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Ceremonia nupcial

Tema

El gran barco matrimonial

De azules variados predominantes, esta bella gráfica de un velero que se desliza sobre aguas ondulantes hacia el horizonte lejano donde el sol guinda en los cielos, ilustra la Ceremonia de boda intitulada El gran barco matrimonial.

Permiso concedido para usar esta ceremonia para una boda, adaptarla o impartir sus puntos principales en clases para novios, matrimonios, etcétera.

Queridos hermanos y hermanas, damas y caballeros, nos hemos dado cita en este lugar pintoresco con el sublime propósito de unir en santo matrimonio a la Srta. ______________ _________ ____________y al Sr. __________ ____________ _____________ .

¿Quién entrega la novia?

(Nombre de la novia) ____________ y (Nombre del novio)____________, ¡por fin ha llegado el momento tan esperado, el día feliz y deslumbrante de su boda! Magnífica y emocionante ocasión cuando unen formalmente sus vidas en los vínculos del sagrado matrimonio. Les felicitamos y gustosamente compartimos con los dos la alegría de tan maravilloso evento. Al tomar este paso importantísimo, están rodeados y respaldados por sus seres queridos: la familia _____________ ________________, la familia ______________ __________, demás familiares y amigos. ¡Qué bendición para su boda es la presencia de tantas personas que les amamos y les apoyamos! ¿Están de acuerdo?

(Nombre de la novia) _______________y (Nombre del novio) _________________________, les invito a acompañarme en un vuelo rapidísimo por la dimensión del tiempo a los días subsiguientes a la Creación. En un santiamén llegamos al idílico huerto del Edén, ¡justamente cuando Adán está poniendo “nombre a toda bestia y ave de los cielos”! Curiosamente, no se halla ninguna compañera para aquel primer hombre Adán. El mismo Creador Jehová Dios pasea por el huerto y le escuchamos decir: “No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él”. Asombrados, observamos que Dios hace “caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía”, toma una de sus costillas, y de la costilla hace una mujer, trayéndosela al hombre. Adán, al contemplar a Eva, exclama: “Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”. Reflexionamos sobre estas escenas conmovedoras y concluimos que Dios mismo instituyó el matrimonio, estableciendo su fundamento y fijando las leyes que lo rigen. ¿Concurren ustedes con estas deducciones? _____ ¿Aceptan que el matrimonio es de origen divino? _____ ¿Se comprometen a llevarlo conforme a las normas divinas? _____ Entonces, ¡regresemos por la dimensión del tiempo al siglo __________! En un dos por tres llegamos y nos encontramos en el (lugar donde se celebra la boda) _________________________________________________, donde proseguimos con su ceremonia nupcial.

Al casarse emprenden, efectivamente, otro viaje no imaginario sino real, por la dimensión del tiempo;  no pasado sino futuro. Viaje que puede durar cincuenta años, quizás aún más. ¿Están preparados emocional, psicológica, intelectual y espiritualmente para viajar juntos por tanto tiempo? ¿Día y noche, año tras año, aun hasta la muerte? ____ Lo lograrán si es fuertísimo su compromiso de colaborar y sostenerse mutuamente durante toda la travesía. ¿Han hecho tal compromiso? ____ Se verán en la obligación de tomar infinidad de decisiones grandes y pequeñas antes de llegar al puerto final. ¡Cuidado con las “pequeñas”! Son como sogas sueltas en la cubierta que enredan los pies de los marineros, haciéndoles caer.

¿En cuál tipo de barco viajarán? Pueden intentar hacer el viaje en una lanchita como la que va y viene entre el Viejo San Juan y Cataño. No se lo recomiendo. Muchos matrimonios han naufragado en alta mar porque viajaban en una nave inadecuada para sobrevivir las tempestades fuertes e inevitables. Tienen la opción de seleccionar un “Crucero de puro placer y holganza”, parecido al Soberano del Mar. Tampoco se lo recomiendo. Semejante ambiente arruina prontamente a los matrimonios. Además, esa clase de barco hecho con el solo propósito de saciar las pasiones de esta vida ¡jamás atracará en el “Puerto Celestial”! O, pueden abordar el gran velero llamado (Primero apellido del novio y el primero de la novia, por ejemplo, Rivera Crespo) “____________ _____________”, nuevecito, elegante, majestuoso. ¿Qué les parece? (Nombre del novio) ______________, usted será el “Capitán”. ¿Acepta el puesto? ____ (Nombre de la novia) _____________, usted será su “Primera Oficial”, puesto igualmente importante. ¿Acepta la posición? ____ Ni el uno ni el otro es capaz de manejar, sin la ayuda del otro, este “Gran Barco Matrimonial”. Por cierto, es del todo imprescindible la colaboración estrecha entre los dos. Puesto en marcha, el barco requiere constante atención y mantenimiento. Su tarea es llevarlo intacto y bien conservado al destino final. ¿Están decididos a hacerlo? ____ ¡Éxito les deseamos en la audaz empresa!

En este mismo día, abordarán el gran velero (apellidos de los novios) “____________ ___________” y zarparán. ¿Qué cosas llevarán a bordo? Humildemente, los viajeros experimentados les ofrecemos nuestro consejo.

-El Manual para la operación y el cuidado del barco matrimonial es indispensable. Ustedes no conocen bien esta preciosa nave. Nunca la han manejado. Tendrán que aprender sobre la marcha. El Manual facilitará el aprendizaje.

-Además, es imprescindible la Guía universal de los mares y de las tierras. Esta contiene abundante información sobre las corrientes favorables y desfavorables, los arrecifes peligrosos y las áreas donde suelen formarse tormentas que hundan a su bella nave.

-Afortunadamente, tanto el Manual como la Guía están disponibles en un compendio que se llama La Biblia, libro antiguo que muchos matrimonios desprecian como anticuado pero que destila la sabiduría de las edades y de los cielos de Dios, su Autor. El fondo del mar está atestado de los escombros de barcos matrimoniales zozobrados porque sus insensatos tripulantes no se dejaban guiar por este Libro vital para la sobre vivencia.

-La Brújula es un instrumento sumamente importante para el viaje que proyectan realizar juntos. ¿Disponen de una brújula elaborada cuidadosamente para que siempre indique el norte? ¡No olviden llevársela! La Brújula especial necesaria para guiar este gran barco es el “Práctico sentido común de lo correcto y de lo incorrecto, de lo bueno y de lo malo para ustedes y su matrimonio”. Deben consultársela a menudo para que no se extravíen de la ruta que conduce a la meta final. Aunque pensemos haber planificado para toda contingencia, las circunstancias y las condiciones de la vida fluctúan y surgen situaciones improvistas, algunas de las cuales pueden tornarse desafiantes en extremo. La muy útil “Brújula del sentido común”, producto de la inteligencia espiritual y de una conciencia limpia ante Dios, nos puede sacar de muchos apuros. Que sepan los dos utilizarla sabiamente.

-Las provisiones más esenciales para el largo viaje proyectado no son las de la carne sino las del espíritu, a saber: abundancia de valor, fe, paciencia, calma, tenacidad y, sobretodo, amor.

-Aconsejamos que no carguen el bagaje pesado e inútil de actitudes, antojos y complejos infantiles, pues el matrimonio es para personas maduras y no para adolescentes egoístas o puramente sensuales.

-Velen celosamente que sus amigos o conocidos incautos no pongan en peligro su barco, distrayendo su atención con jueguitos sociales o sembrando disensión y celos entre los dos. El barco es suyo. En breve, tomarán el timón. No permitan que otras personas lo tomen, ¡ni siquiera sus padres o suegros! Es suyo el barco, ¡nuevecito, hermoso y de gran valor! A ustedes les corresponde pilotearlo.

-Quizás encuentren, aun más, es muy probable que encuentren durante el transcurso de la travesía, vientos huracanados y oleaje espantoso. Acuérdense que hay dos anclas disponibles: una se llama la “Oración” y la otra “Esperanza”. ¿Saben dónde se encuentran? ¿Saben cómo valerse de ellas? No titubeen en echarles mano. Haciéndolo a tiempo, no pocos matrimonios han salvado su preciado barco. Referente a la “esperanza” de vida eterna, obtenida y conservada por medio de obedecer el Evangelio de Cristo, las Sagradas Escrituras dicen que es “como segura y firme ancla del alma” (Hebreos 6:19). Toda alma necesita esta ancla “segura y firme”.

Pues bien, seguramente están ansiosos de izar las grandes velas blancas y zarpar, alejándose de estas costas para nuevos horizontes, pero antes de hacerlo es preciso que hagan votos solemnes, pronuncien compromisos formales y firmen los documentos legales que los acreditan como dueños absolutos del gran velero (apellidos de los novios) “_____________ _______________”. Por lo tanto, procedamos a los votos matrimoniales.

 

Los votos matrimoniales

            El Espíritu Santo instruye: “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la  mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo” (Efesios 5:22-24). Estimada Srta._________________________, ¿acepta usted esta enseñanza divina, estando dispuesta a ponerla por obra en su matrimonio? ______

            El apóstol Pablo añade: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por Ella” (Efesios 5:25). Y dice en Colosenses 3:19: “Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas”. Sr._________________________, ¿acepta usted estas directrices asentadas por Dios, estando dispuesto a seguirlas en su matrimonio? _______

            Estimada Srta. ________________________y Sr._______________________________, favor de tomarse de ambas manos y de mirarse a los ojos, concentrando los poderes de su mente y espíritu en las expresiones de sus promesas personales que han elegida componer.

[…los términos de gran peso y compromiso expresados en la siguiente promesa que se harán mutuamente:

            ¿Tienen los dos el firme propósito de vivir maritalmente conforme al mandamiento de Dios, y solemnemente prometen amarse el uno al otro y apoyarse mutuamente, tanto en lo moral como en lo material, cuando estén enfermos o con salud, ya sea que estén pobres o ricos por los bienes materiales, y prometen dedicar sus afectos conyugales el uno al otro, exclusivamente, todo el tiempo que Dios les conceda la vida para vivir como esposo y esposa respectivamente? [dama] ____________, ¿así se lo promete a___________________?  [novio] ____________, ¿hace usted esta misma promesa a [novia] _______________?]

Intercambio de anillos

     Con los anillos, se sellan las promesas y el pacto del matrimonio. El oro es bello, duradero y de mucho valor. El amor matrimonial puro es mucho más bello que el oro, también es perdurable, siendo, además, de muchísimo más valor. El círculo del anillo no tiene fin. Tampoco el verdadero amor entre esposo y esposa.

     Sr._________________________, favor de entregar a __________________________el anillo matrimonial que ha seleccionado usted para ella, mirándole y repitiendo:

“Querida _____________, al entregarte este anillo, yo te doy testimonio de mi amor sincero, y contraigo matrimonio contigo. Te hago partícipe de todos mis bienes materiales y me comprometo a serte leal y fiel, y a amarte hasta la muerte.”

    Estimada Srta.___________________________, favor de entregar al Sr. _________________________________el anillo matrimonial que tiene usted para él, mirándole y repitiendo:

“Amado _________________al entregarte este anillo, yo te doy testimonio de mi amor sincero, y contraigo matrimonio contigo. Te hago partícipe de todos mis bienes materiales y me comprometo a serte leal y fiel, y a amarte hasta la muerte.”

     Sr. _______________________y  Srta.__________________________, al haber los dos declarado que se aman con gran amor y que tienen fe el uno en el otro, habiendo hecho mutuas promesas de ser esposo y esposa respectivamente, en mi capacidad de ministro del evangelio del Señor, los declaro esposo y esposa en la presencia de Dios y de las personas presentes, quienes son representantes de la sociedad en que vivimos y testigos de este solemne y trascendental acto, y cordialmente anhelo que Dios los haga felices.

            “A los que Dios ha unido, ningún hombre los separe.”

 

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