La iglesia ideal según el plan de Dios

La iglesia revelada en el Nuevo Testamento. Muchos estudios, intercambios, imágenes para PowerPoint, sermones relevantes, etcétera, en esta Web.

 

El Sr. Yuri, “fiel lector” de nuestra Web, nos hace preguntas importantes sobre la organización de la iglesia. 

 

 

“Estimado Hermano Shappley:

Quiero comentarle que soy un fiel lector de su Página Web. He aprendido bastante con respecto a la doctrina de la Iglesia de Cristo del primer siglo. Sus interpretaciones y elocuencia me han ayudado bastante a comprender la Biblia.

Pero ahora necesito me ayude con este tema: ¿Deben de existir pastores que dirijan a la congregación? ¿O también fue un don que caducara, según Efesios 4:11? Favor, necesito que me explique, los términos ancianos, pastores y obispos.” 

Respuesta y comentarios

Estimado Sr. Yuri, abunden la paz y la gracia de Dios en usted y los suyos. 

Al leer atentamente los textos del Nuevo Testamento donde se mencionan “ancianos”, “pastores” y “obispos”, pronto comprendemos que los tres términos se usan sinónimamente. Por ejemplo, los “ancianos de la iglesia” en Éfeso (Hechos 20:17) se identifican como “obispos” en Hechos 20:28. Los “ancianos” a los que se dirige el apóstol Pedro en 1 Pedro 5:1 se identifican, por inferencia, como “pastores” en 1 Pedro 5:4. De manera que “pastor”, “obispo” y “anciano” son sinónimos, no tratándose de tres puestos distintos en la iglesia sino de uno solo. Ignorar esta verdad, o hacerle caso omiso, resultan en organizaciones eclesiásticas de creación humana, las que producen toda suerte de mal espiritual, especialmente el de la dictadura espiritual, la que suele ejercer el que toma el rol de “el pastor de la iglesia”, o es elegido, o nombrado por algún concilio, a tal puesto no bíblico. 

Según Efesios 4:11, Dios mismo puso en la iglesia no solo a apóstoles, evangelistas, profetas y maestros sino también a pastores (obispos, ancianos). ¿Cómo? Dotándolos de dones sobrenaturales. Esto se hizo al principio y durante el temprano desarrollo de la iglesia, hasta el tiempo cuando los dones sobrenaturales llegaron a su fin, conforme a la profecía de 1 Corintios 13:8-13 y la explicación dada en Efesios 4:9-16, donde se enseña que la iglesia debería llegar “a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. Desde Pentecostés del año 30 d. C., la iglesia, en las etapas de su infancia y formación, no contaba con el Nuevo Testamento escrito. Consiguientemente, a los apóstoles, evangelistas, maestros, profetas y pastores (obispos, ancianos) de aquellos tiempos les hacía falta dones sobrenaturales, mediante los que recibieran la verdad divina y ejecutaran sus ministerios hábil y eficientemente. Una vez recibiera la iglesia primitiva “toda la verdad” (Juan 16:13), y llegando a la madurez, aquellos dones cesaron, tal y como fue profetizado por el Espíritu (1 Corintios 13:8-13). 

Ahora bien, provisiones no fueron hechas por Dios para la continuación del oficio de apóstol después de la época de los dones sobrenaturales, como tampoco para el de profeta. Pero, fueron hechas sí para el de evangelista, el de pastor (anciano, obispo) y el de maestro. Esto se sabe por las instrucciones detalladas dadas particularmente a los dos evangelistas Timoteo y Tito (1 Timoteo 3:1-8; Tito 1:5-10; 2 Timoteo 2:2).

Leyendo las epístolas dirigidas a ellos, se desprende que su deber era constituir ancianos en las congregaciones. Pero, no lo harían impartiéndoles dones sobrenaturales, pues estos evangelistas Timoteo y Tito no tenían tal poder, ya que aquel poder lo tenían solo los apóstoles, según Hechos 8:14-18. Más sin embargo, revelada “toda la verdad” (Juan 16:13) por el Espíritu a los apóstoles en cumplimiento de la promesa hecha por Cristo, y escrita toda esta verdad por hombres inspirados, la iglesia del Siglo I llegó a tener “lo perfecto”, es decir, el conocimiento perfecto de toda la voluntad de Dios (1 Corintios 13:8-13). ´

Por consiguiente, los ancianos (pastores, obispos) nombrados por Timoteo, Tito o cualquier otro evangelista fiel al Señor, contarían con toda la verdad necesaria para alimentar a la grey, en cumplimiento de su encomienda primordial de “…apacentar la iglesia del Señor…” (Hechos 20:28).

Los requisitos para ser obispo, al igual que instrucciones sobre cómo efectuar sus ministerios, fueron incluidos en la revelación perfecta de Dios para la iglesia. Esta información se encuentra en los siguientes textos: 1 Timoteo 3:1-8; 5:17-20; Tito 1:1-10; 1 Pedro 5:1-5 y Hechos 20:28-32. Así que, los ancianos constituidos por Timoteo y Tito no tendrían dones sobrenaturales, pero sí el conocimiento divino necesario para alimentar y proteger a las almas a su cuidado. Y aun en el tiempo presente, los ancianos (obispos, pastores) debidamente constituidos poseen, en el Nuevo Testamento plenamente revelado, toda la información divina necesaria para el ejercicio efectivo de su ministerio.

Pregunta usted: “¿Deben de existir pastores que dirijan a la congregación?” Positivo. Definitivamente, esta es la organización que Dios ha establecido para toda congregación leal al modelo dado por él. Pablo y Bernabé “constituyeron ancianos en cada iglesia” (Hechos 14:23). Una pluralidad de “ancianos”, y no un solo pastor (anciano, obispo). El apóstol Pablo dejó en la isla de Creta al evangelista Tito “para que corrigieses lo deficiente y establecieses ancianos en cada ciudad” (Tito 1:5). “…ancianos…” ¡PLURAL! Hoy día, toda congregación completamente madura es gobernada por un mínimo de dos pastores (ancianos, obispos). Constituida esta organización bíblica, se evitan infinidad de problemas y abusos característicos de la iglesia gobernada por un solo pastor. Hacerse “el pastor” de una iglesia, “la pastora”, “el obispo”, “el apóstol”, “el reverendo de la iglesia”, pese a no ser bíblico, es la costumbre del presente –una costumbre de hombres cuyo fruto es la explotación tanto material como espiritual de las ingenuas ovejas sometidas a una autoridad carente de aprobación divina. 

Los cristianos que hemos entendido el plan de Dios para la organización de cada congregación deberíamos insistir en su implementación sin alteraciones. Comprender el plan de Dios, pero no hacer nada al respecto, sería esquivar una responsabilidad obvia. Exijamos que se respete y se establezca en las congregaciones el patrón organizacional revelado a los apóstoles por el Espíritu Santo. Sea que se levanten muchos evangelistas cualificados según el Nuevo Testamento que sepan establecer y organizar iglesias bíblicamente, y no conforme a directrices de concilios religiosos. 

Estamos abiertos a críticas constructivas, preguntas adicionales o sugerencias. Nuestro ferviente deseo es no equivocarnos en lo que presentamos ante el público como la “buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.

Dios bendiga a usted, don Yuri, y a toda alma sincera en busca de la salvación eterna.

 

 

 

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