La iglesia de Jesús

“Edificaré mi iglesia”

Mateo 16:18

La iglesia de Jesús es distinta a todas las demás.

 


 

Hechos que le convendría saber,
y que bien pudieran sorprenderle.

Por Jerry Humphries

“A mí me interesa saber de Jesús, pero, en cambio, 'la iglesia' me deja frío.” Esta expresión recoge el sentimiento de un número significante de personas. Cualquiera sea la actitud de usted hacia Cristo y las iglesias que conozca, de acceder considerar lo que quisiera compartir con usted acerca de 'la iglesia de Jesús', pienso que el tiempo tomado en hacerlo sea una buena inversión.

¿Qué es la iglesia de Jesús?

La iglesia de Jesús no es una organización fundada o controlada por seres humanos. No es una denominación o agrupación de denominaciones.

En el Nuevo Testamento, el vocablo “iglesia” es la traducción de la palabra griega ekklesía, la cual significa “asamblea”, o “congregación”. Jesús y los demás escritores del Nuevo Testamento utilizaron la palabra para referirse a los cristianos. “Iglesia” se usa con referencia a: (1) una congregación en un lugar particular, (2) múltiples congregaciones en un área determinada, y (3) todos los cristianos en todo lugar.

¿Cómo se hace uno “cristiano”? Creer en Jesús y someterse a él, demostrándolo por medio de arrepentirse del pecado, confesar fe en él y bautizarse. A todo aquel que lo haga se le promete perdón de los pecados, y salvación de las consecuencias del pecado (Juan 3:16; Romanos  10:8-10; Hechos 2:38). El tal se une a Jesucristo en su cuerpo espiritual, o sea, en su iglesia (Romanos 6:3-5; Efesios 1:22-23).

¿Cuándo empezó la iglesia de Jesús?

Anterior a su muerte, Jesús dijo: “Edificaré mi iglesia” (Mateo 16:18). El primer día de Pentecostés después de su muerte, resurrección y retorno al cielo, sus apóstoles proclamaron la verdad acerca de él, y las condiciones para salvación. Aproximadamente tres mil personas se hicieron cristianos (Hechos 2:1-41). Luego de aludido día, se refiere a la iglesia en el Nuevo Testamento como ya existente.

Sus nombres

Los nombres de algunas religiones o iglesias honran a personas en particular. Todavía otras tienen nombres que exaltan ciertas doctrinas o prácticas. Jesús llamó a su iglesia “mi iglesia” (Mateo 16:18). En el Nuevo Testamento, se refiere a ella con más frecuencia como “la iglesia”. Entre otras designaciones para ella hallamos: “el cuerpo de Cristo”, “la familia de Dios”, “la iglesia de Dios” y “las iglesias de Cristo”.

Su fuente de enseñanza autoritativa

Dios ha dado a Jesús toda autoridad, haciéndolo cabeza de todo en lo concerniente a la iglesia (Mateo 28:18; Éfeso 1:22-23). La voluntad de Dios y Jesús está revelada en la Biblia. Ningún ser humano, o grupo de personas, tienen la prerrogativa de añadir a, restar de o alterar de modo alguno la enseñanza de la Biblia. Jesús dijo que la religión de quienes enseñen y sigan doctrinas, reglas o tradiciones humanas, en lugar de la Palabra de Dios, es vana –los tales no serán salvos (Mateo 7:21-23; 15:9).

Su organización

Cada congregación debería ser completa, y libre para conducir sus propios asuntos. Las congregaciones deberían animarse y apoyarse mutuamente. No hay autoridad para establecer alguna sede central en la tierra, ni para alguna organización que amarre las congregaciones las unas a las otras con el propósito de controlarlas.

Todos los cristianos son ministros (siervos), quienes deberían utilizar sus habilidades para apoyar a la iglesia. Una congregación está en el deber de nombrar, lo más pronto posible, a ancianos y diáconos cualificados. Los “ancianos”, también llamados “presbíteros”, “pastores” u “obispos”, son los líderes principales de la congregación a la cual ellos mismos pertenecen. Su obra más importante es la de ayudar a los cristianos a ser buenos seguidores de Jesús. Deberían delegar a los diáconos la responsabilidad por otras tareas. El rol primordial de los predicadores es proclamar el mensaje de salvación mediante Jesucristo, y ayudar a organizar congregaciones. No se requiere que una congregación cuente con algún predicador que trabaje por ella, o que predique para ella continuamente (Hechos 14:21-28; 20:17-28; Romanos 12:4-8; Éfeso 4:7-16; Filipenses 1:1; 1 Timoteo 3:1-12; 5:17-18; 2 Timoteo 4:1-5 y 1 Pedro 5:1-4).

Su adoración

La adoración que Dios acepta ha de ser conforme a su voluntad revelada en la Biblia. Debería ser “en espíritu”, de corazón, y no una mera formalidad. Al adorar a Dios, expresamos respeto, admiración y amor por él por medio de alabarle, obedeciéndole y sirviéndole.

En adición a la adoración personal en la vida cotidiana, los cristianos necesitan reunirse regularmente para rendir culto y recibir instrucción, como además, aliento. Siguen la enseñanza del Nuevo Testamento los que se reúnen cada domingo para celebrar la Cena del Señor, escuchar la Palabra de Dios, orar, cantar y apartar ofrendas voluntarias. También pueden congregarse en otros horarios para varios propósitos buenos.

Las reuniones de la iglesia deberían efectuarse inteligentemente y con orden. Esto no significa que sean rígidas, sosas o aburridas. (Juan 4:23-24; Romanos 12:1-2; Hechos 2:42-47; 20:7; 1 Corintios 11:17-33; 14:26-40; 16:1-2; Éfeso 5:19; Colosenses 3:16; Hebreos 10:23-25)

Su valor para la sociedad

La iglesia edificada conforme al designio de Dios hace posible amistades estrechas y valiosas. Los cristianos fieles son buenos ciudadanos. Son mansos, pacificadores, honestos y moralmente puros. Son buenos patrones, o buenos empleados. Aman a todos, aun a sus enemigos. Oran por la gente, estando dispuestos a brindar socorro.

Usted puede pertenecer a la iglesia de Jesús.

Desde que comenzara la iglesia de Jesús hace cerca de 2,000 años, han sido establecidas cientos de denominaciones compuestas de cristianos profesos. No son bíblicas muchas de sus conflictivas doctrinas, prácticas y requerimientos para membresía. Tal división desagrada a Jesús (Juan 17:20-21; Éfeso 4:1-6).

Usted puede ser “cristiano”, nada más; miembro de la iglesia de Jesucristo (Ver la primera sección de este escrito). A fin de permanecer salvo, el cristiano ha de continuar siendo obediente  a Jesús (Mateo 28:19-20; Hebreos 5:9). Es importante que usted se integre a una congregación de cristianos, con quienes poder adorar y servir de acuerdo a la enseñanza bíblica. Existen miles de estas congregaciones a través del mundo. De no haber una cerca de usted donde pudiera asistir consecuentemente, usted mismo bien pudiera tomar la iniciativa de empezar una en su casa u otro lugar apropiado.

Contactarnos: Jerry Humphries, P. O. Box 2560, Florence, Alabama 35630.  [email protected]

Traducido del inglés por Homero Shappley de Álamo

 


 

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