Gonzalo M. pregunta:
“¿Cuál es la importancia del bautismo en agua, y cuál es la edad más adecuada?”
Breves respuestas
Estimado Sr. Gonzalo M.:
Pláceme saludarle en el nombre del Señor.
En cuanto a “la importancia del bautismo”:
-El Espíritu Santo enseña que el bautismo es "para perdón de los pecados" (Hechos 2:38).
-Y necesario para revestirse de Cristo. "Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos" (Gálatas 3:27).
-Cristo lo hace requisito para nacer de nuevo y ser salvo. “El que no naciere de agua y del Espíritu, no pude entrar en el reino de Dios” (Juan 3:1-7). "El que creyere y fuere bautizado, será salvo..." (Marcos 16:16).
-El Señor añade a su iglesia a toda persona bautizada bíblicamente (Hechos 2:38-47).
-Saulo de Tarso debía bautizarse para que sus pecados fueran lavados. Le dice Ananías, por el Espíritu: “Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre” (Hechos 22:16).
-El apóstol Pedro testifica que “El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva…” (1 Pedro 3:21).
-Por ser el bautismo requisito “para perdón de los pecados”, en el Siglo I, los que oyeron el evangelio, creyeron en Cristo y se arrepintieron de sus pecados, fueron bautizados sin demora. Por ejemplo, el carcelero de Filipos y su familia fueron bautizados “enseguida”, por la madrugada, antes del amanecer (Hechos 16:25-40).
Para numerosos estudios detallados sobre el modo bíblico y el propósito divino para el bautismo, le recomendamos www.editoriallapaz.org/bautismos.compilación.htm.
Referente a la “edad más adecuada” para ser bautizado, es preciso que el candidato sea capaz de creer (Marcos 16:16) y arrepentirse (Hechos 2:38). Implícita, pues, es la capacidad también de poder entender el evangelio, ya que "la fe viene por el oír, y el oír por la palabra de Dios" (Romanos 10:17). El adolescente normal de unos doce a catorce años de edad suele tener el entendimiento necesario para comprender lo básico del evangelio. En el Siglo I, no fueron bautizados recién nacidos o niños chiquitos.
Para servirle en
Cristo,
Homero Shappley de Álamo
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