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Lección 2Buenos temas para la edificación del espíritu. Del curso Cómo planificar, preparar y presentar mensajes, clases y conferencias.

 


 

Curso de capacitación ministerial

Cómo planificar, preparar y presentar sermones (mensajes), conferencias y clases bíblicas

Lección 1


Este maestro utiliza bosquejos amplios, su computadora,
la pizarra y diapositivas en el desarrollo de sus clases.

Bosquejos para mensajes, conferencias
y clases bíblicas

La importancia y el arte de prepararlos

 

I.   Introducción.

A.  Salutación.

B.  El tema de esta lección es el siguiente: "Bosquejos para mensajes, conferencias y clases bíblicas: la importancia y el arte de prepararlos".

C.  Observaciones de índole alentadora para el alumno.

1.  Presentar un sermón o una clase bíblica realmente edificante es una hazaña de las más meritorias, ya que el que lo hace contribuye al bienestar moral y espiritual de la humanidad y al progreso de la causa de Dios en la tierra.

2.  El cristiano que trae para sus oyentes un estudio bíblico repleto de enseñanzas espirituales es superior al mejor profesor universitario porque la materia que presenta, por ser de naturaleza divina, es mucho más importante que los cursos seculares impartidos por el profesor secular.

3.  Por consiguiente, el predicador, maestro o maestra que se esmera, alimentando a sus oyentes con mensajes o estudios de la más alta calidad, tiene por qué sentirse completamente satisfecho y gozoso.

a)  La clave para sentirse "satisfecho y gozoso" con una presentación es la preparación adecuada.

b)  La "preparación adecuada" requiere, necesariamente, la confección de un buen bosquejo hecho conforme a directrices comúnmente aceptadas y entendidas.

4.  El evangelismo efectivo de las almas inconversas y la instrucción edificante de las congregaciones dependen ambas obras de:

a)  Mensajes y estudios muy bien preparados.

b)  Este género de mensaje o estudio se fundamenta en bosquejos elaborados con dedicación e inteligencia.

c)  La confeccionan de tales bosquejos requiere mucho estudio, concentración y atención a detalles de contenido y organización.

d)  Metas precisas, motivación sana, entrega incondicional, sacrificio de tiempo y energías, como además fuerza de voluntad y rigorosa disciplina, tanto mental como espiritual, figuran entre los elementos esenciales que reúne el siervo estudioso capaz de componer bosquejos excelentes, y por ende, mensajes o estudios que hacen mella en los oyentes, resultando en cambios de actitud y conducta.

II.  ¿Por qué es importante preparar un bosquejo bien elaborado?

A.  Porque el proceso de prepararlo nos obliga a razonar sobre la secuencia y el valor relativo de los distintos puntos, ilustraciones, aplicaciones, exhortaciones, conclusiones, etcétera, que forman el contenido del mensaje o clase.

B.  Al razonar correctamente, ordenamos en forma lógica nuestros pensamientos sobre el tema seleccionado. También las enseñanzas que deseáramos transmitir, con sus respectivas implicaciones o aplicaciones, juntamente con justas conclusiones. Todo conforme a la sana lógica, el sentido común, la inteligente y edificante comunicación.

C.  También determinamos cuáles puntos se deberían incorporar en el mensaje o cuáles conviene eliminar por resultar flojos o irrelevantes.

D.  Todo este procedimiento contribuye al desarrollo de una sólida presentación que informa y edifica a los que nos escuchan, agradando a la persona pensante, racional y abierta al aprendizaje.

E.  Además, un bosquejo elaborado con cuidado nos capacita y fortalece para vencer a "tres enemigos fuertes", los que amenazan frecuente, osada y persistentemente a oradores, maestros y maestras.

1.  El primero se llama "Confuso Vueltas". Este tipo agarra del brazo al orador, maestro o maestra, poniéndole a dar vueltas y más vueltas durante su intervención, de manera tal que no siga una trayectoria recta hacia metas y conclusiones definidas con exactitud.

2.  El segundo enemigo es un tipo destartalado cuyo nombre es "Papagayo Enzorrado”. Este pone al siervo o a la sierva que lo imita a repetir, volver sobre lo mismo, reiterar y decir lo mismo una y otra vez, dejando a sus oyentes enzorrados, si bien no un tanto molestos o quizá dormidos.

3.  El tercero enemigo lo llaman "Juan Flaco y Raquítico", y su nombre le cae bien, pues es quien impulsa a los siervos del Señor a presentar mensajes o clases de poco o ningún valor, flacuchos, de pobre contenido.

III.  Se identifican dos distintas clases generales de bosquejos.

A.  El "bosquejo mental". Se trata del bosquejo que es concebido y desarrollado en la mente, pero que no se escribe.

1.  Poder componer un bosquejo en la mente y recordarlo todo durante una presentación en vivo, sin tener delante de sí ni una palabra escrita, es un don con que cuentan muy pocos oradores o maestros.

a)  Ejemplo: para equis tema escogido, formular cinco puntos principales, más diez puntos secundarios, todo solo en la mente, sin apuntes. Luego, pronunciar el discurso, con sus quince puntos en orden, disertando treinta minutos con total dominio y fluidez, amparándose solo en la memoria, sin consultar en ningún instante algún bosquejo escrito. ¿Quién es capaz de hacerlo? ¡Casi nadie!

b)  ¿Qué le pasaría a la mayoría de nosotros de intentar semejante proeza? ¡A lo mejor nos olvidemos de la mitad de los puntos, no presentando en la secuencia debida los que recordáramos! ¿Cierto? ¡Para vergüenza nuestra y confusión de los concurrentes! ¿Con qué lógica exponerse a tal fiasco! Más sabio será pasar el trabajo de preparar el bosquejo escrito.

2.  Quienes no tienen este don del "bosquejo mental", mas sin embargo, insisten en traer sus intervenciones sin ningún tipo de bosquejo escrito, acostumbran dar vueltas, hablar de más, utilizar cantidad de muletillas, confundirse y enredarse. Por ende, confunden, aburren y exasperan a sus oyentes.

3.  Definitivamente, no es recomendable traer mensajes o clases apoyándose solo en un "bosquejo mental". Lo hace aun el más experimentado y diestro orador o maestro a riesgo de que se le quede la mente en blanco en cualquier instante. Entonces, embarazado, se encuentra, de repente, incómodo en presencia de sus oyentes a quienes debe una disculpa.

B.  El "bosquejo escrito". Se identifican por lo menos tres clases de "bosquejos escritos".

1.  El "bosquejo muy breve". Este se compone solo de:

a)  El título y los puntos principales, nada más.

b)  Ejemplo:

(1)  Título: "La iglesia".

(2)  Puntos principales:

(a)  Cristo es su fundador.

(b)  Condiciones para membresía.

(c)  Su destino.

2.  El "bosquejo convencional". Esta clase consta de:

a)  El título.

b)  Los puntos principales y secundarios anotados mediante la selección de palabras y frases claves.

c)  En este tipo de bosquejo:

(1)  No se escribe toda palabra que el orador desea decir.

(2)  Ni siquiera se escriben oraciones completas.

d)  Ventajas de este tipo de bosquejo:

(1)  Asegura la presentación de todos los puntos importantes según la secuencia que dicta la lógica.

(2)  Permite un grado de "espontaneidad" ("naturalidad") de parte del orador. El don de la “espontaneidad”, manejado con destreza, infunde vida a la ponencia o clase. Todo orador o maestro puede optar por ser “espontáneo” en su intervención, pero no pocos fracasan por no tener dominio absoluto de la materia que presentan o las herramientas lingüísticas esenciales necesarias para desenvolverse con soltura y de modo tal que sus oyentes se edifiquen. Con raras excepciones, recurren con éxito a este medio de comunicación solo los oradores experimentados dotados de vastos conocimientos, material anecdótico y la disciplina mental vital para evitar embrollarse en palabrerías vanas o huecas.

3.  El "bosquejo detallado, extenso, completo".

a)  Este se compone de:

(1)  El título;

(2)  Todo el texto, o casi todo el texto, de la presentación.

b)  Ejemplo: las ocho conferencias que componen el libro "Buen ministro de Jesucristo". El formato de estas conferencias es el de "bosquejo", pero todo el texto, palabra por palabra, aparece en cada conferencia de la serie. También sigue el mismo patrón el libro "Apocalipsis: análisis de las profecías y visiones".

c)  Ventaja: el orador dice exactamente lo que quiere decir, sin desviarse, sin añadir o quitar. Pero, esta ventaja se reduce si el orador lee su manuscrito sin emoción, gestos apropiados o frecuente contacto ocular con la audiencia. De ahí, la gran importancia de saber cómo leer con poder, ya sea el manuscrito preparado por uno, la Biblia misma o cualquier otra obra literaria.

d)  Desventajas:

(1)  Prácticamente, se elimina el elemento de la "espontaneidad".

(2)  Si el orador lee el bosquejo, se restringe marcadamente el "contacto ocular" con la audiencia, ya que tiene sus ojos clavados en el manuscrito. Esta circunstancia puede reducir sustancialmente el impacto del contenido. Si el orador no lee con mucho entusiasmo, si no infunde poder y convicción a las palabras leídas, si se pierde en la lectura, si balbucea o si lee en voz bajita y monótona, ¡el impacto pueda que se reduzca a cero, o aún menos!

(3)  Remedio: aprender de memoria las partes más importantes. Si lee muchas veces el manuscrito antes de subir al podio, es probable que, con solo leer las primeras palabras de una oración, se acuerde del resto, circunstancia que le permite levantar el rostro y mirar a los presentes mientras complete el pensamiento sin volver a mirar el texto.

IV.  El bosquejo convencional es, sin duda, el más práctico y popular. Examinamos sus partes individuales. El bosquejo convencional lo comparamos a un "esqueleto". La carne, sin su esqueleto de huesos con vida, se vuelve una masa sin forma, incapaz de sostenerse o moverse. Asimismo, el mensaje o la clase sin "esqueleto", es decir, sin el bosquejo convencional completo y vivo que lo sostenga, dándole forma, también tiende a volverse una "masa" indefinida, quizá en parte incoherente, de puntos, pensamientos y anécdotas, todo mezclado indiscriminadamente, sin plan o propósito discernibles. La "carne" del mensaje o clase se compone de comentarios, definiciones, ilustraciones, material anecdótico apropiado y otros elementos parecidos. En esta lección nos limitamos al "esqueleto", es decir, al bosquejo.

A.  El "tema" es la "cabeza" del "esqueleto", o sea, en este contexto, del bosquejo convencional.

1.  Todo discurso y toda clase debería tener "TEMA". De no tenerlo, bien pudiéramos compararlo al esqueleto sin cráneo. Ya que el cerebro ocupa el espacio dentro del cráneo, el cuerpo sin cráneo también carece de cerebro que lo gobierne. Efectivamente, esta la condición del mensaje o clase “sin tema”: ¡carece de un poder que lo gobierne! Que lo dirija y lleve a un punto determinado.

2.  Es de suma importancia seleccionar con mucha sabiduría las palabras que componen el tema. Que no sean vocablos o expresiones demasiado generales o comunes. ¿Cuál de los siguientes temas llama más la atención? "El amor de Dios", "De tal manera amó Dios al mundo" o "Amor divino que salva toda barrera". Al usted contemplar presentar determinada materia espiritual, sugerimos no se conforme con las primeras palabras para el título que afloren en su mente. Más bien, conviene analizar y reflexionar hasta dar con una combinación de vocablos, preferiblemente pocos en número, que encabecen su presentación como tema impactante, vivo, llamativo, registrándose al instante en la mente y el corazón de cada alma presente, despertando interés, curiosidad, deseos de escuchar, de aprender.

3.  La función del tema es, precisamente, despertar interés, enfocar, enfilar los puntos a ser tratados hacia la meta prefijada. Si el tema cumple su función, los oyentes no lo olvidarán pronto. En cambio, si es flojo el tema como tal, impreciso, falto de vocablos electrizantes, confuso, ¡quizá no lo recuerden los oyentes ni siquiera una hora después de escucharlo! “¿Qué tema trajo el Hermano Espontáneo?” Nadie contesta enseguida. Al ratito, alguien dice: "Eheeeee. A decir verdad, no me acuerdo".

B.  La "introducción". Esta se compone de:

1.  La "salutación".

a)  Breve y calurosa. Que transmite amor fraternal, buen ánimo, espíritu afable, buena voluntad hacia los oyentes. Que establece al instante parámetros de espiritualidad. Omitir el saludo, o saludar fríamente, demuestra falta de ética, de modales, de calor humano natural. Quien omite la salutación comienza mal, quizá granjeando la hostilidad de no pocos en la audiencia. El que lo hace, ofende, injusta e innecesariamente, sensibilidades. ¿Entra usted en una casa, aunque sea la suya propia, sin saludar a los habitantes? ¡Inaceptable! Pues, ¡tampoco es aceptable empezar un mensaje o clase sin ni una palabra de salutación! "El tema que me asignaron para hoy es…", sin decir siquiera "Buenos días, amados hermanos y respetados amigos". Al siervo del Señor no le conviene ser tosco, crudo o irrespetuoso. Más bien, ha de demostrar finos modales, para que aun en este particular, adorne al evangelio de Jesús.

b)  Acorde con la ocasión. Al orador le corresponde analizar la ocasión, adaptando su salutación a las circunstancias particulares. ¿Se trata de un mensaje para personas inconversas, una conferencia para obreros, una clase para adultos jóvenes o un sermón para edificar a la iglesia?

c)  A evitarse. Una salutación muy efusiva o demasiado larga consume tiempo que se aprovecha más sabiamente en la presentación del contenido principal del mensaje o clase. Normalmente, un minuto es suficiente para una salutación apropiada. Sesenta segundos, nada más. Tres minutos, o más, es demasiado. Tres minutos es la décima parte de un mensaje de treinta minutos. La salutación no amerita, con excepciones rarísimas, tanto tiempo.

2.  La presentación del tema.

a)  De hacer falta, se identifican y se definen los términos principales del tema.

b)  Se explica el propósito del mensaje, o las circunstancias que lo motivan, con tal de considerarse importantes tales factores como trasfondo.

C.  Los puntos principales y los secundarios.

1.  El bosquejo de muy pocos puntos principales y secundarios es como el esqueleto al cual le faltan algunos de los huesos más importantes.

2.  El patrón clásico de bosquejo que se sigue para identificar y relacionar los puntos principales y secundarios es el siguiente:

I.   (El número "I" romano, con sus números subsiguientes (II, III, IV, V, VI, VII, VIII, IX, X, XI), identifican las divisiones básicas del mensaje, por ejemplo, "La introducción", "El cuerpo del mensaje" y "La conclusión". O bien pueden identificar, a discreción del autor del bosquejo, los puntos más importantes. En las siguientes partidas, algunas expresiones entre paréntesis sirven como ejemplos, nada más

A.   (Primer punto secundario)

1.   (Textos bíblicos, información adicional, observaciones)

a)   (Definición de términos.)

(1)   (Detalles interesantes y edificantes)

(a)   (Ilustraciones, anécdotas relevantes)

B.   (Segundo punto secundario, y así sucesivamente. Aplicaciones. Conclusiones.)

II.   (Segunda división, o primer punto principal, a discreción del autor del bosquejo.)

A.   (Primer punto secundario, y así sucesivamente.)

 

3.  Tome nota de cómo la "A" se coloca media pulgada más hacia la derecha que el "I" romano, y así sucesivamente. Este arreglo sirve para colocar los puntos en una escala de mayor a menor. Se sugiere que usted implemente este patrón aunque no cuente con una máquina de escribir o una computadora, pues este formato facilita separar los puntos los unos de los otros y obliga a la organización correcta del bosquejo.

4.  Los puntos secundarios sirven para sostener, ilustrar y ampliar los puntos principales.

5. Observación: los puntos en una posición inferior, por ejemplo, en la posición de "a)", no son, necesariamente, inferiores en importancia. El punto "a)" puede ser una conclusión o una aplicación de gran importancia que se deduce de la enseñanza o la información en "A" y "1".

D.  La "conclusión" y la "invitación". El mensaje al cual le falta la "conclusión", la cual incluye también la "invitación" a obedecer al evangelio, es como el esqueleto al cual le faltan los pies. ¡No camina! ¡No puede llegar adonde se supone llegue!

E.  Observaciones adicionales sobre las "partes" de un bosquejo.

1.  Todas han de guardar concordancia con el tema.

2.  Es muy necesario que estén relacionadas y enlazadas entre sí por coyunturas de la sana lógica y el sentido común de organización que las unen. De otro modo, ¡se desmorona el esqueleto! Es decir, ¡se descompone el mensaje! El mensaje o estudio preparado sabia y astutamente no es un conjunto de puntos o pensamientos desconectados sino un todo completo cuyas partes armonizan entre sí.

3.  Al escribir el bosquejo, conviene dejar suficiente espacio entre las partidas. Hacerlo facilita la identificación de cada parte y su posición relativa en el bosquejo. También el espacio puede aprovecharse para añadir a mano notas de última hora.

4.  Consejos. Escribir en un solo lado de cada página de su bosquejo. Enumerar claramente las páginas de su bosquejo. Mejor todavía, unir las páginas con una presilla o colocarlas en una carpeta de argollas. Si escribe a mano su bosquejo, utilizar una libreta para la edición final. ¿Ha visto usted alguna vez a un orador, parado ya frente a su audiencia, sacar las hojas sueltas de su bosquejo, dándose cuenta en el instante de que no estaban en orden, mirando primero un lado, luego el otro, de cada página, buscando números chiquitos, o de faltar números, algunas indicaciones para ordenar las páginas? ¡Que embarazoso! Pasan los segundos, hasta medio minuto, y la audiencia esperando, observando ese espectáculo, pensando: "Este orador no está preparado. Está desorganizado. Ni siquiera tiene el cuidado de ordenar las hojas de su bosquejo antes de presentarse ante nosotros. No se puede esperar gran cosa de este".

V.  Cómo hacer el mejor uso de un bosquejo.

A.  Estudiarlo hasta aprenderlo de memoria, o casi de memoria.

B.  Destacar los puntos que desea enfatizar, haciendo uso de:

1.  El "subrayado";

2.  Flechas;

3.  Asteriscos;

4.  Marcadores fluorescentes.

C.  Consejo: evitar garabatos o una profusión de colores o señas en el bosquejo ya que tienden a confundir. Sus ojos ven toda esa conglomeración de indicaciones y su cerebro tiene que descifrar o interpretarlas, proceso que puede hacer que usted se pierda momentáneamente o titubee en la presentación.

VII.  Algunos medios disponibles en que preparar y guardar sus bosquejos.

A.  Hojas sueltas. Desventajas:

1.  Se entremezclan fácilmente.

2.   Se extravían con facilidad.

3.  ¡Cualquier brisita se las lleva!

4.  ¡Se caen al suelo!

B.  Libreta cuyas hojas están pegadas o cogidas con presillas en la orilla superior. Desventaja: al escribir en ambos lados de las hojas, es fácil perder la secuencia a menos que estén claramente enumeradas las páginas.

C.  Libreta de argollas. Desventaja: volteadas una y otra vez, las hojas tienden a partirse en su punto débil, donde las perforaciones. En algunas tiendas de efectos de oficina se pueden comprar anillos de papel, con pega en un lado, para fortalecer las orillas de los agujeros.

D.  Libro con páginas en blanco. Este tipo de libro se consigue en algunas librerías o papelerías. Constituyen el medio más seguro y permanente en el que guardar los bosquejos.

E.  Cartapacios.

VIII.  El récord de sus presentaciones. Anotar en cada bosquejo, o en una hoja añadida al final del bosquejo, el lugar y la fecha donde fue dado el mensaje (la conferencia, la clase, etcétera). Manteniendo al día esta información, usted evitará repetir mensajes o clases para la misma audiencia.

IX.  Asignación: preparar un bosquejo convencional del Capítulo Dos de Hebreos. Bosquejar todo el capítulo, implementando las directrices estudiadas en esta lección. 

 


 

Preguntas y ejercicios para la Lección 1

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