¿Diezmos en la Iglesia?

Los casos de…

Melquisedec, Abraham y Cristo

Melquisedec bendice a Abraham, y después este patriarca entrega a Melquisedec el diezmo del botín de guerra, pintura que ilustra el tema Melquisedec, Abraham y Cristo diezmaron: diezmos en la iglesia.

¿Debemos los cristianos diezmar porque Abraham diezmara?

Análisis de Hebreos 7:1-10 y Génesis 14:17-20

INTERCAMBIO 

Carta del hermano Fernando.

“Estimado hermano en Cristo Jesús:

He leído su estudio sobre los diezmos. Quería comentarle que en carne propia he sufrido, y mi familia también, los atropellos de esta falsa doctrina. Particularmente aborrezco el escuchar predicar la LEY DEL DIEZMO. En el sentido de que en muchos lugares se enseña que está antes que pagar deudas atrasadas, impuestos, ayudar a algún necesitado, o muchos se sienten en pecado porque justo antes de fin de mes, antes de cobrar su sueldo se les enferma un hijo, acuden al médico, este les receta un medicamento; y se siente mal si ese mes no pueden diezmar porque no les alcanzó para cubrir esos gatos que no estaban previstos. Me alegra que hermanos puestos en autoridad anuncien estos temas. Yo conocí a Cristo en una iglesia llamada Pentecostal, llena de doctrinas de hombres. En mi ciudad no hay iglesias para elegir. A través de la oración de muchos hermanos, que entendían lo que sucedía, las cosas empezaron a cambiar. Hoy en día ya no se habla de pentecostalismo, pero quedó, todavía, lo de la Ley del Diezmo. Amo a mi Pastor, así que oro para que pueda entender, así como entendió otras, que el cristiano no está bajo el paquete de la Ley. Le comento esto porque aunque quizás confundido es un hombre de Dios, que cuando se da cuenta de su error pide perdón en público y sigue adelante.

Algo que quería compartir con usted, si me lo permite, es que sin embargo creo que hay una bendición bíblica en el diezmo (siempre y cuando no haga de esto una ley para mi prosperidad personal, o forma de vida). Pero me gustaría citarle lo siguiente (con todo respeto, y sin querer entrar en ningún tipo de contienda): "Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas" (Hebreos 7: 6). Se fijó que dice bendijo al que ya tenía las promesas. ¿Se puede interpretar que Cristo bendice con bendiciones "adicionales" a los que ofrecen los diezmos? La paternidad de la epístola de los Hebreos normalmente, he sabido que se la atribuyen a Pablo. ¿Puede ser que, en caso de que sea una revelación, que él trasmitiera a los hebreos que Cristo recibía los diezmos, y no a los gentiles por miedo de que a través de esto le infiltraran las enseñanzas de la LEY?

Me gustaría que me conteste. Lo saluda, deseándole las más ricas bendiciones.

Fernando. Argentina.” 

Comentarios y explicaciones

Estimado hermano Fernando:

Gustosamente responde este servidor a sus planteamientos, expresados con delicadeza y lógica, en torno a los diezmos.

En primera instancia, aclaro que personalmente no miro mal a ningún cristiano que decida dar voluntariamente el diezmo de sus ingresos o bienes, haciéndolo no para guardar el Antiguo Testamento, ni esperando que Dios “lo multiplique diez veces”, sino por generosidad desinteresada. Al contrario, admiro a tal dador desprendido, por su amor hacia Dios y la iglesia.

Referente a Hebreos 7:6, escribe usted: “Se fijó que dice bendijo al que ya tenía las promesas. ¿Se puede interpretar que Cristo bendice con bendiciones ‘adicionales’ a los que ofrecen los diezmos?” Examinemos Hebreos 7:1-10 para nuestra mutua edificación.

 

Hebreos 7:1-10 Génesis 14:17-20

Hebreos 7:1-4 dice: “Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz... permanece sacerdote para siempre. Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aun Abraham el patriarca dio diezmos del botín”. 

Según algunos maestros de la Biblia, este texto se presta para formular el siguiente argumento a favor de diezmos en la iglesia:

A. Melquisedec era tipo de Cristo, siendo “hecho semejante al Hijo de Dios” (Hebreos 7:3). Cristo “fue declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec” (Hebreos 5:10 ).

B. Abraham “dio diezmos del botín” a Melquisedec (Hebreos 7:4)

C. “Los que son de fe (los cristianos), éstos son hijos de Abraham” (Gálatas 3:7).

D. Por lo tanto, los cristianos debemos dar diezmos a los siervos de Cristo en la tierra.

 

¿Es válido este argumento?

     

Consideremos algunos hechos y circunstancias que quizás invaliden el argumento.

1. Melquisedec era un “sacerdote de Dios” que vivía en la tierra cuando “tomó de Abraham los diezmos” (Hebreos 7:6).

a) Cristo, del linaje sacerdotal de Melquisedec, vivió en la tierra, pero ni siquiera durante el tiempo de su ministerio muy activo y sacrificado exigió diezmos de sus discípulos, no insinuando nunca que se los pagaran.

b) En la actualidad, Cristo es sumo sacerdote de su pueblo espiritual, la iglesia, pero él se encuentra en el cielo, no estando presente corporalmente en la tierra para recibir diezmos.

Se replica que sus siervos sí están en la tierra para recibirlos. Pero, observamos que la comparación hecha en Hebreos 7 es entre Cristo y Melquisedec, y no entre “los siervos” de Cristo y “los siervos” de Melquisedec. De hecho, en los pasajes de la Biblia que tratan de Melquisedec no hay indicación alguna de que hubiese “otros sacerdotes” que sirvieran bajo su mando con derechos de recibir diezmos.

c) Melquisedec no es tipo de los “pastores” o “evangelistas” de las iglesias sino del sumo sacerdote Jesucristo. Por lo tanto, ni pastores ni evangelistas tienen derecho de apelar al ejemplo de él en particular, reclamando diezmos porque él los recibió. Definitivamente, no están en la misma categoría con él.

2. Curiosa y significativamente, ¡el Espíritu Santo no hace el argumento que estamos analizando! Si los cristianos estamos en el deber de diezmar porque Abraham diera diezmos a Melquisedec, ¡perfecta y magnífica oportunidad perdió el Espíritu Santo para declarárnoslo inequívocamente en Hebreos 7, en el contexto de sacerdotes y diezmos! Sin embargo, lejos de aprovechar el tema para imponer diezmos a la iglesia, el autor de Hebreos sigue adjudicándoselos a los sacerdotes levitas.

a) “Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley” (Hebreos 7:5).

(1) “Reciben… tienen”: verbos del tiempo presente; “tiempo presente” sí, qué conste, para el tiempo cuando se compuso el libro de Hebreos, a saber, en el siglo I de la Era Cristiana, antes de la destrucción del templo judío en Jerusalén por los romanos en el año 70 d. C. Aún existía aquel templo cuando fue escrito Hebreos; aún oficiaban en él los sacerdotes levíticos; ¡aún recibían diezmos de los judíos que seguían bajo el Antiguo Testamento, rechazando a Cristo como el Mesías! 

“Reciben… diezmos según la ley.” ¿Cuál ley? Claro, la antigua ley de Moisés que autorizaba el sacerdocio levítico y los diezmos para su sostenimiento. No, en definitivo, según la nueva “ley de Cristo” (1 Corintios 9:21), en la que no figura ordenanza alguna sobre dar diezmos los cristianos.

(2)  De estar diezmando religiosamente todos los cristianos del siglo I, ¿por qué no relacionar la IGLESIA con Melquisedec en lugar de relacionar con él a Leví y sus hijos? Entonces, el versículo cinco leería:

“Ciertamente los pastores y evangelistas tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la nueva ley, es decir, de sus hermanos, aunque éstos también sean hijos espirituales de Abraham”.

La ausencia de tal enlace en el texto constituye una evidencia circunstancial fuertísima de que los cristianos del siglo I no diezmaban, ¿no le parece? El texto enfoca a Leví y sus hijos, y no a la IGLESIA, énfasis inexplicable de estar dando diezmos toda la iglesia de aquellos tiempos.

b) “Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales” (Hebreos 7:8). ¿Cuáles hombres mortales?

¡Cuán excelente ocasión para declarar el Espíritu Santo: “Y aquí ciertamente reciben los diezmos los apóstoles, profetas, pastores y evangelistas de la iglesia”!

Pero bien se entiende que a ellos no se alude sino a los sacerdotes levíticos que seguían oficiando en el templo judío, confirmándolo Hebreos 7:9, donde se dice: “Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los diezmos”, es decir, que sigue recibiéndolos. En el asunto de “diezmos”, de nuevo están en primera plana los sacerdotes levíticos del primer siglo, ¡y NO la IGLESIA del Señor! ¿Por qué? La única conclusión razonable es que LA IGLESIA de los tiempos apostólicos NO DIEZMABA, no recibiendo diezmos de la iglesia los apóstoles, profetas, pastores o evangelistas.

c) ¿Por qué no se vale el Espíritu Santo del tema para enseñar, directamente o por implicación, diezmos en la IGLESIA? Sin duda, porque el paradigma de “sacerdotes sostenidos por diezmos” fue clavado en la cruz, no renovándose en el Nuevo Testamento. “Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley” (Hebreos 7:12).

¿Componen los pastores, profetas y evangelistas de la iglesia un nuevo sacerdocio con derechos a diezmos? Al parecer, eso mismo es lo que pretenden muchos. Mas, sin embargo, el que conoce bien “la ley de Cristo” (1 Corintios 9:27) sabe que TODOS los MIEMBROS fieles de la IGLESIA somos el nuevo “SACERDOCIO SANTO, para ofrecer sacrificios espirituales” ; TODOS somos el nuevo “REAL SACERDOCIO” (1 Pedro 2:4-9).

De manera que en la iglesia verdadera regida por el Nuevo Testamento ¡no existe una nueva clase sacerdotal de líderes! El sacerdocio levítico no tiene su contraparte en la iglesia del Nuevo Testamento. 

Al escudriñar todo el Nuevo Testamento, queda muy evidente que los apóstoles, profetas, pastores y evangelistas del siglo I no se concebían oficiales espirituales con derechos implícitos a diezmos. ¿Quién de ellos pide o impone diezmos? ¡Ninguno! Se afirma su “derecho” de vivir del evangelio (1 Corintios 9:1-15), o de recibir “salario” (2 Corintios 11:8), pero nunca apelan a “diezmos”, circunstancia sumamente extraña de contar ellos con la autoridad de imponer el diezmo en la iglesia.

Hebreos 7:6. “Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas.”

1. Quienes abogan por diezmos en la IGLESIA suelen aseverar que la práctica de diezmar antecede la Ley de Moisés ya que Abraham vivió y diezmó centenares de años antes de que fuese dado el Antiguo Testamento en el monte Sinaí. Se deduce que los cristianos también deberíamos diezmar.

Pero, la misma línea de argumentación nos obligaría a levantar altares de piedra y sacrificar animales, pues Abraham lo hizo siglos antes de la Ley Mosaica y nosotros los cristianos, siendo “linaje de Abraham” (Gálatas 3:29), debemos imitar su ejemplo. Sin embargo, ningún cristiano en sus cabales trae o apoya semejante argumento. Entonces, ¿con qué lógica sostenerlo a favor de diezmos, pero no en pro de altares y el sacrificio de animales? La falacia de tal posición doctrinal la percibe de inmediato toda mente objetiva en el análisis.

No por ser nosotros los cristianos hijos espirituales de Abraham tengamos que imitar literalmente todas las acciones de aquel patriarca que señalaban hacia Cristo, por ejemplo, edificar un altar y sacrificar un carnero en lugar de un hijo (Génesis 22). De cierto, Abraham “tenía las promesas”, pero por tenerlas él ¿estamos los cristianos en el deber de diezmar? Tal clase de enlace entre “promesas” “diezmos” no se forja en la Biblia.

2. ¿Cuántas veces diezmó Abraham? ¿Cada semana, cada mes o cada año? ¿O cada tres años para el sostenimiento del sacerdocio, como en el caso del pueblo de Israel? ¿Daba Abraham continuamente el diezmo? No hay constancia alguna de semejante práctica en su vida, siendo el diezmo dado a Melquisedec el único registrado en la historia de aquel ilustre patriarca.

Pero, supongamos que Abraham siguiera diezmando: ¿a quién o a quiénes hubiese entregado sus diezmos? ¿Siempre volvería a Salem (Jerusalén) llevando sus diezmos a Melquisedec? ¿O mandaría algún siervo que se los llevara? ¿Acaso hubiera otros sacerdotes de Dios en Canaán que recibieran los diezmos de Abraham? De haber Dios ordenado a Abraham a seguir diezmando todos los años, ¿cómo explicar el silencio del relato bíblico al respecto? Silencio que, efectivamente, rinde vacías semejantes suposiciones.

3. ¿De qué dio Abraham diezmos a Melquisedec? La respuesta bíblica: “De todo” dice Génesis 14:20; “del botín”, aclara Hebreos 7:4. No de todos los bienes en su haber sino solo “del botín” de guerra, “de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban”. Génesis 14:17. Por lo tanto, ¿basta con que los cristianos demos diezmos una sola vez, y, eso, no de todos nuestros bienes o ingresos sino solo de algún negocio o inversión particular?

4. ¿Ordenó Dios a Abraham a entregar a Melquisedec los diezmos “del botín”? No hay evidencia alguna a favor de semejante deducción. Abraham lo hace voluntariamente, y si algún hijo espiritual de él del tiempo presente quiere diezmar voluntariamente, pues ¿quién se lo prohíbe? Con todo, a tal “hijo” (cristiano) le convendría determinar sabiamente a quién entregar sus diezmos, a no ser que se los dé a un obrero fraudulento o a un pastor que enseñe doctrinas contrarias a “la doctrina de Cristo” (Hebreos 6:1).

5. ¿Pidió Melquisedec a Abraham los diezmos “del botín”? ¿Ordenó a Abraham a dárselos? ¡En ningún momento! Sin embargo, los pastores, profetas y evangelistas de muchas iglesias y concilios actuales no se cansan de pedir diezmos, de exigirlos a pena de excomulgación, de pronunciar anatemas sobre quienes no los den, de llamar a los tales “ladrones” y aun “blasfemos”, o de condenarlos al infierno. Entre los temas más comunes en los púlpitos de no pocas iglesias figura el de “diezmar”.

6. ¿Dio Abraham diezmos a Melquisedec motivado por la esperanza de recibir a cambio muchas bendiciones? Según el relato de Génesis 14:18-20¡Melquisedec bendice a Abraham ANTES de este darle los diezmos “del botín”! ¡ANTES!

“Entonces Melquisedec, rey de Salem, y sacerdote del Dios altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo.”

¿Cuándo? ¡Después de la bendición! No con miras a recibirla, sino habiéndola recibido ya. Y la recibió con “pan y vino” (Génesis 14:18).

¿Por qué no siguen los pastores del presente el ejemplo de Melquisedec, dando a los diezmadores “pan y vino” juntamente con “la bendición” que pronuncien sobre ellos? ¿Quién duda de que en cualquier momento algunos implementen la práctica con tal de recaudar más diezmos? A estas alturas, para no pocos pastores y evangelistas el amor a los diezmos es ya una obsesión.

7. ¿Bendijo Melquisedec a Abraham porque este le diera los diezmos “del botín”? Ya lo hemos resaltado: Melquisedec pronunció la bendición antes de recibir los diezmos. La bendición se pronuncia no por los diezmos recibidos sino porque Abraham fue el instrumento usado por Dios para derrotar a sus “enemigos”. Cuidado nosotros de alterar los hechos o el enfoque del encuentro y de la bendición. 

“Bendito sea Abram … y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano” (Génesis 14:19-20). Melquisedec no dice “Bendito sea Abram por los diezmos del botín que él me ha dado”. Claramente, la bendición no está ligada a los diezmos sino a la victoria de Abraham sobre los enemigos. Algunos amadores o defensores de diezmos vinculan las “bendiciones” al cumplimiento de la supuesta “ley del diezmo”. Lo cierto es que no lo hizo Melquisedec, ni lo hace el Espíritu Santo en el Nuevo Testamento.

Hebreos 7:6 dice que Melquisedec “tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas”. Analicemos correctamente: el texto no dice “Melquisedec tomó de Abraham los diezmos, y como recompensa por los diezmos recibidos bendijo al que tenía las promesas”. Más bien, identifica dos acciones distintas, no siendo la segunda (“bendijo”) consecuencia o fruto de la primera (“tomó… diezmos”). Certeramente, se nos enseña en Génesis 14:19-20 que la bendición pronunciada por Melquisedec no se condicionó en los diezmos.

 

Sobre promesas, diezmos, las ofrendas voluntarias y bendiciones.

Sin tener este servidor el propósito de profundizar mucho en el tema de la fe tal cual expuesta por el apóstol Pablo en su epístola a los gálatas, al leer atentamente la carta aprendemos que las bendiciones prometidas a través de Abraham las recibimos por la fe, no en virtud de diezmar. La promesa hecha a Abraham fue: “En ti serán benditas todas las naciones”. Y en Gálatas 3:8-9 el cumplimiento se define mediante la explicación: “De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham”, añadiéndose en el 3:14: “...para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.

Así que, la bendición de Abraham que llega para los cristianos fieles llega por la fe, y no, en definitiva, a consecuencia de dar diezmos.

En el Nuevo Testamento se anuncian abundantes bendiciones para el cristiano generoso

“El que siembra generosamente, generosamente también segará.” 2 Corintios 9:6 

“Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra.” 2 Corintios 9:8

“Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad.” 2 Corintios 9:10-11

Ni la fraseología ni el contexto de estos pasajes justifican interpretar estas bendiciones solo dentro del marco de lo material.

Tomemos nota: ¡estas grandiosas bendiciones no se pronuncian para el diezmador que se considere obligado a diezmar “indefectiblemente”, sino para los cristianos que se identifican en 2 Corintios 9:7. “Cada uno dé como propuso en su corazón; no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.” ¿Se da cuenta usted, querido lector, respetada lectora?

El apóstol Pablo no manda: “Cada uno dé el diezmo”, sino: “Cada uno dé como propuso en su corazón. El que propone en su corazón dar el diezmo, que lo dé “no con tristeza, ni por necesidad” sino voluntariamente, no imponiendo su criterio a ningún otro miembro de la iglesia. El que propone en su corazón dar más del 10%, que lo dé alegremente, sin hacer sentir mal a los menos afortunados. El que por su humilde condición no puede dar tanto, pues, entonces, que dé lo que pueda, sin añadir aflicción o culpabilidad a su espíritu por no poder dar más, pues no está obligado a diezmar. Otros textos del Nuevo Testamento respaldan estas enseñanzas.

2 Corintios 8:12. “Porque si primero hay la voluntad dispuesta, será acepta según lo que uno tiene, y no según lo que no tiene.”

1 Corintios 16:1-2. “En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.”

Preguntas contestadas

Estimado hermano Fernando, usted pregunta: “¿Se puede interpretar que Cristo bendice con bendiciones "adicionales" a los que ofrecen los diezmos?” Respondemos que, a la luz del análisis de Hebreos 7:1-10 y Génesis 14:17-20, no discernimos ninguna relación particular entre “diezmos” y “bendiciones” en los casos de Abraham y Melquisedec. Por ende, demás sería ilusionarnos con semejante esperanza en el tiempo presente, y menos todavía dado que ninguna ordenanza sobre diezmar se encuentra en el código doctrinal del Nuevo Testamento.

También pregunta usted: “¿Puede ser que, en caso de que sea una revelación, que él (Pablo) trasmitiera a los hebreos que Cristo recibía los diezmos, y no a los gentiles por miedo de que a través de esto le infiltraran las enseñanzas de la LEY?”

A la verdad, Cristo nunca recibía él mismo los diezmos de nadie, ni se los pedía a nadie, ni tampoco mandó, bien sea por ordenanza o alguna inferencia necesaria, que los cristianos de cualquier categoría los dieran a cualquier predicador, pastor o sacerdote.

Tanto los apóstoles como gran parte de los pastores (vocablo sinónimo de ancianos u obispos), profetas y evangelistas de la iglesia primitiva eran hebreos. Sin embargo, no hay evidencia concreta alguna de que siquiera uno de ellos reclamara, exigiera, enseñara o recibiera diezmos. Ya confirmamos que Hebreos 7:1-10 no constituye tal evidencia. Al contrario, algunas circunstancias ya señaladas en referido pasaje nos llevan a la conclusión de que la iglesia del siglo I no diezmaba, ni la parte hebrea ni la parte gentil de la iglesia. Tengamos presente en todo momento que Melquisedec no pedía ni exigía diezmos. Tampoco Jesucristo. Recapitulando: el que Melquisedec los recibiera como una aportación voluntaria de parte de Abraham no significa que Cristo autorice a los pastores, profetas o evangelistas de la iglesia a pedirlos o demandarlos. 

Amado, de encontrar usted fallas en este estudio le ruego me las señale, ya que mi ferviente deseo es el de siempre enseñar la pura verdad del Señor.

Para servirle en el amor de Cristo,

Homero Shappley de Álamo

 


 

El Diezmo: una verdad irrefutable. Estudio detallado y testimonio personal por Daniel R. Neveu Pedreros, de Temuco, Chile. Once capítulos.

Refutando la doctrina del diezmoDe la serie: La iglesia y sus finanzas. Por Wuiston Medina.

DIEZMOS y OFRENDAS. ¡Los diezmos del Antiguo Testamento fueron abolidos! Rigen leyes distintas en el Nuevo Testamento. Cuarenta y un preguntas sobre diezmos y ofrendas voluntarias contestadas con textos de la Biblia.

 

  

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