El obispo de Roma reclama supremacía

Por el profesor y sacerdote Hans Küng, renombrado teólogo
e historiador católico, autor de veintitrés libros.

Historia de los primeros intentos de establecer
la supremacía del obispo de Roma,
los que fracasaron.

 

El papa Francisco reclama autoridad sobre toda la iglesia en todo el mundo, fundamentando esta audaz tesis en la supuesta supremacía del obispo de Roma desde el apóstol Pedro en adelante. El profesor católico Hans Küng afirma que la historia no respalda su reclamo.

 

El papa Francisco reclama autoridad sobre toda la iglesia en todo el mundo, fundamentando esta audaz tesis en la supuesta supremacía del obispo de Roma desde el apóstol Pedro en adelante. El profesor católico Hans Küng afirma que la historia no respalda su reclamo.

Lo siguiente es un extracto del libro 
La Iglesia católica: una historia breve, por Hans Küng.

“La iglesia de Roma siempre tenía una autoridad moral elevada. Pero, durante los primeros siglos, no existía base alguna para una primacía legal –o siquiera de una preeminencia, según la Biblia- de la comunidad romana o aun del obispo de Roma. Inicialmente, no había específicamente en Roma un obispado monárquico, teniendo nosotros apenas conocimiento de los nombres de los obispos de los primeros dos siglos (se considera el año 222, el principio del pontificado de Urbano I, la primera fecha segura en la historia del papado). La promesa a Pedro en el evangelio de Mateo (16:18), ‘Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia', tan céntrico para los actuales obispos de Roma, y que en el día de hoy adorna, en negras letras gigantes contra un trasfondo dorado, el interior de la catedral de San Pedro, no es citado completamente ni una vez en ninguna literatura cristiana de los primeros siglos, con la excepción de un texto por Tertuliano, donde no se cita el pasaje en conexión con Roma sino en conexión con Pedro.

“No fue hasta mediados del siglo III que un obispo de Roma, llamado Esteban, apelara a la promesa de Pedro; lo hizo en una disputa con otras iglesias sobre cuál tenía la mejor tradición. Sin embargo, no tuvo más éxito que el obispo Víctor cincuenta años anteriormente. Víctor intentó forzar, de manera autoritaria, una fecha uniforme romana para la Pascua, sin respetar el carácter o la independencia de las demás iglesias, quedándose puesto en su lugar por los obispos tanto de Oriente como de Occidente, particularmente por el respetado obispo y teólogo Ireneo de León. En aquel tiempo, aun en Occidente fue rechazada la soberanía de una iglesia sobre otras.

“Para el tiempo del emperador Constantino era muy evidente, a todas luces, quién tenía primacía legal en el iglesia: el emperador. Él, el pontifex maximus, el sacerdote supremo, tenía el monopolio de la legislación en asuntos eclesiásticos (ius in sacris). Él era la autoridad suprema judicial y tenía la supervisión suprema administrativa sobre la comunidad romana, la que, tal cual las demás comunidades cristianas, vino a ser un cuerpo legal público al incorporar Constantino al estado a la Iglesia Católica. Sin consultar a obispo alguno, en base de su propia autoridad, Constantino convocó el primer concilio ecuménico, él de Nicea , asentando leyes eclesiásticas. Posteriormente, en Occidente fue regado el rumor de que mediante el Donativo de Constantino fueran entregadas al obispo de Roma la ciudad de Roma y la porción occidental del Imperio, pero se comprobó que esto fue una de las más grandes falsificaciones de la historia.

“Por supuesto, el papado romano no fue edificado en un solo día. Sin embargo, los obispos de Roma de los siglos IV y V, conscientes de su poder, desarrollaron adrede su competencia encaminada hacia la primacía universal. Puede que sus reclamos no contaran con ningún fundamento bíblico o teológicono obstante, a través de los siglos fueron incorporados a la ley eclesiástica como hechos. Así es que para muchas personas del presente, tanto dentro como fuera de la Iglesia Católica, parece ser auténticamente Católico lo que los obispos romanos de los siglos IV y V atribuyeron a sí mismos a consecuencia de la creciente conciencia de su poder.

“El inescrupuloso obispo Damasus (366 – 384) fue el primero en intentar hacer uso de las palabras en Mateo acerca de la roca (la cual entendió en sentido legalista) para respaldar sus reclamos al poder. Se aludía con exclusividad a su sede apostólica (sedes apostolica) como si no existieran otras.

“El obispo Siricius (384 – 399) fue el primero en llamarse “Papa”Papa (del griego pappas ) fue un nombre reverente y amoroso para “padre”, utilizado desde hacía mucho tiempo por todos los obispos de Oriente; había comenzado el proceso de la monopolización romana de títulos que pertenecían originalmente a muchas iglesias y obispos. Sucintamente, Siricius identificó sus propios estatutos como apostólicos. A la vez, adoptó el estilo de oficiales y cancilleres romanos: de la misma manera que se comunicaba el emperador con sus gobernadores provinciales, él respondía a indagaciones y peticiones de otras iglesias mediante rescriptos breves, o sea, con decreta responsa.

[En su libro, el autor Hans Küng apunta otros tres ejemplos. Luego, continúa sus observaciones.]

“Sin embargo, debemos notar que, inicialmente, todos estos reclamos eran meramente romanos. Con particularidad, en Oriente, donde al principio la gente miraba con desprecio a Roma como la vieja capital que había entrado en deterioro, casi nadie los tomó en serio. Allí (en Oriente), en adición al emperador, se tenía como de suprema autoridad el concilio ecuménico, el que solo el emperador podía convocar.

“Así pues, todos los intentos de los obispos romanos de los siglos IV y V de probar, en base de lo dicho en la Biblia a Pedro acerca de la roca, que la jurisdicción romana sobre toda la iglesia fuera la voluntad de Dios, fracasaron, como también los de implementarlo. Y en el norte africano, Aurelio Agustino, el más importante teólogo de Occidente, amigo verdadero de Roma, gran contemporáneo de los obispos Damasus, Siricius, Inocente y Bonifacio, no daba ningún valor a la primacía legal universal del obispo de Roma.”  

[La Iglesia Católica: una historia breve. The Catholic Church: A Short History, by Hans Küng. 2003 Modern Library Paperback Edition. The Random House Publishing Group. New York. Páginas 41-44. Translation in English by Dr. John Bowden. This portion was translated from English to Spanish by Homero Shappley de Álamo, solely for use as a resource for spiritual investigations, and is never to be used for monetary gain of any kind. Esta porción fue traducida del inglés al español por Homero Shappley de Álamo, para que sea utilizada como recurso para investigaciones espirituales y nunca para beneficio monetario de forma alguna.]

 

 

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Tan solo 60 segundos para hacerla suya.

 

En el centro de esta creación artística, se destaca un rubí oscuro grande en medio de llamas de fuego contra un trasfondo abstracto de tonalidades de púrpura y rojo claro, rodeado el rubí por textos concisos sobre el apóstol Pedro y el Papado.

 

El obispo de Roma reclama supremacía, por el profesor
y sacerdote Hans Küng, teólogo e historiador católico romano.

 


 

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