“Vida en el cuerpo de Cristo”

Por Jerry Humphries, evangelista

 

Lección 6

Cómo descubrir, utilizar y mejorar sus habilidades

Introducción

En las lecciones anteriores, se enfatizó el hecho de que Jesús otorga habilidades espirituales a miembros de su cuerpo, la iglesia, con el propósito de capacitarlos para continuar el ministerio comenzado por él cuando estaba en la tierra. De hecho, el Señor  espera que cada miembro cumpla la parte que le corresponda en el ministerio. No se supone que todos nosotros funcionemos de la misma manera y con el mismo grado de efectividad. Así que, ¿cómo podemos descubrir nuestras habilidades espirituales y determinar cómo deberíamos estar ocupados en servicio?

I.  Actitudes erróneas acerca de los dones espirituales.

El Señor quiere que su pueblo conozca la verdad y tenga actitudes correctas acerca de dones espirituales (1 Corintios 12:1; 14:20). En la iglesia del Siglo I, surgieron muchos problemas a causa de actitudes erróneas sobre dones espirituales y el abuso de los mismos. Por ejemplo, tales problemas se tratan en los capítulos 12, 13 y 14 de 1 Corintios. Aún hasta el día de hoy, la falta de conocimiento y actitudes erróneas producen problemas en el cuerpo de Cristo.

Algunos miembros de la iglesia tienen un concepto más alto de sí del que deberían tener. Piensan que están dotados para realizarlo todo e intentan hacer eso mismo. Para ellos, ser activo equivale a ser fiel. Envolviéndose en tantas y tantas cosas, no logran ser realmente efectivos en ninguna de ellas.

Algunos se sienten superiores a otros cristianos. Tienen como los más importantes precisamente los ministerios en los que ellos mismos se ocupan. Reprueban o desprecian a los miembros cuyos dones o áreas de servicio sean distintos a los suyos.

Un porcentaje alto de los miembros de la iglesia se sienten inferiores. Piensan que tengan pocas habilidades de real valor para la iglesia, quizás ninguna. Creen que su rol esté limitado a asistir a los servicios y dar dinero para sostener el programa de la iglesia. Derivan poco gozo o satisfacción de su relación para con la iglesia. Así pues, se priva la iglesia de su servicio.

No deberíamos sobreestimar ni subestimar nuestras habilidades espirituales. Son pecaminosos los sentimientos de auto importancia y superioridad. Tampoco deberíamos sentirnos inferiores. Todo miembro de la iglesia es importante, como además, toda habilidad espiritual y toda función ministerial. La iglesia no puede ser, ni puede hacer, todo lo que el Señor propone para ella a menos que todo miembro utilice sus habilidades (Romanos 12:3-8; 1 Corintios 12:12-22; Efesios 4:16). Los obreros cristianos deberían  proyectarse como cooperando los unos con los otros, y no como compitiendo los unos contra los otros.

Algunos cristianos, habiendo determinado ya en cuáles áreas deberían ministrar de acuerdo a sus dones, piensan que no estén obligados a participar en otros tipos de actividades. Pero, hay algunos tipos de obras espirituales en los que se supone participe todo cristiano conforme a sus habilidades y oportunidades. A continuación, algunos ejemplos: enseñar, alentar, dar ofrendas y socorrer a personas con diversas necesidades.

II.  Cómo determinar en cuáles tipos de ministerio usted debería especializar.

Orar por sabiduría y por oportunidades para servir de la manera que Dios quiere que usted, en particular, sirva (Santiago 1:5; Colosenses 4:2-3).

Procurar el asesoramiento de cristianos maduros y bien informados. Por ejemplo, de contar su congregación con ancianos, informarles que usted, en lo concerniente a la obra de la iglesia, quisiera poner de su parte. Peticionarles que le ayuden a envolverse en tareas en las que usted pudiera ser más efectivo, conforme a la apreciación de ellos.

Explorar las posibilidades para servir. Al leer la Biblia, participar en clases bíblicas o escuchar sermones, estar pendiente para captar cosas que el Señor quiere que se hagan. Descubrir necesidades que tenga su congregación, la comunidad o el mundo en general. Bien se ha dicho: “Si quiere usted alcanzar éxito en la vida, descubrir una necesidad y llenarla”. Ir confeccionado un listado de oportunidades para ministerio al percatarse usted, día tras día, de ellas. La lista al final de esta lección le provee un punto de partida. No es exhaustiva. Seguramente, usted se dará cuenta de todavía otras maneras para servir.

Experimentar con distintos tipos de servicio. Mas, no intentar probar demasiados a la misma vez a no ser que se frustre y se desanime. ¿Cuáles debería probar primero? Esto depende de su trasfondo educativo, social, etcétera, como también de su adiestramiento. ¿Cuáles le atraen más? Probablemente, esas mismas sean las áreas de ministerios en las que le conviniera envolverse inicialmente. La única forma de saber si usted pueda ser efectivo, o no, en algunos tipos de servicio es intentar realizarlos.

Después de haber hecho un esfuerzo fuerte en algún ministerio particular, examinar sus sentimientos al respecto. ¿Le proporciona gozo y satisfacción servir de tal manera? Si lo que hace usted resulta ser la causa de continuo estrés, la probabilidad es que no esté llevando a cabo el tipo de ministerio para el cual el Señor le haya dotado. Con esto, no queremos sugerir que nuestra obra por Cristo debiera ser libre de retos o dificultades.

Otro paso es el de evaluar su efectividad. Para ayudarle a hacerlo, pueda que le haga falta obtener la ayuda de un cristiano bien informado con quien tenga una relación de confianza. Encargar a tal persona que sea cándido con usted. La efectividad de uno en algunos tipos de ministerio solo puede determinarse a través de un período largo de tiempo. Sin embargo, para la mayoría de las áreas de servicio, se supone que haya resultados positivos evidentes dentro de no mucho tiempo.

III.  Mejorando sus habilidades.

El Señor no solo nos dota de habilidades espirituales sino que también nos ayuda a utilizarlas y mejorarlas (Efesios 3:20; Filipenses 4:13; 2 Corintios 3:5). Hay mucha verdad en el dicho: “Dios ayuda a los que se ayudan a sí mismos”. Estamos en el deber de aprovechar las oportunidades para auto mejoramiento. Algunas clases, seminarios y talleres ofrecen maravillosas oportunidades para aprender cómo servir más eficazmente. Para equiparnos, también están disponibles recursos tales como literatura y materiales audiovisuales. Muchos cristianos invierten una cantidad considerable de tiempo y dinero  en la búsqueda de posesiones materiales y placer personal. Mucho más sabio es invertir en nuestro mejoramiento como siervos del Señor.

Meramente obtener conocimiento sobre servir como cristiano no es suficiente. ¡Asistir a un taller no sustituye ponerse a trabajar! Participar en todo un seminario no es un sustituto por actualmente servir. Aprendemos y mejoramos por medio de hacer. ¿Cómo se desarrollan destrezas tales como cocinar, coser, ser carpintero, conducir un vehículo, usar una computadora, ser atleta, etcétera? Pues, con la ayuda del Señor, se mejoran nuestras habilidades a medida de que las usemos.

Conclusión

Descubrir y usar eficazmente nuestras habilidades espirituales debería ser una alta prioridad de todo cristiano. La iglesia no puede alcanzar su potencial para servicio y crecimiento a menos que lo hagamos. Además, solo así podemos experimentar toda la plenitud y el gozo que el Señor desea que cada una tenga.

 

Algunas oportunidades para ministerio

El siguiente listado no es exhaustivo. Al darse cuenta de otras maneras para servir, añadirlas a este listado.

 

Su familia

1.  En su rol como esposo o esposa, padre o madre, hijo o hija, ser como Dios quiere que sea.

2.  De ser usted padre o madre, enseñar y capacitar a sus hijos para amar y servir a Dios constituye un gran ministerio.

3.  Cada día, reunir toda la familia para, juntos, leer la Biblia, realizar estudios y orar.

 

Su comunidad

1.  Socorrer a personas que necesiten alimento, abrigo, medicamentos, alojamiento, transportación, etcétera.

2.  Visitar a los enfermos y a los impedidos. Acompañarlos y asistirlos con sus necesidades, hasta dónde sea posible.

3.  Proveer alimentos, lavar ropa, limpiar la casa, etcétera, para los que no puedan hacerlo a causa de enfermedades o por haber fallecido algún miembro de la familia. Aconsejar y animar a personas que tengan problemas.

4.  Las personas mayores pueden ayudar grandemente a los que son más jóvenes, enseñándoles varias destrezas, por ejemplo, la mecánica, artesanías, etcétera. Las damas mayores deberían enseñar a las más jóvenes a ser buenas esposas y cuidar de la casa (Tito 2:3-5).

5.  Ayudar a proveer actividades sanas para la juventud de la comunidad.

 

Su congregación

1.  Tanto antes como después de los servicios, saludar con cariño cristiano a las personas que se congregan. Hacer un esfuerzo especial para conocer y dialogar con visitantes.

2.  Participar de todo corazón en los servicios. Ningún cristiano tiene el derecho de ser “espectador”.

3.  Asistir en el estacionamiento de vehículos, ayudar a los que entran al local a acomodarse, asistir en particular a los ancianos e impedidos, repartir himnarios, etcétera.

4.  Ayudar con detalles relacionados con el lugar de reunión: encender o apagar las luces, abrir o cerrar las puertas, verificar que las sillas o bancas estén debidamente ordenadas, etcétera.

5.  Preparar la Cena del Señor, limpiar y guardara los platos para la Cena, etcétera.

6.  Repartir la Cena del Señor. Recoger las ofrendas.

7.  Enseñar una clase, servir de suplente o asistir con las actividades de una clase.

8.  Ayudar a organizar actividades de confraternidad y a preparar todo para ellas, incluso para comidas fraternales.

9.  Ayudar con el mantenimiento de las facilidades de la congregación.

10.  Asistir con el trabajo de oficina, correspondencia, boletines, etcétera.

11.  Contactar y animar a miembros que estén enfermos, que tengan problemas, que se ausenten de las reuniones, etcétera, visitándolos, llamándolos, enviándoles cartas o tarjetas.

12.  Procurar establecer prontamente amistad con los nuevos en la congregación, ayudándolos a sentirse, desde el principio, aceptados y a gusto. Ayudar a enseñar y madurar a los nuevos cristianos.

 

Influenciando a otras personas a convertirse en cristianos

1.  Hacer una lista de personas no cristianas a quienes conozca bien usted. Orar regularmente por ellos, mencionando sus nombres. Pedir a Dios que le ayude a ganarlas para Cristo.

2.  Hacer amistad con todas las personas a su alcance con el propósito de ayudarlas a encontrar la salvación.

3.  Dirigir, o participar en, clases bíblicas para grupos pequeños desarrolladas con el propósito principal de alcanzar a los no cristianos.

4.  Organizar estudios bíblicos en privado con personas no cristianas. De no sentirse capacitado para dirigir el estudio, procurar la ayuda de un cristiano más experimentado.

5.  Invitar a personas a los servicios y otras actividades de la congregación.

6.  Entregar a la gente literatura apropiada. Comenzar con tópicos no controvertidos de interés general.

7.  Colocar materiales impresos apropiados en lugares públicos. En algunos lugares, es preciso obtener permiso para una obra de esta naturaleza.

8.  Auspiciar una clase bíblica para niños de su vecindad, por ejemplo, cada sábado. Brindar entremeses y sano entretenimiento antes o después de la clase suele sembrar buena voluntad.

9.  Visitar a los que se muden al área donde reside usted. Entregarles un paquete de información útil acerca del área, como también literatura sobre la congregación a la cual pertenece usted.

10.  A la persona que haga a usted preguntas de índole religiosa, responder sabiamente y con tacto. Aprovechar la oportunidad para intentar coordinar un estudio bíblico con la persona.

11.  Enseñar a personas localmente y en otras áreas, haciendo uso de cursos bíblicos por correspondencia.

12.  Tener comunicación con misioneros. Alentarlos, orar por ellos y ayudar a sostenerlos económicamente.

 

Preguntas para reflexionar y discutir

1.  ¿Cuáles son los problemas relacionados con dones espirituales abordados en 1 Corintios, los capítulos 12, 13 y 14?

2.  ¿Qué fue la cosa principal necesitada para eliminar y prevenir tales problemas, según 1 Corintios 13?

3.  ¿Hace uno lo mejor tratando de envolverse en toda actividad congregacional, o especializándose en áreas donde pueda servir más eficazmente?

4.  ¿Cuáles son algunas actividades en las que todo cristiano ha de envolverse?

5.  ¿Son justificados los cristianos eficaces en la predicación, la enseñanza, el liderato, en dirigir cánticos, oraciones, etcétera, al sentirse superiores a otros miembros? ¿Por qué?

6.  Al no envolverse el miembro en servicio cristiano, ¿qué es el impacto tanto en él como  en la iglesia?

7.  ¿Qué son los pasos sugeridos en esta lección para determinar en cuáles ministerios debería cada uno envolverse? Discutirlos.

8.  ¿Cómo podemos mejorar las habilidades espirituales dadas a nosotros por el Señor? 

 


 

Lección 7

 

  

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