Capítulo Dos del Análisis

 

Siete profecías sobre el fin
del universo y del tiempo

 

"Pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos" [2 Pedro 3:7</a>].

 

"Pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra,
guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos"
 
(2 Pedro 3:7).
 

 

Parte 1

I. Introducción.

 

A. En el Capítulo Uno de este Análisis, hicimos un viaje por la “Dimensión del Tiempo”, levantando vuelo en nuestras “Naves del Tiempo” y volando hacia atrás, hasta llegar al año 95 d. C., motivándonos e impulsándonos el deseo de establecer un trasfondo histórico adecuado y claro para el estudio de Apocalipsis.

B. Realizado exitosamente aquel viaje, en este Capítulo Dos, partiendo del presente, giramos nuestra mirada hacia el futuro, hacia tiempos previstos en Apocalipsis que todavía no transcurren. El único medio confiable de alcanzar conocimiento fidedigno del futuro es el de las profecías y revelaciones dadas por Dios mismo en la Biblia, siendo el libro de Apocalipsis la fuente más rica de este saber divino. Multitudes de personas, algunas de ellas meramente curiosas, otras, pues ansiosas, y todavía otras, peligrosamente obsesionadas por lo que traiga el mañana, consultan a astrólogos, adivinos, magos, profetas o parapsicólogos. Buscan señales o pistas doquier, recurriendo a agüeros de todo tipo.

 

“Agüero. (Del lat. augurĭum). m. Procedimiento o práctica de adivinación utilizado en la Antigüedad y en diversas épocas por pueblos supersticiosos, y basado principalmente en la interpretación de señales como el canto o el vuelo de las aves, fenómenos meteorológicos, etc. 2. Presagio o señal de cosa futura. 3. Pronóstico, favorable o adverso, formado supersticiosamente por señales o accidentes sin fundamento.” (Biblioteca de Consulta Microsoft® Encarta® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.)

 

Apocalipsis. Ilustración para el Capítulo Dos. Dos ángeles arrojan incensarios llenos de fuego sobre la tierra. Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto [Apocalipsis 8:5].

 

 

“Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra;
y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto” 
(Apocalipsis 8:5). 

 

Lastimosamente, estas muchedumbres desperdician su tiempo y recursos, afanándose la inmensa mayoría por asuntos terrenales de comparativamente poca importancia, o quizá ninguna. Peor aún, por conocer íntimamente a los seres malévolos de las tinieblas del mal. Ignoran que solo “el único Dios verdadero” (Juan 17:3) es quien sabe a ciencia cierta el futuro, y además, lo que es realmente importante para nosotros los seres humanos, ya que somos creación suya.

De hecho, por el vehículo de sus profecías y revelaciones, Dios nos traslada al futuro para que veamos claramente importantes eventos a transcurrirse, en los que participarán infinidad de seres humanos, ya sea para su gloria eterna ya para su vergüenza y perdición sin fin.

Asombrosamente, las profecías divinas nos proporcionan el fantástico privilegio de andar por el futuro como si ya fuera una realidad. El sabio y entendido aprovecha al máximo tan magnífica oportunidad, aprendiendo y orientándose para evitar sorpresas ingratas, o aun fatales, para su alma. “Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón” (1 Tesalonicenses 5:4). “Aquel día” de la Segunda Venida de Cristo.

 

Apocalipsis. Análisis de las profecías y visiones. Cuando el Séptimo Ángel derrama su copa por el aire hubo 'un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombre han estado sobre la tierra'. />

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“El séptimo ángel derramó su copa por el aire; y salió una gran voz del templo del cielo, del trono, diciendo: Hecho está. Entonces hubo relámpagos y voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra. Y la gran ciudad fue dividida en tres partes, y las ciudades de las naciones cayeron; y la gran Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira.”

Apocalipsis 16:17-19

 

C. Siete textos apocalípticos que abren algunas ventanas del futuro. Escrutando analíticamente, repetidas veces, los veintidós capítulos de Apocalipsis, discernimos siete pasajes proféticos claves que presentan circunstancias y eventos relacionados específicamente con el fin del tiempo. 

La identificación e interpretación acertada de estos siete pasajes es indispensable para la colocación correcta de las demás profecías en la línea del tiempo.

 ¿Por qué no comenzamos en este mismo Capítulo Dos el análisis de la visión sobre los veinticuatro ancianos, los cuatro seres vivientes y el Cordero encontrado digno de abrir el “libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos” (Apocalipsis, los Capítulos 4 y 5), siguiendo así la secuencia de las visiones y profecías tal y como aparecen en Apocalipsis? ¿Con qué lógica estudiar primero las profecías sobre el fin del universo y del tiempo, para luego volver atrás y estudiar las profecías que descubren condiciones y eventos que anteceden el tiempo del fin?

Respetado lector, la razón de peso para nosotros es la siguiente: deseamos establecer, definitivamente, el límite de la “línea apocalíptica del tiempo” de acuerdo con las indicaciones de algunas profecías claves.

1. ¿Llega la “línea apocalíptica del tiempo” solo hasta el año 70 de la Era Cristiana, o hasta el año 325, el 476, el 1985, el fin del Milenio, o hasta el fin del tiempo? ¿Hasta cuándo llega?

2. Según nuestro análisis, la “línea apocalíptica del tiempo” llega hasta la destrucción del planeta Tierra y el fin del tiempo mismo, o sea, para la tierra y sus habitantes llega hasta el punto cuando el tiempo no será más. Una vez establecido el límite de la línea del tiempo, sabremos no buscar el cumplimiento de las profecías en el tiempo más allá del límite.

Por ejemplo, algunos comentaristas fijan el término de la línea para el año 70 d. C.; otros, para el año 476 d. C. Por consiguiente, se ven obligados a buscar el cumplimiento de las profecías en los años previos al 70 d. C., o al 476 d. C., según sea su interpretación.

Al mostrar satisfactoriamente el que escribe que la línea del tiempo se extiende hasta la destrucción de la tierra y el fin del tiempo mismo, no tendremos que limitar el cumplimiento de todas las profecías al tiempo antes de las fechas mencionadas.

Ahora bien, no faltan expositores que estiran la línea más allá de la Segunda Venida de Cristo. Su proyección los lleva a pautar el cumplimiento de algunas profecías apocalípticas relacionadas con esta tierra para el tiempo después de la Segunda Venida. Según postulan, el planeta Tierra seguiría existiendo después de la Segunda Venida de Cristo. Este error mayúsculo engendra todavía otro, a saber, programan una Tercera Venida para Cristo, acontecimiento que el Señor nunca jamás contempla, según sus revelaciones, y que los apóstoles tampoco profetizan o enseñan ni por asomo de inferencia.

3. Fijar con exactitud el límite de la línea apocalíptica del tiempo es absolutamente vital para la interpretación de las profecías. Por lo tanto, le suplicamos que examine usted, estimado lector, con mucha paciencia, las evidencias y los argumentos presentados en este Capítulo Dos.

En el Capítulo Uno, establecimos el punto preciso del inicio de la línea para el año 95 d. C. 

En el presente Capítulo Dos, buscamos y establecemos el otro extremo de la línea, es decir, su punto final. Este Capítulo se hace extenso debido a la abundancia de evidencia y argumentos traídos para sostener la interpretación dada a los siete textos que proyectamos analizar.

Con todo, quizá no se canse el lector, pues ¡nada tan impresionante, emocionante o llamativo como andar por el futuro, introduciéndonos en el peligroso “poco de tiempo”!, el cual será la última etapa de la estancia de nuestra raza sobre este planeta, tratándose del tiempo corto que precede la llegada del jinete del caballo blanco con sus ejércitos celestiales (Apocalipsis 19:11-21).

No nos sorprendería que le estremezcan de pies a cabeza los escenarios y las señales, tanto terrenales como celestiales, de aquel tiempo futuro, pues hacen acto de presencia en los escenarios futuristas seres extraños tales como “el gran dragón escarlata”, la bestia con diez cuernos, la “gran ramera” y “tres espíritus inmundos a manera de ranas”.

También personajes poderosos tales como “el falso profeta” y el “cuerno pequeño”. No faltan reyes y naciones que caigan bajo el dominio de Satanás. Tampoco cristianos fieles, valientes y sacrificados, con sus “dos testigos” al frente.

Estalla una guerra peligrosísima llamada “Armagedón”, ocurriendo, después de este gran conflicto universal entre el Bien y el Mal, el fin de la permanencia humana en la tierra, como además el fin de la tierra misma y el fin del tiempo.

Un “gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás”, hace desplomarse las ciudades en todo el mundo. Granizo que pesa kilos, voces estruendosas, relámpagos y truenos espantosos azotan a la tierra y sus habitantes.

¿Se atreve usted a trasladarse, juntamente con nosotros, a aquellos tiempos futuros, a presenciar, mediante las profecías divinas, los últimos días agónicos de la tierra y el fin violento de los impenitentes? Haciéndolo, pensamos que no desperdicie su precioso tiempo. Así que, ¡ánimo, hasta el fin de este Capítulo!

4. Una vez fijemos con exactitud, mediante las indagaciones hechas en este Capítulo, el extremo futuro de la línea apocalíptica del tiempo, procuraremos colocar correctamente en la línea del tiempo los sellos, las trompetas, las dos bestias, los diez cuernos, el cuerno pequeño, la gran ramera, los siete reyes, el octavo rey, la mujer vestida del sol, el Milenio, etcétera. 

¡Qué aventuras nos esperan! Para el que escribe, Apocalipsis es un libro repleto de grandes aventuras electrizantes, conmovedoras, sorprendentes y aleccionadoras. Los escenarios son variados y espectaculares, abarcando continentes, mares y regiones celestes. ¡No pierda usted, pues, ninguna de las aventuras!

D. Demostrado de manera concluyente que siete pasajes proféticos de Apocalipsis enfocan el fin del universo y del tiempo mismo, quedará plenamente comprobado que no todas las profecías apocalípticas fueron cumplidas en el siglo I de la Era Cristiana, o durante el tiempo del Imperio Romano hasta el año 476. De hecho, afirmamos confiadamente que las profecías de Apocalipsis cubren desde fines del siglo I hasta el fin del tiempo mismo.

E. Para que no se le escape la gran importancia de la frase “fin del tiempo”, le invitamos a concentrar su atención en ella y tenerla presente desde este punto en adelante.

El ángel que se para “sobre el mar y sobre la tierra” juró “que el tiempo no sería más” (Apocalipsis 10:5-6). La cesación del tiempo mismo, como magnitud física que gobierna, por voluntad del Creador, la duración de lo material, significa la desaparición de toda cosa temporal, de toda cosa hecha, de toda cosa que se ve, incluso, la tierra misma (2 Corintios 4:17-18; Hebreos 12:25-29).

Significa la consumación de los designios de Dios para la tierra y sus habitantes (Apocalipsis 10:6). Al no ser más el tiempo, ¡tampoco será más la tierra! 

¿En qué momento dejará de ser el tiempo? Dios nos dice precisamente cuándo a través de las profecías que reveló al apóstol Juan en Apocalipsis. ¿Dejó de ser el tiempo en el año 70? ¿En el año 476? ¿Después? ¿Cuándo deja de ser el tiempo? 

 

 

 

Siete textos de Apocalipsis presentan profecías y visiones sobre el fin del universo material y del tiempo. Tesis clave de interpretación: estos siete textos no presentan una sola cadena consecutiva de profecías sino siete cadenas distintas.

 

II. A continuación, la identificación inicial de los siete pasajes de Apocalipsis que presentan las profecías claves sobre el fin del universo y del tiempo. Los identificamos, añadiendo pocos comentarios por el momento, pues el plan de este estudio es catalogar más adelante las señales, estudiando cada una con detenimiento.

 

A. Primer pasaje sobre el fin del universo y del tiempo: Apocalipsis 6:12-17; 8:1.

 

1. Los Sellos Seis y Siete contienen profecías sobre el fin del universo y del tiempo.

2. El Séptimo Sello NO contiene las revelaciones de las Siete Trompetas sino que marca el fin del tiempo, siendo el "silencio en el cielo" el último evento revelado a través de la serie de los siete sellos.

 

B. Segundo pasaje sobre el fin del universo y del tiempo: Apocalipsis 10:5-7; 11:15-19. 

 

1. Conforme a la revelación dada en Apocalipsis 10:5-7, el ángel parado sobre el mar y la tierra anuncia claramente el fin del tiempo, fijándolo exactamente para cuando suene la Séptima Trompeta.

2. Decididamente, las declaraciones que se hacen y los eventos que ocurren al sonar la Séptima Trompeta marcan el fin del tiempo y del universo, o sea, la consumación del "misterio de Dios". Por lo tanto, por vez segunda las revelaciones de Apocalipsis nos trasladan al fin de los días de la humanidad en la tierra.

 

 

La secuencia de los SELLOS y la relación, en términos de tiempo, entre los Siete Sellos
y las Siete Trompetas. 
El Séptimo Sello no encierra las Siete Trompetas
en la organización literaria del libro según las profecías
sobre el fin del tiempo.

 

 

C. Tercer pasaje sobre el fin del universo y del tiempo: Apocalipsis 14:14-20.

 

1. La tierra es segada dos veces, y no una sola vez. Toda la tierra es segada y no tan solo una parte, por ejemplo, la Palestina del tiempo del Imperio Romano.

2. Primero son segados los justos; enseguida los “racimos” de injustos son vendimiados y pisados en “el lagar fuera de la ciudad”. Estos eventos ocurren uno tras el otro, y no el primero, luego el segundo más de mil años después.

 

D. Cuarto pasaje sobre el fin del universo y del tiempo: Apocalipsis 16:1-21.

 

1. "Las siete copas de la ira de Dios" son derramadas.

2. Estas copas también se identifican como "las siete plagas postreras", consumándose en ellas "la ira de Dios" (Apocalipsis 15:1). “…postreras” quiere decir “últimas”, y esto significa, indiscutiblemente, que no habrá ninguna después de estas. Consumar. Llevar a cabo totalmente algo.”(Biblioteca de Consulta Microsoft® Encarta® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.) Se lleva a cabo totalmente “la ira de Dios”, culminando en juicios y castigos finales.

 

E. Quinto pasaje sobre el fin del universo y del tiempo: Apocalipsis 18:21-24. Este texto relata el fin de “la gran Babilonia”, o sea, la “gran ramera”, la que viene “sentada sobre una bestia escarlata” (Apocalipsis 17:1-6), personificando ella la religión (iglesia) apóstata, también representada por la segunda bestia de Apocalipsis 13.

Además, por “el hombre de pecado” que es “aquel inicuo… cuyo advenimiento es por obra de Satanás”. Su destrucción absoluta y final está vinculada inextricablemente con la Segunda Venida de Cristo (2 Tesalonicenses 2:8). Pongamos mucha atención al enlace entre los dos eventos. “Entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida.” 

¿Qué será el destino del “inicuo”? El Señor lo “matará con el espíritu de su boca”.

¿Cuándo? Lo “destruirá con el resplandor de su venida”. “Inicuo”, “gran ramera” y “gran Babilonia” son representaciones de la misma entidad religiosa-espiritual corrupta.

¿Triunfó Cristo sobre la “gran Babilonia” en el año 70 d. C., fecha para cuando Jerusalén fue conquistada por los romanos, pero no destruida totalmente para siempre?

¿Destruyó Cristo al “inicuo” en aquel año 70 d. C.?

¿Vino el Señor con “resplandor” en el año 70? Por cierto, algunos comentaristas aseguran que todos estos eventos acaecieron en el año 70 d. C. Mas, sin embargo, los abundantes datos históricos traídos en este Análisis de las profecías visiones de Apocalipsis contravienen semejante hipótesis.

Además, la interpretación armoniosa de las profecías apocalípticas, y la integración en esta interpretación de las demás profecías bíblicas relevantes, rinde insostenible la tesis del retorno de Cristo en gloria para el año 70 d. C. Esto quedará completamente comprobado, pensamos, al proseguir usted, estimado lector, este estudio hasta la última página. Veremos que las muchas profecías que trazan el origen, desarrollo, prosperidad, persecución y destrucción de la “gran Babilonia” adquieren aspectos globales, no siendo limitados a un rinconcito de la tierra, por ejemplo, Palestina. Ni siquiera se limitan al Imperio Romano de aquel tiempo previo al año 476 d. C.

El Hijo de Dios “aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan” (Hebreos 9:28). De haberse cumplido esta profecía en el año 70 d. C., o siquiera en el 476 d. C., ¿aparecería “por tercera vez” para salvar a los que creyeran en él después de aquellos años?

La supuesta “aparición del Señor por tercera vez” es pura ficción religiosa, no encontrándose en las Sagradas Escrituras ni el destello más pequeño de semejante doctrina, y esto lo comprobaremos en el Capítulo Diez al estudiar cuidadosamente el tema del Milenio.

En lo concerniente a la “gran Babilonia”, de haber sido destruida ella en el año 70 d. C., ¿cómo explicar su reaparición y tremendo poder durante la Edad Media, como también su existencia, prosperidad y poderío en el presente, a principios del Tercer Milenio después de Cristo? La explicación de Apocalipsis desarrollada en este Análisis de las profecías y visiones constituye, a nuestro parecer, una fuerte refutación de la teoría de “Segunda Venida de Cristo en el año 70 del siglo I de la Era Cristiana”.

F. Sexto pasaje sobre el fin del universo y del tiempo: Apocalipsis 19:20-21.

 

1. El jinete (Cristo) del caballo blanco, juntamente con los "ejércitos celestiales", derrota "a la bestia, a los reyes de la tierra y sus ejércitos", como también al falso profeta, lanzándolos al lago de fuego.

2. “Los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del montaba el caballo” (Apocalipsis 19:21), no quedándose ser humano vivo sobre la faz de la tierra.

 

G. Séptimo pasaje sobre el fin del universo y del tiempo: Apocalipsis 20:7-15.

 

1. El Espíritu de Dios anuncia para después del Milenio un periodo corto llamado el “poco de tiempo”. Ya en las postrimerías de esta etapa final, la bestia, el falso profeta y el diablo son lanzados al lago de fuego.

2. Vencidos una vez para siempre los malignos, tanto en la tierra como en las regiones celestes, aparece “un gran trono blanco… delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos” (Apocalipsis 20:11). He aquí, ¡el fin terminante y absoluto del universo material!

 

H. Algunas conclusiones de trascendental importancia.

 

1. En definitiva, las profecías de Apocalipsis no componen una sola serie de revelaciones consecutivas comenzando con el Primer Sello y terminando con el juicio del "gran trono blanco"“la grande ciudad santa de Jerusalén” y el “río limpio de agua de vida… que salía del trono de Dios y del Cordero”.

No forman una sola cadena de revelaciones sobre el futuro.

No descubren, desde el principio hasta el fin del libro, etapas o eventos que transcurran uno tras el otro, consecutivamente, en la línea del tiempo.

Leer Apocalipsis desde su Capítulo 1 hasta el final del Capítulo 22 no es como viajar adelante por una sola carretera, directamente todo el tiempo, sin volver jamás a recorrer el mismo terreno. Más bien, es como explorar un inmenso territorio, variado en grado sumo, tomando distintas rutas, pero no comenzando siempre en el mismo punto, ni viendo siempre los mismos paisajes o escenas, mas sin embargo, siempre llegando al punto y la hora cuando referido “territorio” es sacudido violentamente y perece en llamas.

Hacen posible este tipo de reconocimiento del “Territorio del universo y del tiempo” las “distintas rutas” que trazan las profecías apocalípticas, corroboradas, y ampliadas en algunas áreas, por profecías dadas en otros libros de la Biblia.

2. Siete agrupaciones distintas de profecías, cado una finalizando con proclamaciones y eventos que marcan el fin del universo y del tiempo. Esta es la estructura organizacional principal de Apocalipsis.

Otros estudiosos del libro han llegado a esta misma conclusión, la que es tan crítica como céntrica para la interpretación acertada de las profecías.

Incidentalmente, ¿no es significativo el numero “siete”“Los siete espíritus de Dios”, “Siete Sellos”, “Siete Trompetas”, “Siete Copas”, “Siete Plagas”. Pues, ¡también “Siete agrupaciones distintas de profecías” en Apocalipsis! 

En el contexto del lenguaje profético, es evidente que el número “siete” indica “completitud”, “perfección”, “plenitud”, “totalidad”. Así pues, estas “Siete agrupaciones distintas de profecías apocalípticas” cubren “completamente” lo que Dios quiso divulgar, a través del apóstol Juan, tanto al mundo como a la iglesia, sobre eventos venideros.

III. A continuación, se desglosan los acontecimientos y las manifestaciones terrenales y espirituales, al igual que celestiales, programados para la última etapa de la tierra, conforme a los “Siete pasajes” que acabamos de identificar.

Para la confección de esta lista, nos entregamos a la tarea de comparar rigurosamente el contenido de los siete textos identificados, también tomando en cuenta 1 Tesalonicenses 5:1-3.

Luego fijamos los eventos, manifestaciones y señales en la línea del tiempo, siguiendo la secuencia más evidente y lógica de acuerdo a nuestra apreciación, comenzando con el primer evento que marca el inicio del “poco de tiempo” (Apocalipsis 20:3) y concluyendo con el suceso que resulta en el fin terminante del planeta Tierra y sus habitantes.

Si desea usted cerciorarse de la precisión de esta lista, permítanos sugerirle efectuar el mismo ejercicio con los textos bíblicos citados.

A. Al principio del “poco de tiempo”"Satanás será suelto de su prisión" y sale a "engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra" (Apocalipsis 20:7-8).

B. Durante el "poco de tiempo", las naciones de la tierra, impulsadas por agendas sociales y económicas, filosofías y estilos de vida cada vez más materialistas, carnales y egoístas, se acercan las unas a las otras, eventualmente logrando la paz entre sí mismas (1 Tesalonicenses 5:1-3).

C. Una vez sometidas al humanismo y entregadas al hedonismo, crece vertiginosamente y se endurece progresivamente su oposición a Dios, la Biblia y las iglesias, a todo tipo de “dios” e “institución” religiosa. Así engañadas, Satanás las reúne "en el lugar que en hebreo se llama Armagedón" (Apocalipsis 16:16).

D. Ya dominadas por viles ideas, percepciones, deseos y metas, las naciones se tornan muy hostiles hacia Dios y sus representantes leales en la tierra. Suben "sobre la anchura de la tierra" y rodean a la iglesia fiel a Cristo (Apocalipsis 20:9). “Armagedón” es el nombre espantoso que se le da a este grave y peligroso conflicto global entre las fuerzas de las tinieblas y las de la Luz.

E. A causa de este último gran conflicto entre el Bien y el Mal, son muertos algunos cristianos, completándose el número de los mártires (Apocalipsis 6:9-11).

F. Los cristianos fieles que sobreviven Armagedón son transformados súbitamente (Apocalipsis 14:14-16).

G. En la tierra ocurre "un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás" (Apocalipsis 16:18; 6:12; 11:19). Las ciudades grandes se desploman.

H. Terribles "relámpagos" rajan los aires (Apocalipsis 11:19; 16:18).

I. "Truenos" descomunales retumban por los cielos (Apocalipsis 11:19; 16:18).

J. Cae sobre la tierra, los sembrados, los animales, los hombres y las mujeres "un enorme granizo" (Apocalipsis 16:21; 11:19).

K. "El sol” se pone “negro como tela de cilicio, y la luna” se vuelve “toda como sangre" (Apocalipsis 6:12).

L. Se escuchan “voces" celestiales (Apocalipsis 16:18; 11:19).

M. Aparece en el cielo el jinete del caballo blanco, con sus ejércitos celestiales (Apocalipsis 19:11-16).

N. Reaccionando a los castigos divinos, algunos de los enemigos de Dios blasfeman. Otros, aterrorizados, dan gloria a Dios. Algunos intentan esconderse en las cuevas y entre las peñas de los montes (Apocalipsis 11:13; 6:15-17).

O. "La bestia fue apresada, y con ella el falso profeta" (Apocalipsis 19:20).

P. "Los demás fueron muertos con la espada..." (Apocalipsis 19:21).

Q. "El cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar" (Apocalipsis 6:14; 16:20; 20:11).  

 


 

Resumen, mediante diapositivas de múltiples imágenes y textos, de los acontecimientos, tanto terrenales como espirituales y celestiales, programados para la última etapa del universo y del tiempo.

 

 

Catástrofes terrenales que señalan el fin 

El Sexto Sello, la Sexta y Séptima Trompetas y la Sexta Copa completan
tres series proféticas que culminan en el fin del mundo. 

 

 

Catástrofes celestiales que señalan el fin (1)

Las similitudes confirman que siete textos distintos de Apocalipsis
enfocan el fin. Cada texto es la conclusión de una serie de profecías. 

 

 

 

Catástrofes celestiales que señalan el fin (2)

Las similitudes confirman que siete textos distintos de Apocalipsis enfocan el fin.
Cada texto es la conclusión de una serie de profecías.

En definitiva, las profecías de Apocalipsis no constituyen una sola cadena consecutiva sino que se encuentran siete series de profecías, cada una terminando con el fin del universo material. 

 

 

IV. A nuestro entender, todas las profecías que acabamos de apuntar son para el "poco de tiempo", el que transcurre entre el Milenio y el fin del tiempo para el planeta Tierra y sus habitantes.

Las revelaciones de Apocalipsis nos trasladan, a través de la “Dimensión del Tiempo”, al futuro para que conozcamos ambientes, entidades, conflictos e intervenciones divinas del "poco de tiempo".

¡Qué privilegio más incomparable el nuestro! Conocer, aunque sea en parte, lo que le pasará a nuestro mundo en la última fase de su existencia. Andar por el futuro como si este hubiese transcurrido ya. Observar y aprender. Presenciar los acontecimientos antes de que tomen lugar.

Esta experiencia asombrosa Dios la hace posible, recalcamos, a través de sus profecías, habiéndola planificado para nosotros para que estemos prevenidos y nos preparemos.

No se trata de adivinaciones, ni de un mundo inventado por la imaginación humana, sino de lo que prevé Dios mismo, pues las Escrituras revelan que él ha visto, de antemano, el desenlace de su obra; también el desenlace de las obras de los seres humanos, como además el de la obra de Satanás. Él imparte su conocimiento de lo que ha de venir a los sabios y entendidos de corazón. Repetimos: ¡que privilegio más grandioso el nuestro! Saber aprovecharlo al máximo lo hace la persona espiritual y madura.

A. El "poco de tiempo" es identificado para nosotros en Apocalipsis 20:3 y 20:7-9.

 

1. Satanás fue encerrado en el abismo "para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo" (Apocalipsis 20:3).

2. "Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra" (Apocalipsis 20:7-8). Satanás efectúa esta obra dañina en las naciones después de los mil años (el Milenio). Específicamente, la realiza durante el "poco de tiempo".

 

B. La duración del "poco de tiempo". En primer lugar, tomemos nota de que el vocablo “poco” es un adverbio de tiempo, por naturaleza relativo. Segundo, por los acontecimientos y circunstancias que lo distinguen, deducimos que el "poco de tiempo" no será un período comparativamente breve, por ejemplo, de unos pocos días, sino lo suficientemente largo para que Satanás engañe a las naciones, reuniéndolas en contra de Dios y su iglesia para el último gran conflicto, el de Armagedón. Razonemos.

 

1. Satanás engañará "a los reyes de la tierra en todo el mundo" (Apocalipsis 16:14), "a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra" (Apocalipsis 20:8). Subrayamos: "en todo el mundo""en los cuatro ángulos de la tierra", y no en un pequeño lugar de la tierra. Nos parece improbable que una obra diabólica de tal magnitud y alcance se lleve a cabo de la noche a la mañana, ni siquiera contando con las condiciones más favorables para ella. “…en todo el mundo…” “…en los cuatro ángulos de la tierra…” Dado que Judea, Samaria y Galilea ocupaban, en el Siglo I, un área más o menos del tamaño de la isla de Puerto Rico, no nos parece razonable aplicar estas expresiones solo a ella.

2. Observando la yuxtaposición del "poco de tiempo" con los "mil años", deducimos que aquel no sería un tiempo extremadamente corto, digamos de días nada más, o semanas, o siquiera meses, sino quizá de años, tal vez unos cuantos. El "poco" hace contraste con los "mil años" y toda la Era Cristiana.

 

C. Naturalmente, surge una pregunta interesantísima, a saber: ¿Estamos viviendo el "poco de tiempo" en la actualidad (primera mitad del siglo XXI)?

 

1. Aventuramos la siguiente respuesta. Las condiciones espirituales, sociales, políticas y económicas que prevalecen hoy por hoy en casi todo nuestro planeta enseñan que aún no estamos viviendo el “poco de tiempo”. Habiéndolas estudiado en el Capítulo Uno de este Análisis, durante nuestro emocionante "Viaje por la Dimensión del Tiempo", no volveremos a presentarlas de nuevo. Al lector que ponga en tela de juicio nuestra respuesta, le recomendamos, respetuosamente, auscultar aquella información con detenimiento y objetividad.

La convicción del que escribe es que, en definitiva, las condiciones que predominan en el presente no llenan la proyección divina de las que tipificarán el periodo del "poco de tiempo".

En particular, citamos como evidencia contundente la libertad de culto que aún disfruta la abrumadora mayoría de los moradores de la tierra, y también la vigencia actual en la mayoría de los países de leyes constitucionales contra la persecución religiosa.

2. Conclusión. Para la tierra y sus habitantes, el “poco de tiempo” aún es futuro. Miremos, pues, hacia el futuro, hacia ese lapso corto de tiempo que precede, inmediatamente, la Segunda Venida de Cristo y el fin del universo.

3. ¿Cuán lejos de nosotros es el "poco de tiempo"? ¿Acaso se aproxima ya?

 

a) Fijar alguna fecha con precisión exacta no lo podemos hacer. No habiéndolo hecho Dios mismo, ¿con qué justificación osaría hacerlo este servidor, o cualquier otro ser humano? Proclamar fechas específicas para eventos profetizados, por ejemplo, la Segunda Venida de Cristo, lo hacen falsos maestros, falsos profetas, falsos apóstoles.

b) Pero, algo sí podemos saber: que aun en estos días de paz y libertad para casi todo el pueblo de Dios, los partidarios de Satanás están obrando abierta y agresivamente, sembrando afanosa y aceleradamente las malas semillas del ateísmo, humanismo, evolución y otras filosofías opuestas a la religión en general, y al cristianismo en particular, cultivando ellos asiduamente las enredaderas venenosas nacidas.

Crecidos, florecidos y multiplicados en gran escala estos nocivos bejucos, bien pueden sofocar la delicada planta llamada "Libertad Religiosa", produciendo en el futuro, tal vez no muy lejano, una "sociedad universal" bajo el manto de todos los “ismos” perversos habidos y por haber, incluso el satanismo y demás ciencias ocultas. En fin, una “Sociedad o cultura mundial” gobernada esencialmente por lo maligno en todas sus formas, ya sean llamativas y deseables, ya repugnantes y asquerosas.

c) En la porción de este Análisis donde abordamos las causas principales que desembocan en la terminación del Milenio, estudiaremos con más detenimiento las maquinaciones malévolas de las personas del presente cuya agenda es el derrocamiento de Dios, su iglesia y el código moral implantado por Cristo. (Ver el “Contenido” de este Análisis.)

 

D. Conforme a las “Siete agrupaciones distintas de profecías apocalípticas”, el periodo del "poco de tiempo" será un tiempo terrible de severos conflictos espirituales, plagas y catástrofes planetarias. Todo culminará con la intervención espectacular de los "ejércitos celestiales" de Dios, los cuales derrotarán, de una vez para siempre, las fuerzas de maldad, consumándose así "el misterio de Dios" (Apocalipsis 10:7) y "la ira de Dios" (Apocalipsis 15:1).

 

1. Afirmamos que la intervención de los “ejércitos celestiales” será literal (real), y la destrucción final de los enemigos de Dios y del universo será literal (realmente va a pasar).

2. La intervención de las fuerzas celestiales no es meramente figurativa; tampoco la destrucción final de los enemigos de Dios y del universo.

3. Este cuadro apocalíptico de un fin violento y literal (real), por sombrío y espantoso que nos parezca, concuerda perfectamente con los demás textos proféticos de la Biblia sobre el fin del universo material. A continuación, apuntamos estos textos, ennegreciendo las expresiones que ponen de relieve el fin violento y literal.

 

a) 2 Pedro 3:7. "Pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos." Veremos que su “perdición” no es solo espiritual sino también física.

b) 2 Pedro 3:10. “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas."

c) 2 Pedro 3:12. "Los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán."

d) Hebreos 12:26-27. "Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo. Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles."

e) 2 Tesalonicenses 1:7-8. "Cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios..."

f) Romanos 2:5-9. "Atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios... ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad... tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo."

g) Mateo 24:30. "Entonces, aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria."

h) Lucas 21:25-26. “Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olasdesfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas.” Lucas 21:35-36. “Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra. Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.”

i) 2 Tesalonicenses 2:8. “Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida.”

j) Apocalipsis 19:21. “Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.”

4. Hacemos un alto para preguntar: Estimado lector, ¿concuerda la visión suya del fin del universo con la que se presenta en estos pasajes y en los textos de Apocalipsis?

a) ¿Cree usted en un fin violento y literal para el universo material?

b) ¿Comprende usted por qué la consumación ha de ser así?

c) ¿Comprende por qué el Señor viene "en llama de fuego"con gran ira y enojo, para dar retribución?  

 


 

Observaciones del autor. Más importante aún que el estudio de "Apocalipsis" es el de la "sana doctrina" fundamental revelada en su totalidad por el Espíritu Santo (Juan 16:13).

"Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren" (1 Timoteo 4:16). 

"Cualquier que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo" (2 Juan 9).

Una anomalía curiosa y preocupante de nuestra época es el afán que manifiestan muchos creyentes, incluso predicadores, evangelistas y pastores, por "Apocalipsis" y otros textos proféticos, sin haber aprendido ellos siquiera "los rudimentos de la doctrina de Cristo" (Hebreos 6:1), por ejemplo, que el bautismo bíblico es por inmersión y "para perdón de los pecados" (Hechos 2:38; 8:34-40). 

"Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre... Y entonces los declararé: Nunca os conocí..." (Mateo 7:22-23). ¿Y por qué "nunca"? Obviamente, porque jamás llegaron a creer y bautizarse como ordena Cristo en la Gran Comisión, diciendo: "El que creyere y fuere bautizado, será salvo..." (Marcos 16:15-16).

Estimado estudioso de las Sagradas Escrituras, respetuosamente le animamos a escudriñar no solo Apocalipsis sino a estudiar detenidamente las Doctrinas fundamentales del evangelio.

 


 

Próximo. Capítulo Dos. Parte 2. “Tres espíritus inmundos a manera de ranas” Renachote, Croarco y Renacito.

Índice de todo el Capítulo Dos

 

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