Querida alma preciosa, me place obsequiarle este tema,
esperando que lo encuentre práctico y de valor para su vida
sobre la faz del planeta Tierra, y aun después.
Más allá de su sufrimiento
Ya físico, emocional, mental
y/o espiritual.
Puede que usted encuentre sanidad para su sufrimiento físico mediante los procesos naturales de sanación que el propio cuerpo físico acciona, tratamientos médicos o a través de la oración1. ¡Ojalá que sí!
Siempre y cuando sea para el bien y el aprovechamiento tanto de la mente y el espíritu como del cuerpo carnal. Y no solo para su bien personal sino también para el de sus seres amados y demás gente que le conozcan2. Así, pues, no pocas personas se sanan, pero, desgraciadamente, solo para seguir haciendo daño a sí mismas, a sus familiares, a sus conocidos y a la sociedad humana en general.
Puede que la sanidad suceda de pronto, en cuestión de minutos u horas, o que tarde mucho más, hasta largos años, en efectuarse. En este caso, la paciencia y la resignación han de ser invocadas a manifestarse continuamente en toda su potencia, a no ser que se angustien demasiado el corazón, la mente y el espíritu, también enfermándose estos tres. Lo cual sería peor exponencialmente.3
Ahora bien, en estos tiempos del siglo XXI, ningún creyente, cualquiera sea su convicción confesional, grado de madurez espiritual o índice de santidad, es superior a los apóstoles y demás ministros de Cristo del siglo I. Esto es así pese a las pretensiones contrarias de algunas almas atrevidas que profesan seguir a Cristo.
Instructivamente, Dios no sanó al apóstol Pablo de su “aguijón en la carne”.4 ¡Punto! Ni al instante, ni luego, ni, por implicación, ¡nunca!
También el evangelista Timoteo, tan elogiado por Pablo por sus excelsos atributos como cristiano y obrero eficaz del Reino de Dios5, padecía de frecuentes enfermedades6. Aquel varón trabajó durante muchos años con Pablo, efectuando estos dos incansables ministros de Cristo grandiosas obras de evangelismo, edificación y benevolencia. Mas, sin embargo, no fue sanado por Pablo. Obviamente, el Padre Dios decidió no sanarlo, dejando a Timoteo en la misma categoría con Pablo: dos cristianos tremendamente efectivos cuyos cuerpos mortales no fueron sanados de enfermedades que no se curaban.
Afirmar o insinuar que Pablo y Timoteo no fueran sanados porque no tuvieran suficiente fe o porque carecieran de santidad raya en difamación.
Dados estos dos casos tan claros, ¿por qué ilusionarse obsesivamente el cristiano del presente -enfermo físicamente, o con defectos congénitos, o accidentado, o lo que sea en términos corporales- con ser sanado “Ahora mismo, Señor. ¡Tú lo prometiste!”? ¡Gran mentira! No hay tal promesa de parte del Señor. Interpretaciones al contrario obvian los casos de Pablo, Timoteo, Epafrodito7, algunos cristianos en Corinto8 y el propio Jesucristo9.
A propósito, de no haberse Cristo enfermado nunca durante sus treinta y tres años en cuerpo de carne y sangre, diríase que no hubiese experimentado a plenitud nuestra condición humana. Pero, a eso mismo vino: a vivir y sufrir como nosotros para poder compadecerse de nosotros en su función de Sumo Sacerdote.
¿Vender milagros de sanidad? ¡Este es el colmo de la avaricia, osadía pervertida e ingeniosidad maligna de algunos pastores modernos!
¿Fijar el precio de acuerdo con la gravedad de la enfermedad? ¡Cosa inaudita! ¡Escandalosa! Jesucristo, sus apóstoles auténticos y demás ministros fieles del siglo I jamás vendían milagros. Acto totalmente contrario al espíritu y la ley de Cristo10.
Querido amigo, estimada amiga, en vez de obsesionarse con los sufrimientos corporales de su cuerpo físico, aun hasta caer víctima de charlatanes médicos o religiosos, le ruego encarecidamente levantar sus ojos al cielo y considerar larga y sobriamente que más allá de sus sufrimientos y la muerte físicos, ¡hay toda una eternidad sin ellos!
Con tal de creer usted11, sin dudar, que Dios el Creador es el Galardonador de los que le aman y obedecen, y no perder su fe hasta el final de su travesía terrenal. Porque Dios ha prometido al justo, al misericordioso, al que obedece la Verdad para la purificación de su alma12, ¡nuevo cuerpo espiritual, inmortal, poderoso y glorioso!13 En él debemos poner la mira, y no tanto en nuestro cuerpo mortal.
Sufrimientos mentales, emocionales
y/o espirituales
¿Padece usted de angustias emocionales, aflicciones mentales y/o sufrimientos espirituales?
Puede que encuentre, ya pronto ya más adelante, alivio durante esta vida, aun sanidad, especialmente mediante Cristo y su Palabra tan llena de positivismo y sabios consejos.
O puede que tenga que sufrirlos y sobrellevarlos hasta el día de su partida de estos entornos materiales.
Cualquiera sea el caso, no se turbe su corazón ni piense cosas malas contra Dios, pues más allá de sus sufrimientos emotivos-psíquicos-espirituales en esta vida, en la próxima ¡hay una eternidad libre de ellos! Multifacética promesa de Dios.
Por ejemplo: “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”.14
Así pues, ¡salud emocional, mental y espiritual perfecta y eterna!
Esta es la salud que deberíamos anhelar con tanta pasión que los sufrimientos presentes se achiquen hasta afectarnos muy poco 15.
Para llegar “más allá de sus sufrimientos, cuáles sean”, donde no los habrá nunca más, es preciso no solo creer en Cristo, el Hijo de Dios que trajo este mensaje celestial de fantástica esperanza, sino también alinear su conducta en la tierra con sus normas éticas-morales-espirituales, las cuales no son onerosas sino limpias y saludables 16, confesar con su boca que Jesús es el Señor17 y sumergirse en agua “para perdón de los pecados”.18 Haciéndolo usted, el propio Cristo le añadirá a su iglesia19, a la que solo él edificó20, donde, perseverando hasta el fin en bien hacer y muriendo en él, ¡resucitará en el más allá de todo sufrimiento a una vida eterna de pura felicidad!
La decisión es suya. Estamos a sus órdenes para asistirle en su obediencia. Y qué conste: no buscamos lo suyo, como dice el apóstol Pablo21, siendo nuestra única motivación la de brindarle nuestro respaldo espiritual. Dios le bendiga en sus deliberaciones y decisiones espirituales.
Texto y Composición del Documento por Homero D Shappley.
This subject in ENGLISH with 3 video clips.
1 Santiago 5:15. “Y la oración de fe salvará al enfermo…” Es decir, conforme a la voluntad de Dios. El apóstol Pablo no fue sanado. 2 Corintios 12:6-10
2 Considere el caso de Job.
3 De nuevo, Job es el caso clásico. El libro de Job en el Antiguo Testamento y el testimonio de Santiago, en Santiago 5:10-11. “Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo.”
4 2 Corintios 12:6-10. “Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.”
5 Filipenses 2:19-22
6 1 Timoteo 5:23
7 Filipenses 2:25-30
8 2 Corintios 11:29
9 Jesucristo vivió y padeció como ser humano, y para compadecerse de nosotros en su rol de Sumo sacerdote, se deduce que sufriera alguna que otra enfermedad corporal. Hebreos 5:10
10 2 Pedro 2:1-3. “…por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.”
11 Hebreos 11:1-6
12 1 Pedro 1:22
13 1 Corintios 15:42-44
14 Apocalipsis 21:1-8
15 Romanos 8:18
16 Mateo 11:28-30
17 Romanos 10:12-17
18 Hechos 2:37-47
19 Hechos 2:47
20 Mateo 16:18
21 2 Corintios 12:14
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