La organización de la iglesia concebida por Dios el Padre y establecida por su Hijo Jesucristo

Estudios e intercambios en esta Web sobre el rol de la mujer en la iglesia

 

El ministerio de la mujer,
por el Dr. Pablo Caballero.

Análisis

 

Graves defectos de interpretación encontrados

 

Esta pintura de la jueza y profetisa Débora identifica El ministerio de la mujer, por el Dr. Pablo Caballero- Análisis, en editoriallapaz.org.

 

Una pintura de la jueza y profetisa Débora. Jueces 4:4. “Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidot…” El Sr. Pablo Caballero, en su escrito El ministerio de la mujer, presenta el caso de Débora como evidencia que sostenga su argumentación a favor de pastoras y predicadoras en la iglesia, no tomando en cuenta el hecho de vivir aquella jueza-profetisa más de mil años antes del establecimiento de la iglesia y bajo una ley socio-moral-religiosa, a saber, el Antiguo Testamento, muy diferente al Nuevo Testamento. El rol de la mujer en la iglesia lo define este Nuevo Testamento, y no aquel Antiguo clavado en la cruz.

 

“Examinado todo; retened lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:21).

“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo” (1 Juan 4:1).

Copiamos electrónicamente el escrito por el Dr. Pablo Caballero, sin corregir los errores de ortografía, sintaxis, gramática, etcétera. Para que este Análisis no ocupe tanto espacio, extrajimos el texto del escrito del marco en el que se presentó en Internet.

El texto del Dr. Caballero aparece en letra itálica entre comillas.

Nuestras aportaciones se intercalan en el texto. 

From: Dr. Pablo Caballero

To: [email protected]

Sent: Friday, September 28, 2007 7:38 AM

Subject: El Ministerio De La Mujer (Estudio Biblico)

Ministerios Ungido 

Dr. Pablo Caballero                                                                 www.ungido.org

Estudio Biblico--El Ministerio De La Mujer

Toda Referencia Biblica es tomada de la version Reina-Valera 1960.

“INTRODUCCION

Racismo

El racismo es una actitud  que nace en el corazon a raiz de una opresion demoniaca.  La persona que esta bajo el sufrimiento de esta opresion no se da cuenta de su racismo debido a la naturaleza de este tipo de demonio que ciega a su victima bajo una pasion diabolica.

Este tipo de sentimiento tiene su formacion en el momento que la persona comienza a sentirse o creerse superior a otro ser humano.  Asi, para afirmar su creencia, se encuentra en la necesidad de menospreciar a otro individuo.

El espiritu inmundo de racismo reacciona de una forma muy parecida al espiritu inmundo de religion cuando este es atacado.  Su respuesta al ataque es el provocar ira en la persona infundiendole el temor a que su base de defensa le sea quitada.  Por ejemplo, una persona que sufre este tipo de opresion puede estar sintiendo al leer estas lineas odio o una fuerte mala voluntad hacia mi persona aun sin entender o razonar el por que.  La manifestacion mas fuerte viene cuando la persona es confrontada con la verdad de la Palabra.  Ya que precisamente la Verdad es quien lo destruye y hace libre a la persona oprimida.”

-Observaciones preliminares nuestras

1.  ¿Con qué lógica introducir un estudio sobre “El ministerio de la mujer” con el vocablo “racismo”, como si fueran las mujeres una “raza” y los varones “otra raza distinta”. ¿Acaso confundiera el Dr. Caballero “racismo” con “discriminación sexual”? Quien entiende estos términos comprende que se puede “discriminar contra el sexo opuesto” sin ser “racista” de modo alguno, y viceversa. ¿Qué importancia tiene este asunto? La siguiente, a nuestro entender: descubre confusión de conceptos, ideas y terminología en la mente del autor, y esta confusión pone en tela de juicio su capacidad para manejar el tema con la debida destreza. No sentimos ninguna satisfacción al hacer esta observación. Simplemente, expresamos un hecho, una realidad, que todo estudioso imparcial percibe enseguida. No sentimos “ira” o “mala voluntad” contra el Dr. Caballero. Dios es nuestro testigo. Mas bien, sentimos tristeza y preocupación.

2.  Asumimos que el escritor Pablo Caballero tenga un “doctorado” legítimo, pues se identifica como el “Dr. Pablo Caballero”. Esperaríamos que tal persona razonara con toda lucidez y escribiera sin cometer infinidad de errores ortográficos, etcétera. Esto lo observamos no para ofender personalmente al Dr. Caballero, o desprestigiarlo, sino porque el maestro o predicador de temas bíblicos que no razona lógicamente, ni domina su materia, ni sabe expresarse con claridad, desprestigia a Cristo y su iglesia verdadera. En la actualidad, el desprestigio que están sufriendo las iglesias, sus ministros y el cristianismo en general es alarmante en grado sumo. Y la ineptitud intelectual de muchos “ministros, pastores, evangelistas, auto proclamados profetas, apóstoles”, etcétera, contribuye sustancialmente al desprecio que manifiestan crecientes multitudes de personas. Por tal razón, entre muchas, conviene hacer caso a la admonición de Santiago 3:1. “Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.” Pero, ni modo. Vivimos el tiempo profetizado cuando no sufren “la sana doctrina, sino que” amontonan “maestros conforme a sus propias concupiscencias” (2 Timoteo 4:3). De todos modos, el título “Doctor” no nos impresiona, como tampoco cualquier otro titulo religioso, habiéndonos instruido Jesucristo a renunciarlos (Mateo 23:1-12).

3.  Lo de no darse cuenta la persona de su racismo debido a una supuesta “opresión demoníaca” parece ser una apreciación que no se ajuste a la realidad, pues conforme a nuestras experiencias los racistas se dan perfecta cuenta de que son racistas, soliendo muchos proclamarse como tal a todo pulmón. Obsesionarse con “demonios, posesión demoníaca, pasión demoníaca, opresión demoníaca”, error grave que cometen muchísimos maestros religiosos, trastorna la maquinaria intelectual del entendimiento, y hace que mucha gente, aun de buen corazón, los tenga por desquiciados. Esto también resulta en más desprestigio para Cristo, su evangelio y la iglesia. Desprestigiándose los acusados todavía más, y por ende a la causa que pretenden servir, se glorían en ser “perseguidos”, mofándose de sus “burladores”. En lo concerniente a los demonios, posesión demoníaca, etcétera, recomendamos los estudios al respecto en www.editoriallapaz.org/demonios_desglosedelecciones.htm.

 

“Juan 8:31-32. ‘Dijo entonces Jesus a los judios que habian creído en el: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, sereis verdaderamente mis discipulos; y conocereis la verdad y la verdad os hara libres.’ Notemos que cuando Jesus estaba declarando que la verdad les haria libres, se lo estaba diciendo a personas que habian creido en el.  A los endemoniados, Jesus no les hablaba dandole explicaciones sino que los reprendia directamente.  Pero una persona que ya ha creido en Jesus no esta endemoniada pero si es posible que todavia este con ataduras en su vida, estas ataduras no se quitan reprendiendo sino enseñando. El negar o despreciar el ministerio de la mujer es una clara manifestacion de racismo.  En este estudio, veremos en una forma sencilla como Dios mismo llamo a la mujer a servirle y como su hijo le dio el lugar que el hombre le negaba.”

-Aclaración nuestra sobre la afirmación “El negar o despreciar el ministerio de la mujer es una clara manifestación de racismo”. En primer lugar, ningún conocedor de las Sagradas Escrituras niega o desprecia absolutamente “el ministerio de la mujer”. La cuestión clave gira en torno a qué ministerio o rol es el que Dios asigna a la mujer en la iglesia. En segundo lugar, ninguna restricción aplicada a ministerios, bien sea de mujeres o de varones, no debería catalogarse de “clara manifestación de racismo”. Pudiera ser “discriminación sexual”, ¡pero jamás “racismo”!, no constituyendo las mujeres o los varones “razas” distintas.

“I. DEBORA COMO PROFETA DE DIOS.

El gobierno en el tiempo biblico de los jueces es un perfecto ejemplo de un gobierno Teocratico.  La palabra Teocratico esta compuesto por Teo que en el griego quiere decir Dios y cratico que quiere decir gobierno.  Por ejemplo, la palabra democratico, quiere decir demo que es pueblo y cratico que es gobierno, o sea un gobierno por la voluntad del pueblo.  Pero Teocratico quiere decir un gobierno por la voluntad de Dios.

En una Teocracia, Dios es quien pone al lider de su pueblo, esto no por votaciones ni tampoco por sistemas del hombre como echando suerte a ver quien sale.  Sino que la forma en que el pueblo ve que Dios ha escogido a su lider es porque se ve claramente la mano del Señor respaldandole.  En otras palabras, los dones del Señor fluyen en su vida y aunque no podamos con exactitud explicar el por que, la mayoria reconoce su ministerio como un enviado de Dios.  Este reconocimiento no viene por imposicion ni porque tenga que ser asi ya que alguien lo nombro como lider, sino que quien lo nombra es porque reconoce claramente el llamado de Dios sobre su vida.  En una Teocracia, el pueblo obedece al lider voluntariamente, no porque el lider tenga con que obligarlo (a diferencia de un rey o un presidente) sino porque la persona siente que debe seguir la guianza de esta persona como quien tiene Palabra de Dios.

Jueces 4:4 Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidot…’ Debora fue escogida directamente por la mano de Dios para servirle como Juez de su pueblo y como su propia voz (profeta) delante de ellos.  Noten, que no era el esposo de Debora quien gobernaba, sino Debora.  Estoy seguro que en su casa ella era una excelente esposa.  Pero eso no quita el ministerio que Dios le ha dado a la mujer.”

-Comentarios concisos nuestros sobre esta porción del estudio escrito por el Dr. Pablo Caballero.

1.  El pueblo de Israel según la carne era una nación terrenal que existía durante la Época Mosaica, y su ley fue el Antiguo Pacto promulgado en el monte de Sinaí. Este sistema duró hasta que Dios clavara en la cruz aquel pacto mosaico, cambiando el sacerdocio y la ley. “Cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley” (Hebreos 7:12). A diferencia, la iglesia fundada por el Señor es un reino espiritual perteneciente a la Era Cristiana y regido por el Nuevo Pacto de Cristo. “Mi reino no es de este mundo… mi reino no es de aquí” (Juan 18:36). No tener presente estas distinciones elementales resulta en interpretaciones y aplicaciones desacertadas en todo lo concerniente a la organización y el culto de la iglesia, no exceptuándose los ministerios de hombres y mujeres, el sostenimiento económico y la misión de la iglesia. Así que, el ministerio de la mujer en la iglesia lo hay que encontrar expuesto en el Nuevo Testamento, y no en el Antiguo Pacto.

2.  Durante la infancia de la iglesia, etapa durante la que el Espíritu Santo iba revelando “toda la verdad” a los apóstoles (Juan 16:13) y no estaba disponible todo el Nuevo Testamento en formato escrito, “puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas” (1 Corintios 12:28). Madurando la iglesia y llegando “lo perfecto”, es decir, el completo conocimiento del Nuevo Pacto, los dones sobrenaturales cesaron (1 Corintios 13:8-13). Desde aquel tiempo en adelante, Dios no seguía poniendo directamente líderes en la iglesia. En su revelación de “toda la verdad” mediante el Espíritu, dejó establecidas directrices y ejemplos para la organización de cada congregación (Hechos 14:23; Tito 1:1-10) y la selección de futuros evangelistas (2 Timoteo 2:2). De manera que en la actualidad, en congregaciones regidas estrictamente por el Nuevo Testamento, se constituyen evangelistas, maestros, maestras, ancianos (obispos) y diáconos de acuerdo con las instrucciones divinas en el Nuevo Testamento.

3.  Las provisiones divinas para la continuación de oficios en la iglesia, seguidas al pie de la letra, evitan la maraña de evaluaciones subjetivas, conjeturas e incertidumbres que descubren las expresiones del Dr. Caballero sobre cómo el pueblo de Dios reconoce a sus líderes.

“…aunque no podamos con exactitud explicar el por que (falta de conocimiento y entendimiento; incertidumbre), la mayoria reconoce (subjetividad) su ministerio como un enviado de Dios.  Este reconocimiento no viene por imposicion ni porque tenga que ser asi ya que alguien lo nombro como lider, sino que quien lo nombra es porque reconoce claramente (juicio subjetivo) el llamado de Dios sobre su vida. …la persona siente (subjetividad) que debe seguir la guianza de esta persona como quien tiene Palabra de Dios.”

En contra distinción a tanta subjetividad humana, el pueblo de Dios que constituye sus evangelistas, ancianos, diáconos, etcétera, de acuerdo con los requisitos y procedimientos revelados por inspiración en el Nuevo Testamento, sabe a ciencia cierta por qué calificaron y qué es la función bíblica de cada uno. Tratándose de “evangelista” debidamente constituido conforme al Nuevo Testamento, no es que “la mayoría” reconozca “su ministerio como un enviado de Dios” sino que un evangelista ya probado y experimentado lo seleccione por haberse mostrado fiel e idóneo. El apóstol Pablo encarga al evangelista Timoteo: “Lo que has oído de mí antes muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros(2 Timoteo 2:2). Pero, hoy día se levanta cualquiera, tomando para sí el rol de “pastor, evangelista, profeta, profetisa, pastora, apóstol”, y arrogándose unilateralmente el rol de “ministro enviado de Dios”. Abre un local en cualquier esquina, monta el podio, exige diezmos, lanza fulminaciones contra aquel que no coopere, promueve su “ministerio” como si fuera un negocio y sigue agrandándose a la medida de su carisma, talentos y osada comercialización religiosa. ¡Esto no es bíblico! No es bíblico, pese a que logre el respaldo de una “mayoría”. Precisamente, este descabellado proceder está trayendo mucho descrédito a la causa de Cristo en la tierra. 

 

“Algunas personas usan un versiculo de la Biblia por algo que Pablo dijo para decir que la mujer no puede hablar en la iglesia. 1 Timoteo 2:11-12 ‘La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.’

Muchas personas tienden a buscar lo que puedan encontrar para tener una excusa de contencion.  Yo prefiero mirar las cosas en una forma mas sencilla.  Por ejemplo, yo se que uno de los atributos de Dios es que El es inmutable, esto quiere decir, que el no cambia.  El es el mismo ayer, hoy y por los siglos (Hebreos 13:8).  Pues si en una forma tan clara, Dios puso a una mujer como Juez de su nacion y como profeta suyo. Con humildad y  entendiendo que la unica sabiduria es la viene de nuestro Padre, les digo que puede Pablo, Pedro, Juan, David, Samuel, Salomon, y todos los hombres de Dios de antes y de hoy decir que no es asi, y yo continuo deciendo lo que Dios mismo dijo.  Porque el mismo Pablo dice: Gálatas 1:8 Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema’. Ahora, hay una explicacion clara de porque Pablo dijo estas palabras.  Pablo mismo reconocia el ministerio de la mujer, y estaba en contra del racismo. Gálatas 3:28. ‘Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.’”

-Observaciones y comentarios nuestros. En esta parte del estudio confeccionado por el Dr. Caballero, notamos cómo el sigue razonando ilógicamente y haciendo aplicaciones incorrectas.

1.  Si bien es cierto que “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” en cuanto a sus atributos divinos, es igualmente innegable que él cambia leyes y organizaciones. Dios siempre es amor, pero ¡Dios mismo cambió el sacerdocio levítico y la ley mosaica! “Cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley” (Hebreos 7:12). No tomando en cuenta el Dr. Caballero esta sencillísima verdad, procede a formular un argumento, en forma de silogismo, totalmente defectuoso. Veamos cómo él razona.

a)  Dios puso a una mujer, Debora, como jueza y profetisa de Israel.

b)  Dios no cambia.

c)  Por lo tanto, Dios también pone mujeres como profetisas y pastoras en el gobierno de su iglesia.

d)  Pablo mismo apoya esta conclusión, pues él “reconocia el ministerio de la mujer, y estaba en contra del racismo” en Gálatas 3:28.

Los defectos de este argumento son los siguientes:

a)  Dios cambia sí, definitivamente, leyes y organizaciones. Eliminó el sacerdocio levítico; estableció sacerdotes espirituales (1 Pedro 2:4-10). Abolió la ley de Moisés en su totalidad (2 Corintios 3:6-17). Trajo para su nuevo pueblo, la iglesia, “un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas” (Hebreos 8:6).

b)  Debora no es, en definitiva, tipo de la mujer en la iglesia. Ella gobernó política y militarmente a Israel. La iglesia no es un reino material parecido a Israel sino un reino espiritual, y por consiguiente, no hay lugar en ella para oficios seculares, políticos o militares, ni para el varón ni para la mujer.

c)  Gálatas 3:28 no apoya la conclusión del Dr. Caballero. “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer…” ¿Por qué? “…porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.” O sea, en Cristo hay igualdad; no hay acepción de personas en términos de raza, estado social, sexo, salvación o  comunión, y esto es maravilloso. “Uno en Cristo Jesús.” Uno en mente, parecer, sentir; unánimes (Filipenses 2:2; 1 Corintios 1:10). Mas sin embargo, esta igualdad y unión no significan que todos los cristianos tengan el mismo rol en la organización de la iglesia, o la misma función, o el mismo derecho a los distintos ministerios. Para ejercer los distintos oficios espirituales establecidos en la iglesia, ¡es preciso llenar los requisitos correspondientes! ¿Quiere ser pastor (anciano, obispo) en una congregación? Ahí están los requisitos desglosados minuciosamente en 1 Timoteo 3:1-7 y Tito 1:1-10. ¿Quiere ser diácono? Los requisitos están revelados en 1 Timoteo 3:8-13. Dama cristiana, ¿qué quiere usted hacer en la iglesia? Si usted ama y respeta la Palabra de Dios, buscará en el Nuevo Testamento de Cristo la voluntad divina respecto a roles y obras. “No hay varón ni mujer” no significa que usted ya pueda ser “cabeza del varón” en abierta violación del dictamen “el varón es la cabeza de la mujer” (1 Corintios 11:3), el cual es el orden establecido por Dios. Asimismo, no significa que tenga usted necesariamente derecho de ejercer todo ministerio espiritual en la iglesia.

2.  Tan convencido es el Dr. Caballero de la validez de su argumento que lo sostendrá, según se expresa, aunque el apóstol Pablo, Pedro, Juan, David o cualquier otro siervo de Dios lo califique de erróneo, prácticamente poniéndose a la par con aquellos ilustres personajes. Pensamos detectar en esta actitud la misma “ceguera” que él señala en su introducción. “Pasión obstinada” por la posición doctrinal que uno ha tomado. Intransigencia que rehúsa admitir corrección. Ojala no sea así.

 

“Cuando interpretamos la Biblia (Hermeneutica Biblica), debemos de hacerlo dentro de un contexto historico y gramatical.  Al Pablo decirle a Timoteo estas palabras, el asunto que el estaba tratando, y podemos verlo si leemos el resto del pasaje biblico, era que la mujer no podia usar el pulpito de la iglesia para seducir a los hombres.  Por eso vemos las explicaciones del vestuario, los peinados, etc.”

Comentarios nuestros.

1.  “La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio” (1 Timoteo 2:11-12). ¿Qué el sentido de estas instrucciones tan precisas y claras sea que “la mujer no podía usar el púlpito de la iglesia para seducir a los hombres”? ¡Inconcebible! ¡Absolutamente inaceptable! ¿Qué clase de “hermeneuta bíblica” es esta? ¿De interpretación “dentro de un contexto histórico y gramatical”?

a)  Dr. Caballero, ¿qué está diciendo usted? ¿Acaso que la mujer que se atavía “de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con oro, ni perlas, ni vestidos costosos”, no tenga que aprender “en silencio, con toda sujeción”? ¿Qué sí, en definitiva, le es permitido enseñar? ¿Qué sí puede “ejercer dominio sobre el hombre”? Porque no usa el púlpito de la iglesia para seducir sino para enseñar.

b)  Tal parece que usted mismo no leyera todo “el resto del pasaje bíblico”, pues si lo hubiera hecho quizás hubiese visto que las razones apuntadas por el apóstol Pablo para justificar sus instrucciones a la mujer sobre aprender en silencio, sujetarse, no enseñar y no ejercer dominio sobre el hombre se encuentran en los versículos 13 y 14, y no en los versículos 9 y 10.

-“Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión.”

Estas son las verdaderas razones en las que descansan las órdenes divinas emitidas a través del apóstol para la mujer en la iglesia.

2.  Respetada mujer moderna cristiana, ¡las pautas de 1 Timoteo 2:11-12 también son para usted! Y por las mismas razones apuntadas en los Versículos 13 y 14, las que no han cambiado o desaparecido. No se deje usted engañar por argumentos fatulos como los del del Dr. Caballero. Ni tampoco por la fuertísima influencia de la “liberación femenina”. O por agendas políticas y sociales de personas que repudian la autoridad de la Biblia. El Dios Creador del universo tiene su propia agenda. Y toda la creación la ha ordenada según su beneplácito. La mujer figura en su organización, como también el varón; además, los ángeles, arcángeles y hasta el mismo Hijo Jesucristo. “Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo” (1 Corintios 11:3). Tan sencillo. Nada de “discriminación sexual” sino la asignación de roles y deberes conforme a la sabiduría de quien nos creó, conociendo perfectamente nuestra naturaleza. En el matrimonio, “el marido es cabeza de la mujer”, pero él la ama tanto que dará su vida por ella (Efesios 5:22-33). En el hogar, las mujeres casadas gobiernan “su casa” (1 Timoteo 5:14). En la congregación de los santos, gobiernan obispos (1 Timoteo 3:1-7; Tito 1:1-10), también llamados pastores (Hebreos 13:17) o ancianos (Hechos 14:23; 20:17-20). Verifíquelo, leyendo los textos citados. Reunidos los cristianos para celebrar culto a Dios, las damas cristianas guardan silencio. “Como en todas las iglesias de los santos, vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas…” (1 Corintios 14:33-35). Fuera del culto, ministerios amplísimos tienen, los que se resaltan en textos tales como Tito 2:3-4, Hechos 9:36-39, Hechos 18:24-27 y 1 Timoteo 5:14. ¿Se atreve usted a irse por encima de la organización de Dios? Amorosamente, le recuerdo que los ángeles arrojados del cielo y guardados en la actualidad “bajo oscuridad, en prisiones eternas” sufrieron tal fin ignominioso porque “abandonaron su propia morada”, es decir, el lugar asignado a ellos por Dios (Judas 6). El Señor libre a usted de pisar sus talones.

3.  Seducción espiritual. Bien que algunas pastoras, predicadoras o “reverendas” seduzcan carnalmente a algunos de sus oyentes, incluso a pastores, por su forma de vestirse, maquillarse y moverse ante el público, no es menos cierto que todas las mujeres que toman para sí ministerios que no les corresponden bíblicamente seducen espiritualmente de muchas maneras, trayendo desprestigio y oprobio a Cristo y su causa en la tierra.

a)  Seducen a los incautos, débiles y mal adoctrinados a despreciar las llanas enseñanzas del Espíritu Santo en el Nuevo Testamento.

b)  Seducen a la apostasía doctrinal.

c)  Seducen al seguimiento de agendas políticas y sociales que se oponen al régimen de Dios.

d)  Seducen a la desorganización y al caos espiritual.

e)  Seducen a la sublevación contra la expresa y clara voluntad divina.

f)   Seducen e importunan a hombres creyentes en posiciones de liderazgo hasta lograr adueñarse de los roles asignados al varón en la iglesia.

-“Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos. Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación. He aquí, yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella” (Apocalipsis 2:20-22).

 


 

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