (menos dos: los de Enoc y Elías quienes fueron traspuestos).

De poder colonizar los humanos al planeta Marte, al tiempo sus cuerpos físicos dejarán de funcionar allá, a menos que volvieran a la tierra antes de tal evento inevitable. Desde luego, no faltan humanistas tan positivistas en lo referente al futuro de su género que, según plantean, un día de estos aprendan a mantener sus vehículos materiales-carnales en función para siempre. Así lo proyectan.

Los especialistas en la historia de poblaciones humanas dicen que ha habido alrededor de 15 mil millones de estos vehículos terrestres sobre la faz del planeta hasta la fecha de hoy. Cada uno de ellos, pues, mil millones de veces más complicado que la Estación Espacial Internacional, juntamente con todos los sistemas de manufactura y control en la tierra y los vehículos que llevan tripulantes y suministros a ella. Hoy día, cada uno de estos vehículos terrestres-cuerpos humanos, con su Alma-Espíritu a bordo, se mantiene funcionando durante un promedio de setenta y siete años.

Asombrosa y preocupadamente, la magnitud de las maravillas fenomenales del cuerpo físico humano no la aprecia inteligentemente la inmensa mayoría de los seres humanos, Lo usan, y lo abusan, sin jamás llegar a comprender su increíble complejidad o propósito primordial.

Muchísimas personas ni siquiera creen que sean Almas-Espíritus, concibiéndose como animales, nada más, bien que superiores en muchos aspectos a los demás animales más desarrollados. Esta pobre y materialista percepción que albergan y alimentan los tales humanos resta grandemente de la dignidad, nobleza y comportamiento sano de la raza humana en general, lo cual contribuye a su degeneración moral-social-psicológica-espiritual. Mal que irrumpe en mentes débiles e inestables mediante explosiones de rabia descontrolada, homicidios y matanzas en masa, por ejemplo, las que están ocurriendo últimamente en escuelas con frecuencia verdaderamente aterradora.

La habitación natural de los seres humanos

en el universo material

La habitación natural de los humanos es el bello y estupendo planeta Tierra.

Bien que no valga la pena citar pasajes de la Biblia para los incrédulos burlones, traemos para los demás las elocuentes declaraciones de Pablo de Tarso para los filósofos ateístas y escépticos, como también para los creyentes en alguna clase de inteligencia suprema, dios, dioses, diosas, demonios, demiurgos, etcétera, que se congregaban en la Atenas del siglo I para pasar el tiempo exponiendo, cada uno, sus tesis distintas. En el Areópago, rodeado de impresionantes estructuras y esculturas, incluso el elegante Templo de la diosa Atenas, y de muchos intelectos ilustres de la época, aquel Pablo proclama osadamente:

“El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación…” (Hechos 17:24-26).

De manera que según el “Señor del cielo y de la tierra”, la habitación que Él ha asignado a “todo el linaje de los hombres” es, precisamente, “la tierra”.

Ahora bien, antes de la fundación de la tierra, al crear Dios a los ángeles, los preparó “su propia morada”. No contentos con aquella morada, Lucifer, también llamado Satanás, la Serpiente y el Gran Dragón Escarlata, juntamente con sus simpatizantes, la “abandonaron”, no guardando “su dignidad”. A consecuencia de su audaz atrevimiento, están guardados “bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día” (Judas 1:6).

Paralelamente, hoy día muchos miembros del “linaje de los hombres” están obsesionados con salirse de la Tierra y explorar el espacio en búsqueda de otro lugar, o lugares, donde establecerse. ¿Están procediendo en contra de la voluntad de Dios? Dada la declaración de Pablo, diríase que sí.

En este contexto, la cuestión no es si pueden hacerlo, pues, técnicamente, quizás lleguen a hacerlo un día de estos. Más bien, el dilema sería: ¿Consideraría el Creador su acto como una violación de sus directivas divinas?

Lucifer y sus compatriotas angélicos abandonaron sí “su propia morada”, y, por inferencia, fueron a parar en algún otro lugar, u otros lugares. Su movida fue interpretada por el Creador como un pecado gravísimo, una falta de respecto tan descarada, una sublevación tan peligrosa contra la autoridad y el orden divinos, que los culpables fueron encadenados en oscuridad, donde esperan el pronunciamiento de la sentencia final.

Desde luego, los evolucionistas darwinianos, ingenieros ateístas y humanistas de toda estirpe, juntamente con los burladores vulgares impelidos por sus pasiones animales a mofarse de Dios, se reirían a carcajadas de tales “preocupaciones ridículas”. Ciertamente, el tiempo dirá quién ría último. Más bien, quién tenga la última palabra.

Lo que salta a la vista sí es que, en definitivo, están gastando enormes sumas de dinero y otros recursos en el empeño de hacer realidad su visión y deseo. Recursos que bien pudieran utilizarse para mejorar muchas, muchas situaciones críticas y vergonzosas en la Tierra.

Por ejemplo, el hambre y la desnutrición endémicas en algunas regiones, la ignorancia general de las masas en muchos lugares en torno a la higiene y la salud, la explosión destructiva de recursos vitales para la sobrevivencia humana aquí, la eliminación de vicios terribles tales como la drogadicción y el alcoholismo, el mejoramiento y expansión de infraestructuras básicas, etcétera.

También afirmo que los obsesionados que excluyen al “Señor del cielo y de la tierra” de sus planes y proyectos, juntamente con los demás humanistas, evolucionistas darwinianos, ateos y escépticos de toda categoría que hacen otro tanto, han perdido “su dignidad”, su propia dignidad, pisando los talones de Lucifer y los demás ángeles caídos. Bien que lleguen a establecerse en “otro mundo” del universo material, sus males morales-sociales-emotivas-psíquicas-espirituales seguramente los seguirán, ¡cómo también la MUERTE FÍSICA! Y, ¿entonces?

Por lejos que se alejen los seres humanos incrédulos del planeta Tierra, “el Señor del cielo y de la tierra” siempre estará viéndolos. Desde luego, ellos no lo creen, como no creen ni entienden muchísimas cosas, ya que su lado natural-terrenal-carnal está dominando y opacando enteramente su lado espiritual, su Alma-Espíritu. Situación que bien pudieran rectificar de volverse en sí, recapacitar y abrirse a realidades y verdades hasta el momento ocultas a su conocimiento y entendimiento.

¿A dónde irás que no esté el Espíritu de Dios? ¿A dónde huirás de su presencia? Si subes al espacio, allí estará él. Si tomas el cohete Falcón Pesado que te deje en trayectoria para llegar a Marte, Ceres, Neptuno o la nébula Orión, y llegas, allí estará esperándote, aunque no lo ves ni crees en él. Ciertamente, las tinieblas intensas del espacio profundo no te esconderán de su mirada, pues aun la oscuridad más densa se esfuma cuando se acerca él en medio del fulminante esplendor que le rodea. Lo mismo le son las tinieblas que la luz. (Adaptación del Salmo 139:7-12).

 
En esta fotografía, el cuerpo de un varón joven yace en un ataúd, ilustración para el tema Viajes y Paradas del Alma-Espíritu después de la muerte del cuerpo físico.

 

El Alma-Espíritu sobrevive la muerte del cuerpo físico

El difunto en la fotografía arriba de estas líneas parece ser un hombre bastante joven. Las estadísticas arrojan que hoy día el promedio de vida para el cuerpo físico en la tierra es de setenta y siete años. Sin embargo, todos sabemos que la Muerte puede segar en cualquier momento a lo largo del caminar de cada ser humano. Con menos probabilidad en circunstancias favorables, pero siempre está al asecho.

Todo ser humano muere físicamente una sola vez, y después de esto el JUICIO.

Esta es la enseñanza hallada en Hebreos 9:27-28. “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.”

¿Sabía usted que uno de cada cien seres humanos experimenta la “Muerte Súbita”? Esta puede sorprender aun a personas aparentemente en buena salud y en plena vida.

Ahora bien, el Alma-Espíritu no es un ser físico que muera a la manera del cuerpo físico, sino un ser espiritual engendrado por el Padre de los espíritus que los seres humanos no pueden destruir.

Dios es “el Padre de los espíritus” (Hebreos 12:9). Según el contexto, estos “espíritus” son los de los seres humanos. Nuestro espíritu figura en el cuadro de “todo” nuestro “ser” (1 Tesalonicenses 5:23).

“…un espíritu no tiene carne ni huesos”, explica el Cristo resucitado a unos discípulos (Lucas 24:39). Durante su ministerio terrenal, dijo a sus apóstoles: “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” (Mateo 10:28).

Sobreviviendo, pues, la muerte del cuerpo físico, el Alma-Espíritu traspasa la Cortina Temporal-Material, introduciéndose en las regiones espirituales. Ya no posee voluntad propia, sino que es llevado a un punto que llamamos, retóricamente, la Primera Parada, donde su destino será determinado. 

 

En esta gráfica una figura humana asciende por el espacio estrellado esotérico hacia la Primera Parada, ilustración para el tema Viajes y Paradas del Alma-Espíritu después de la muerte del cuerpo físico.

 

El viaje, después de la muerte del cuerpo físico,

de las personas que están “en el Señor” al ocurrir

referida muerte

El Viaje del Alma-Espíritu que enfocamos en esta ocasión es el de la persona que acaba “en el Señor” su viaje en el cuerpo físico, su modus de transporte en la dimensión material. O sea, de la persona que obedece al mensaje de Jesucristo, permaneciendo fiel a él hasta el momento de quedar inservible su vehículo material-carnal.

Este grupo compone, decididamente, una minoría, no estando “en el Señor” el grueso de los seres humanos cuando su cuerpo físico queda sin vida.

El Alma-Espíritu sumiso a Dios sale del cuerpo físico muerto y se inicia su primer viaje por las dimensiones espirituales.

En torno a la traslación súbita del Alma-Espíritu Salvo de regiones materiales a las espirituales, ¿por qué habría de sentir este “pánico” alguno al contemplarla? Sabe que terminó “en el Señor”la fase de su existencia en el mundo material. Ahora, viajará tranquila y sosegadamente, confiado de arribar eventualmente en un lugar celestial hermosísimo. Debidamente preparado para el Viaje, es de esperarse que todo termine bien para él.

Además, irá acompañado por un ángel de Dios, o quizás más de uno, conforme al cuadro que presenta Jesucristo de Lázaro en Lucas 16:22. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham…”

En lo concerniente a los “ángeles de Dios”, ellos son espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación” (Hebreos 1:14). Invisibles para el ojo físico de los “herederos de la salvación”, de cuántas maneras y en cuántas ocasiones ministren providencialmente a cada uno lo sabrán ellos quizás solo en el más allá de la muerte del cuerpo físico. De todos modos, nos conforta y anima visualizarlos cerca del cristiano fiel en el momento de desplomarse su vehículo material-carnal.

 

 

La Primera Parada del Alma-Espíritu Salvo

después del fallecido el cuerpo físico

El primer viaje del Alma-Espíritu librado del cuerpo físico lo lleva a la Primera Parada.

¿Tiempo del viaje? Desconocido. Tal vez muy poco. Las cuestiones de distancias y tiempos son, a mi entender, prácticamente irrelevantes en los contextos de entonos espirituales.

En esta Primera Parada, cada Alma-Espíritu es juzgado, individualmente, según su conducta moral-espiritual y sus obras en la tierra. Aplican textos bíblicos tales como 2 Corintios 5:10.

Este “JUICIO” del Alma-Espíritu poco “después de la muerte” del cuerpo físico se presupone, entendemos, porque cada uno parte enseguida o para el Paraíso en el Hades o para el Tártaro, también en el Hades, pero separado del Paraíso por una “gran sima”. Partidas que se presentan claramente en la historia que cuenta Jesucristo del rico sin misericordia y del mendigo Lázaro. (Lucas 16:19-31) Asignar a cada Alma-Espíritu uno de estos destinos envuelve, necesariamente, la determinación de su estatus espiritual, lo cual resulta ser, efectivamente, un juicio. Sostiene esta explicación lo que dice Hebreos 9:27-28. “…está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio…” Muerte, “y después de” la muerte “el juicio”. No ciento o miles de años después, sino enseguida. Necesario para asignar destinos en el Hades.

En el Nuevo Testamento, se presentan varios juicios. Para estudios sobre ellos…

www.editoriallapaz.org/juicios-destinos-naciones-trono-blanco-despues-muerte.html

Hoy día, cada hora suben a la Primera Parada 6,392 Almas-Espíritus. Porque en la actualidad(febrero del 2018) mueren, según fuentes fidedignas del Internet, ¡6,392 seres humanos CADA HORA! Desde luego, el número por hora fluctuaría constantemente.

Quizás a alguna alma inquisitiva se le ocurra preguntar: ¿cómo procesar a tantas Almas-Espíritus por hora?

Pues, contando la raza humana, a estas alturas, con rapidísimos sistemas de procesamiento informático, ¿no tendría el Todopoderoso Dios sistemas mucho más rápidos?

¿No será digital el Libro de Vida suyo? ¿O mucho más sofisticado, de acceso instantáneo? ¿Igualmente, los “libros” que contienen los récords de los seres humanos a ser juzgados?

¿Y no cuenta Él con “millones de millones” de ángeles que asistan al Juez Jesucristo en el procesamiento de las Almas-Espíritus a ser sometidos a juicio?

Desde luego, estamos esforzándonos para entender en términos temporales-terrenales escenarios que son celestiales-espirituales. De ahí que nos convendría ser muy cautelosos con nuestras proyecciones y visualizaciones.

 
En esta gráfica, figuras blancas se acercan a un portal en el espacio espiritual que conduce al Paraíso de Dios, ilustración para el tema Viajes y Paradas del Alma-Espíritu después de la muerte del cuerpo físico.

 

Amigo, amiga, ¿qué tal su preparación para el Viaje de su Alma-Espíritu? ¿Y yo, la mía? Viaje que ni usted ni yo podemos rehusar tomarlo.

Lo importantísimo para todos y cada uno de nosotros es tomar todas las medidas sabias a nuestro alcance para poder partir del cuerpo mortal fallecido hacia la Primera Parada, confiado de que se haya registrado nuestro nombre en el Libro de la Vida. Las medidas claves se realzan en el relato de la conversión de los primeros cristianos en el día de Pentecostés del año 30 del siglo I, a saber: Creer que Jesucristo es el Hijo de Dios, arrepentirse de todo pecado y bautizarse (sumergirse) en agua “para perdón de los pecados”. A continuación, las palabras exactas del apóstol Pedro en aquel día insigne:

Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones” (Hechos 2:38-42. El apóstol Pedro, en el día de Pentecostés, del año 30.)

Más adelante, aquel mismo apóstol escribió:

“Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás” (2 Pedro 1:10).

 


 

Parte 1 de VIAJES y Paradas del Alma-Espíritu después de la muerte del cuerpo físico.

Alma y espíritu. Lista de estudios en esta Web.

La temida ¡MUERTE!

JUICIOS en el Nuevo Testamento. Después de la muerte. De las naciones. Del gran trono blanco. El juicio que comienza con la iglesia.

 

 

  

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