“Dichos, anécdotas o comparanzas
que van al grano” 

Varios autores, algunos desconocidos.  

-Ayer, domingo, 10 de abril, escuché al predicador Félix R. decir en su mensaje: "Algunos usan la Biblia como desodorante, andando con ella debajo del brazo". Ya usted capta la implicación, ¿no?


     “Muchos miembros de la iglesia son como el pozo del agricultor. Tenía dos defectos: en el invierno, se congelaba; en el verano, se secaba.” 

El siguiente relato lo completa usted.

     Una vez, había una congregación en el que todos los miembros eran exactamente como usted. Cada uno cooperaba, respaldando todo programa, tal como usted suele hacerlo. Todos trabajaban tan arduamente como usted, y asistían a los mismos servicios, además a las campañas evangelísticas, como usted lo hace. Los obispos, diáconos, predicadores, maestros y maestras manifestaban el mismo interés en la iglesia que tiene usted. Prestaron el mismo énfasis a sus actividades recreativas, negocios y demás asuntos materiales que pone usted en la actualidad. Cada miembro ofrendaba de la manera que ofrenda usted. Dentro de más o menos un año, esta congregación…………………………………. (Siendo todos los miembros exactamente como usted, ¿en qué condición estaría su congregación al término de un año?)
 

Tres conductores y el autobús escolar.

Al superintendente de educación del condado le hacía falta emplear un conductor de autobús escolar, y tenía tres aplicaciones para la vacante. Para seleccionar el hombre más capacitado ideó la siguiente prueba:

Para el cristiano, hay una “línea de peligro” entre la iglesia y el mundo. “Iglesia” identifica a los que han sido llamados fuera del reino de pecado. El apóstol Juan dijo: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” ( 1 Juan 2:15 ). Quien procura permanecer pegado lo más posible al mundo de pecado mientras sigue a Cristo, tiene una actitud mala. Tal cual el tercer conductor, cada individuo debe mantenerse tan distante posible de la zona de peligro. El apóstol Pablo escribió: “Aborreced lo malo, seguid lo bueno” .

B. C. Goodpasture

 

El capitán y el faro

     El capitán del barco miraba, a lo lejos, luces tenues en la oscuridad de la noche. De inmediato, ordenó a su guardavía a enviar el siguiente mensaje: “Altere su rumbo diez grados hacia el sur”. Enseguida, fue recibida la réplica: “Altere el suyo diez grados hacia el norte” . Se enfadó el capitán, ya que su comando había sido ignorado. Así pues, mandó un segundo mensaje: “Yo soy el capitán. Altere su rumbo diez grados hacia el sur” . Al ratito, vino la respuesta: “Yo soy el marinero tercera clase Martínez. Altere su rumbo diez grados hacia el norte” . Pensando infundir temor, el capitán respondió: “Estoy al mando de un buque de guerra” , a lo cual se contestó: “Y yo estoy al mando de un faro” .

Aplicación. En la noche oscura y neblinosa de nuestros tiempos se escuchan muchas voces distintas que vociferan órdenes, diciéndonos lo que debiéramos hacer o cómo encaminar nuestra vida. Una voz en particular se hace escuchar en medio de las tinieblas, señalándonos un rumbo contrario a las indicaciones de las demás, una trayectoria que quizás parezca irracional. Se trata de la voz de quien es la Luz del mundo, voz que ignoramos a gran riesgo nuestro.

 

Amistad que evitó un suicidio

     Un día, después de las clases, al caminar Marcos desde la escuela hacia su casa, observó cuando un joven delante de él se tropezó, dejando caer libros, dos abrigos, un bate de pelota, guantes y una pequeña grabadora. Agachándose, Marcos ayudó al joven a recoger los artículos regados. Ya que iban en la misma dirección, también se llevó una parte de la carga.

     Al seguir caminando juntos, Marcos supo que el joven se llamaba Guillermo, y que a él le gustaban mucho los juegos de video, pelota e historia, pero que tenía bastante problema con algunas asignaturas. Además, acababa de romper con su novia. Llegados a la casa de Guillermo, este invitó a Marcos a entrar. Tomando refrescos y mirando televisión, pasaron una tarde placentera, riéndose un poco y charlando. Entonces, Marcos se fue para su casa.

     Estos dos seguían viéndose en la escuela, almorzando juntos en dos o tres ocasiones. Ambos se graduaron de la escuela intermedia, y terminaron yendo a la misma escuela superior, donde, a través del tiempo, conversaban brevemente de vez en cuando. Tres semanas antes de la fecha para la graduación de la escuela superior, Guillermo se acerca a Marcos, indicándole que quisiera contarle algo. Le recordó aquel día años atrás cuando primero se conocieron, preguntándole: “¿No sentías curiosidad al observar que estaba cargando tantas cosas para mi casa aquel día? Ves: había sacado todo de mi armario, pues no quería que cualquier otra persona tuviera que bregar con mis motetes. Había sustraído una cantidad de las cápsulas para dormir que tomaba mi mamá, e iba para mi casa con la intención de suicidarme. Pero, después de pasar un rato contigo, charlando y riendo, comprendí que, de haberme quitado la vida, hubiese perdido aquella experiencia, con las demás semejantes que se presentasen en el futuro. Ya ves , Marcos, aquel día, hiciste mucho más que ayudarme con los libros. ¡Me salvaste la vida!”

     Aplicación. Todo saludo afectuoso, toda sonrisa, aunque pequeña, todo gesto de ayuda, puede que sane o salve un corazón adolorido.

 

 

  

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