Reservados todos los derechos por
el autor Homero D Shappley

Fotografía del título artístico para el Comentario sobre Apocalipsis por Homero D. Shappley compuesto de piezas de ajedrez y palabras claves sobre un mapa plano del mundo, la gráfica en tonos de azul y los textos de color oro.

Capítulo Seis de este Comentario

Espantoso drama de dos
grandes bestias apocalípticas

Capítulo 13 de Apocalipsis

Pintura que representa a una gran bestia con una enorme cabeza que sobresale a otras seis cabezas, y en su cabeza diez cuernos, criatura fantasmal, apocalíptica, de pesadillas horripilantes. 404 x 340La Primera Bestia de Apocalipsis 13

Acto 1   |   Escena 2

Las Siete Cabezas de la
Primera Bestia

 

[Se sigue el patrón de bosquejo iniciado en la Escena 1.]

 

B. La primera bestia “…tenía siete cabezas. Apocalipsis 13:1; 17:3

1. La identidad de las “siete cabezas”.

Encontramos un indicio importante para la identificación acertada de las “siete cabezas” en Apocalipsis 17:9, donde se nos informa que “las siete cabezas son siete montes. Esta es la primera explicación dada por Dios a través del ángel que habla con el apóstol Juan. 

a) No pocos comentaristas sostienen que los “siete montes” son las siete colinas sobre las que se edificó la ciudad de Roma. Sin embargo, discrepamos, respetuosamente, por las siguientes razones: 

(1) Primera razón. Una de las “siete cabezas”, sinónimas con “siete montes”, fue “herida de muerte”

“Vi una de sus cabezas como herida de muerte…”  Apocalipsis 13:3

Ahora bien, si los “siete montes” fuesen las siete colinas físicas sobre las que fue edificada la ciudad de Roma, habría que aplicar “fue herida” a una de ellas.

¿“Herida” una colina material? ¿“Herido” un monte de tierra o piedra? 

¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué?

¿Herida solo una de las siete colinas, pero no las restantes seis? ¿Cuál de las siete?

AFotografía del distrito de Aventino de la ciudad de Roma, nombre de una de las siete colinas legendarias de Roma.><span style=Estas preguntas enfocan algunas problemáticas que se crean al postular que los “siete montes” sean las siete colinas geográficas donde la ciudad de Roma fue construida.

El distrito de Aventino, nombre de una de las siete colinas legendarias de Roma.  

(2) Segunda razón. ¿Existe alguna diferencia entre “montes” y “colinas”? De cierto, los dos vocablos no son precisamente sinónimos, pues, “monte” identifica una masa más alta y de más volumen que “colina”. 

Monte(Del lat. mons, montis). m. Gran elevación de terreno”.

Colina(Del lat. collīna, t. f. de collīnus, del collado). f. Elevación natural de terreno, menor que una montaña.”

Ambas definiciones del Diccionario de la Real Academia Española, en Microsoft® Encarta®

Pese a que “mons” (monte) se aplique a algunas de las siete colinas de Roma en ciertos escritos de la antigüedad, se trata más bien de elevaciones comparativamente bajitas de terreno, las que tienen en la actualidad hasta 50 metros de altura, nada más.

El Capitolinus Mons mide 460 metros de largo, 180 de ancho y 39 de alto. 

Topographical Dictionary of Ancient Rome, por Samuel Ball Platner. Londres. Oxford University Press. Disponible en el Internet

“La mayoría de las colinas son cerros formados por corrientes de agua que fluyen desde el terreno más alto al río Tíber.” Las siete colinas de Roma www.sight.seindal.dk.

Fotografía de la Colina Caelius, una de las siete colinas de la ciudad de Roma.Las dos fotografías incluidas con este escrito confirman que se trata de “colinas” o “cerros”, y no de “montes”.

Izquierda. La Colina Caelius, una de las siete colinas de Roma.

¿Qué sea un verdadero “monte”? No parece serlo, de modo alguno.

Bien que no sea determinante para la interpretación correcta de “siete montes” esta distinción entre “monte” y “colina”, no carece completamente de significancia y peso, según nuestra apreciación.

La ciudad de Roma fue edificada sobre siete colinas y no sobre siete montes o montañas.

Los nombres en latín de las siete colinas son: Palatinus, Capitolinus, Quirinalis, Viminalis, Esuilinus, Caelius y AventinusUna pintura que proyecta una visualización artística de las siete colinas de la antigua Roma.

Una visualización artística de las siete colinas de la antigua Roma.

b) En el lenguaje profético de la Biblia, “monte” puede significar “reino”, como, por ejemplo, en Isaías 2:1-4. 

“Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones.” 

“…el monte de la casa de Jehová” es el Reino de Dios. 

“…cabeza de los montes” significa que el Reino de Dios sería superior a cualquier reino terrenal, verdad enseñada también en Daniel 2:44-45, donde se revela proféticamente que el Reino de Dios desmenuzaría y consumiría a los reinos terrenales, permaneciendo “para siempre”.

Así que, “monte” “montes” en Isaías 2:1-4 claramente significan “reinos”.

El contexto de Apocalipsis 17:9 indica que asimismo deberíamos interpretar el vocablo “montes”. O sea, como “reinos”.

Esta interpretación concuerda con la Segunda Explicación dada por Dios mismo, la que presentamos a continuación. 

2. La identidad de las “siete cabezas”. La Segunda Explicación dada por Dios mediante el ángel que habla con el apóstol Juan es, a saber:

Pintura de una bestia que sube del mar y que tiene siete cabezas con coronas y un total de diez cuernos. Las “siete cabezas… son siete reyes. Enseguida se añade: 

“Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo”. Apocalipsis 17:9-10

Ya el Espíritu Santo nos informó que las siete cabezas son “siete montes”. En la misma oración, él amplía su explicación informándonos que también son “siete reyes”“Las siete cabezas son siete montes… y son siete reyes.” 

a) ¿Qué son, o quiénes son, estos “siete reyes”?

Analizando textos, contextos y hechos relevantes, determinamos que estos “siete reyes” representan a siete reinos.

La evidencia que sostiene esta conclusión la encontramos del todo abrumadora.

Pintura de una bestia con siete cabezas y diez cuernos que sube del mar, ilustración para el comentario sobre la Primera Bestia de Apocalipsis por Homero Shappley. Estimado lector/estimada lectora, le animamos a analizar objetivamente el siguiente argumento relacionado con los “diez cuernos”, tema explorado detenidamente en el Capítulo Siete de este Comentario.

¿Qué son los “diez cuernos”? Se nos informa categóricamente, tanto en Apocalipsis 17:12 como en Daniel 7:24, que son “diez reyes”

“Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes…” 

Ya que reyes reinan sobre reinos, estos “diez reyes” representan a diez reinos terrenales, los cuales son identificados por nombre en el Capítulo Siete de este Comentario.

Siendo, pues, los “diez reyes” sinónimos, efectivamente, de diez reinos terrenales, la sana lógica y el sentido común nos llevan a concluir que los “siete reyes”, representados por las “siete cabezas” de la bestia que sube del mar en la visión de Apocalipsis, también son siete reinos terrenales, y no meramente:

Las siete colinas que fueron incorporadas en el municipio de Roma.

Siete emperadores romanos particulares.

Siete distintas formas del gobierno romano.

Tres teorías postuladas por algunos expositores.

A nuestro entender, este argumento tiene gran peso para la identificación correcta de los “siete reyes”, y, por ende, también para la de las “siete cabezas” de la bestia que sube del mar, ya que estas “siete cabezas” son “siete reyes”.

b) Entonces, afirmamos confiadamente que las “siete cabezas” de la bestia que sube del mar son siete reinos terrenales.

Consideremos todavía otras evidencias convincentes. Según Apocalipsis 17:10, los “siete reyes” no son contemporáneos, sino que el uno sigue al otro.

Obsérvese, paciente lector/lectora, la secuencia inequívoca:

Cinco han caído [pasado].

Uno es [presente, en el tiempo cuando Juan recibió estas revelaciones, en 95 EC (Era Común. Edad Cristiana para los cristianos.)].

Y el otro “aún no ha venido” [futuro al tiempo que vivía el apóstol Juan].

Indiscutiblemente, no son coetáneos, y esto es determinante para la interpretación de las profecías relevantes.

Apoyándonos en esta información se puede construir un fuerte silogismo. 

(1) Primera premisa. Los “siete reyes” no son contemporáneos.

(2) Segunda premisa. Los “siete reyes” son las “siete cabezas” de la bestia que sube del mar.

(3) Conclusión necesaria e irrefutable. Las “siete cabezas” no son contemporáneas. 

Es decir, las “siete cabezas” no se manifiestan en todo su poder durante la misma época de la historia humana.

La cláusula clave es “en todo su poder”.

Quizás coexistan algunas por algún tiempo, o sean visibles más de una cabeza-reino durante determinada época, mas, sin embargo, en cuanto a tomar el dominio principal, sobreponerse y gobernar áreas extensas del planeta Tierra, la realidad es que una se manifiesta tras otra, fortaleciéndose cada una como por turno y ejerciendo cada uno, el uno tras el otro, el rol de “gobierno supremo, imperio máximo”. 

Recalcamos: el sentido de Apocalipsis 17:10 es que cinco reinos han caído, un reino es y el otro reino “aún no ha venido”. “REINOS.” El énfasis es sobre reinos terrenales. Las “siete cabezas” son siete reinos terrenales. 

c) Las visiones de Daniel también aportan un detalle importantísimo para la identificación acertada de las “siete cabezas” de la bestia que el apóstol Juan vio, a saber, el leopardo que ve Daniel “tenía cuatro cabezas. Daniel 7:6 

En esta pintura, se destaca un leopardo con cuatro cabezas y cuatro alas, que sale del mar y en la parte superior del cuadro un busto de Alejandro el Magno, más la imagen de un gran templo griego.Estas “cuatro cabezas” simbolizan, indisputablemente, los cuatro REINOS que fueron formados de los territorios conquistados por Alejandro el Magno cuando este falleció en el año 323 antes de Cristo.

En esta pintura, se destaca un leopardo con cuatro cabezas y cuatro alas, que sale del mar y en la parte superior del cuadro un busto de Alejandro el Magno, más la imagen de un gran templo griego.

Estos cuatro reinos eran: Egypto Ptolemaico, Seleucid Mesopotaia, Attalid Anatolia y Antigonid Macedón.

Dado, pues, que las “cuatro cabezas” del leopardo son cuatro reinos terrenales, se deduce lógicamente que las “siete cabezas” de la bestia vista por Juan serían siete reinos terrenales.

La similitud entre las visiones de Daniel y Juan es muy evidente y comprobada; el lenguaje profético, muy parecido. Si “cabeza” simboliza “reino terrenal” en las visiones de Daniel, “cabeza” también simbolizaría “reino terrenal” en las visiones del apóstol Juan 

3. La identificación de las “siete cabezas” como siete reinos distintos que no ejerzan el dominio principal simultáneamente rinde totalmente nula la identificación de las “siete cabezas” como las siete colinas donde fue edificada Roma.

¿Cómo aplicar “cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido” a las siete colinas? 

Las siete colinas geográficas de Roma permanecen en el mismo lugar desde tiempos remotos hasta el presente.

No se caen cinco, dejando en existencia solo una, con la esperanza de que se levante otra en un futuro. 

Queda, pues, eliminada por inválida la interpretación de las “siete cabezas” como alusión a las siete colinas de Roma.

4. La identificación acertada de las “siete cabezas” como siete reinos terrenales también significa que tampoco representansiete reyes particulares.

Por ejemplo, a siete emperadores romanos particulares.

Por lo tanto, demás sería presentar argumentos adicionales para probar defectuosa la tesis según la que las “siete cabezas” fuesen siete emperadores romanos particulares.

Con todo, tenemos a bien compartir con el estudioso las siguientes consideraciones. 

a) ¿Acaso ocuparan el trono de Roma solo siete emperadores?

Más bien, lo ocuparon decenas de hombres a través de doce siglos, desde el pequeño reino nacido en las cercanías del río Tíber casi ocho siglos antes del nacimiento de Cristo hasta principios del siglo IV de la Era Común cuando la ciudad de Roma dejó de ser la capital del imperio unido.

Luego, decenas más ocuparon el trono romano al establecerse la “Nueva Roma” en el oriente, recibiendo pronto esta nueva capital del Imperio Romano el nombre “Constantinopla” en honor a su fundador, el emperador Constantino I, y permaneciendo el Imperio Romano de Oriente, llamado “Bizantino” solo por historiadores equivocados, hasta mediados del siglo XVI, hechos que pronto quedarán plenamente establecidos.

b) Ya se puso de relieve el que los “siete reyes” de este texto siguen el uno al otro, no siendo contemporáneos.

Se reitera: la revelación dice claramente que cinco habían caído, uno era y el séptimo aún no había venido cuando Juan recibió esta visión.

Teniendo presentes estas verdades, afloran ciertas dificultades si postulamos que los “siete reyes” fuesen siete emperadores romanos particulares.

Por ejemplo, ¿de cuáles siete se trataría? ¿De los cinco antes del tiempo cuando Juan recibió las visiones de Apocalipsis, siendo el sexto el emperador que estaba en poder cuando Juan escribió el libro y el séptimo, pues, el que le siguiera?

Y de ser así, ¿cómo encajar en semejante escenario el séptimo rey, el octavo rey, los diez cuernos, el cuerno pequeño, los reyes del oriente, la gran ramera, el “poco de tiempo, etcétera, etcétera?

Desde luego, no faltan comentaristas que lo intenten.

Sin embargo, al proseguir nosotros el desarrollo de estos temas, quedará claro que la interpretación de los “siete reyes” como “siete emperadores romanos particulares”, además de ser anulada por la identificación correcta de las “siete cabezas” como siete reinos terrenales, sencillamente no armoniza con las demás profecías de Apocalipsis sobre reyes, reinos, segunda bestia, diez cuernos, cuerno pequeño, mil doscientos sesenta días, milenio, poco de tiempo, etcétera. 

5. La identificación acertada de las “siete cabezas” como siete reinos terrenales también significa que tampoco simbolizan siete formas distintas de gobierno” instituidas durante el transcurso de la existencia larga del Imperio Romano.

Pintura de excelente enfoque y colores en la que se proyectan miembros del Senado Romano en el acto de discutir asuntos del Imperio, entrando luz por las ventanas de la gran recámara donde se encuentran reunidos. Por lo tanto, demás sería seguir debatiendo el punto. Sin embargo, para el estudioso anotamos lo siguiente.

De cierto, la historia confirma que la organización política de aquel Imperio Romano evolucionó a través de los siglos, pasando de un tipo de gobierno a otro.

Por ejemplo, de “reino”, a “república”, a “dictadura”, etcétera.

Sin embargo, cabe preguntar: ¿se implementarían solo siete formas de gobierno durante los dos milenios y medio que permaneció aquel Reino, o es forzado y arbitrario el concepto de solo “siete formas distintas de gobierno”? 

Pintura realista de personas que se presentan ante un emperador romano sentado sobre un trono, con senadores del Imperio Romano detrás de él y en cada lado del trono, viéndose también algunas columnas y el piso en lozas finas de la sala amplia donde esta escena se escenifica.Pronto estudiaremos sobre cómo el Imperio Romano fue sanado de una “herida mortal”, manteniéndose en pie durante muchos siglos adicionales, adaptándose y sosteniéndose bajo todavía otras formas de gobierno distintas a las que seguía antes de la “herida”.

Al plantearse que las “siete cabezas” sean “siete formas distintas de gobierno”, ¿tiene sentido obviar las formas de gobierno que tuvo el Imperio Romano después de sanado? Opinamos que no.

De todos modos, confirmaremos que esta interpretación, conforme a la que las “siete cabezas-montes-reyes” representen siete formas distintas del gobierno romano, simple y llanamente, no es acorde con las profecías sobre los “diez cuernos” y el “octavo rey”.

6. El apóstol Juan ve a una bestia con “siete cabezas”. La visión que se materializa ante sus ojos cuando él se para “sobre la arena del mar”, mirando mar adentro, es estremecedora, aun aterradora.

Pintura de una gran, feroz criatura fantasmal apocalíptica, de pesadillas horripilantes, teniendo siete cabezas y diez cuernos, ilustración para el estudio sobre la primera bestia de Apocalipsis por Homer Dewayne Shappley.Ve “subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos”, y estamos viéndola también a través de los ojos y el relato del apóstol. ¡Ahí en el escenario de la Escena 1!

Criatura fantasmal, apocalíptica, de pesadillas horripilantes.

Peor que el mítico monstruo de Loc Nes, Escocia; que el dinosaurio más grande y feroz.

Si bien una sola bestia robusta y agresiva, con una sola cabeza grande y amenazante, llena de espanto, ¿cuánto más una fiera gigantesca con siete cabezas descomunales y diez cuernos? Cría monstruosa del infierno.

Ya comprendemos que las “siete cabezas y diez cuernos” son reinos terrenales, los que no son pacíficos ni benévolos sino malévolos, violentos y destructores, sembrando pavor entre sus opositores y sojuzgándolos, tal cual una enorme bestia salvaje a su presa.

Entonces, razonamos que la “bestia”, singular en Apocalipsis 13:1, de la que nacen las siete cabezas y los diez cuernos, encarna, efectivamente, todos las fuerzas y los efluvios diabólicos que sostienen las siete cabezas y los diez cuernos.

En este sentido y contexto, la “bestia”, singular, existe desde antes de la formación de la primera “cabeza-reino” en la tierra.

Gráfica compuesta de imágenes y textos relacionados con las cuatro bestias que vio Daniel y las siete cabezas de la primera bestia de Apocalipsis que las identifican como reinos terrenales que siguen el uno al otro en la línea del tiempo.Nacida la primera “cabeza-reino”, nacen luego todavía otras “cabezas-reinos”, y además, al tiempo, “cuernos-reinos”, incluso el “cuerno pequeño”. 

Los primeros seis reinos en la línea del tiempo. Comenzando con Egipto y Caldea-Asiria en la esquina izquierda, inferior. Luego, las cuatro que vio Daniel: Babilonia, Medo-persa, Grecia y el Imperio Romano. En cada aparición de la “bestia” predomina una de las “cabezas-reinos”, destacándose y sobreponiéndose por tiempo determinado.

a) Así pues, cuando esta bestia fantasmagórica vista por Juan toma forma visible en el mundo, manifestándose mediante algún reino terrenal, ella no se presenta con siete cabezas todas plenamente desarrolladas a la misma vez

Es decir, no se manifiesta mediante siete grandes imperios idolátricos o ateístas, que existieran en la tierra simultáneamente.

Más bien, en cada aparición de la “bestia” predomina una de las “cabezas-reinos”, destacándose y sobreponiéndose por tiempo determinado, siendo distinta cada “cabeza-reino” de las demás, al menos en algunos aspectos.

b) Respaldan admirablemente esta interpretación las visiones de Daniel, las que este recibió en Babilonia durante el primer año del reinado de Belsasar. 

“He aquí… cuatro bestias grandesDIFERENTES la una de la otra, subían del mar.” Daniel 7:1-3

En las visiones de Daniel, aparecen uno tras otro:

Un león con “alas de águila”.

Luego, un oso con “tres costillas entre los dientes”.

Pintura que representa a las cuatro bestias visitas por Daniel en vio en visión: un león con alas de águila, un oso con tres costillas entre los dientes, un leopardo con cuatro cabezas, y la cuarta muy diferente, espantosa y terrible.Luego, un leopardo “con cuatro alas de ave en sus espaldas”, el cual “tenía también… cuatro cabezas”.

Y, por último, “la cuarta bestia, espantosa y terrible… muy DIFERENTE de todas las bestias… antes de ella, y tenía diez cuernos”. Daniel 7:4-7

Una secuencia en las apariciones de las cuatro bestias es muy obvia en las visiones de Daniel, destacándose aún más el desenlace secuencial en la explicación que un ángel de Dios da a Daniel, comenzando en Daniel 7:17.

Cada bestia de estas cuatro corresponde a una de las “siete cabezas” de la visión del apóstol Juan relatada en Apocalipsis 13. 

7. Dadas todas estas evidencias y consideraciones, afirmamos, sin temor de equivocarnos, que las “siete cabezas” son siete reinos terrenales, cada uno fuerte y espantoso como una gran bestia indómita, que se levantan consecutivamente.

Interesantemente, este fenómeno es precisamente el que encontramos en la historia secular-religiosa de aquella región del planeta Tierra donde escenifican las visiones de Apocalipsis y Daniel.

¡Siete reinos seculares, sujetos a fuerzas, filosofías y creencias opuestas al Dios Creador, que actúan, cada uno, en la secuencia que le toca, como alguna clase de bestia que Satanás mismo creara! 

 a) Los cinco reinos que se cayeron son: 

 (1) Caldea-Sumeria-Babilonia

(2) Egipto

Una representación artística panorámica de la gran ciudad de Babilonia en el tiempo del rey Nabucodonosor.(3) Asiria

(4) Medo-persa

(5) Grecia 

Una representación artística de la ciudad de Babilonia en el tiempo del rey Nabucodonosor 

Respecto a su religiosidad, estos cinco reinos grandes y poderosos eran, esencialmente, idolátricos. Muchos de sus faraones o reyes se consideraban “dioses”, se proyectaban como tal y los súbditos los adoraban.

Definitivamente, la gran “bestia” dio vida a aquellos cinco reinos, sosteniéndolos, como el cuerpo sostiene a la cabeza. Todo lo que la historia revela acerca de ellos confirma esta conclusión. 

 b) El sexto reino es representado por el rey que “ES”, o sea, por el que estaba en poder cuando Apocalipsis fue revelado al apóstol Juan a finales del siglo I.

¿Cuál reino dominaba en aquel entonces? El Imperio Romano.

Gráfica compuesta de imágenes y textos relacionados con las cuatro bestias que vio Daniel y las siete cabezas de la primera bestia de Apocalipsis que las identifican como reinos terrenales que siguen el uno al otro en la línea del tiempo.En el año 95 EC, esta cabeza-reino ya había conquistado a Grecia, Egipto, Israel y otros países de menos renombre, formando un imperio poderosísimo, riquísimo, de impresionante extensión geográfica, de arte y cultura influyentes, con un sistema legal sumamente avanzado.

No solo tenía sus propios dioses y diosas, incluso la diosa Roma, sino que incorporaba libremente los dioses y diosas de otras gentes.

Además, practicaba la esclavitud en gran escala, al igual que deportes muy violentos en grandiosos coliseos construidos en muchas ciudades a través de sus vastas tierras.

Inequívocamente, el sexto reino (sexto monte, sexta cabeza, sexto rey) es el Imperio Romano.

Tengamos presente que solo podemos interpretar correctamente el verbo “es”, en la frase “uno es”colocándonos allá en el tiempo del apóstol Juan

“…ES…”, o sea, se trataba del rey-reino-cabeza que existía cuando el anciano Juan vivía en la isla de Patmos, a fines del siglo I, recibiendo allá las visiones de Apocalipsis.

Para los efectos, el apóstol Juan está diciendo: “El sexto reino-rey-cabeza existe en mi tiempo, en el tiempo que vivo yo, en este año 95 del siglo I de la Era Común”.

Por consiguiente, el verbo “es” no se refiere, en absoluto, al tiempo que vivimos nosotros (primera mitad del siglo XXI), sino al tiempo cuando el apóstol Juan recibió las revelaciones de Apocalipsis. 

Pintura con gran lujo de detalle que recoge una escena en el centro de la gran ciudad de Roma donde aparecen soldados en la calle, miembros del Senado en las gradas de un edificio imponente, un estandarte del ejército, y una escultura de la zorra que amamantara a Rómulo, fundador legendario de Roma y su primer rey.El Imperio Romano

En el lado izquierdo de la pintura, el estandarte romano, con el águila en alto, sostenido por soldados romanos.

En el lado derecho, un grupo de senadores romanos luciendo togas blancas.

Sobre el gran pedestal a la derecha, una escultura de la zorra que amamantara a Rómulo, fundador legendario de Roma y su primer rey. 

c) Y el séptimo rey-cabeza-monte, ¿es posible identificarlo? En el Capítulo Siete de este Comentario presentamos, de nombre, un candidato que responde satisfactoriamente, según nuestra evaluación, a los parámetros proféticos para el séptimo reino. 

C. La primera bestia “tenía... diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas”. Apocalipsis 13:1. Estos “diez cuernos” los examinamos minuciosamente también en el Capítulo Siete de este Comentario, identificándolos de nombre y presentando muchas evidencias.

 

Texto y composición de esta Página por
el autor
Homero D Shappley

editoriallapaz2@gmail.com

 

Acto 1, Escena 3. Las blasfemias de la Primera Bestia. La Bestia Escarlata llena de nombres de blasfemia. Los farones egipcios blasfemaban al identificarse como “hijos de RA,” dios del sol. El nombre Nabucodonosor comienza con el nombre “Nabu,” del dios babilonio de la literatura y la ciencia. Algunos emperadores romanos se proyectaban como dioses. El caso del rey Herodes Agripa.

 

Orientación

La nueva versión del comentario sobre la Primera Bestia de Apocalipsis se compone de siete Escenas, de las que este documento es la Tercera.

 


 

Índice completo del Capítulo Seis

 

Índice de solo los textos que componen el comentario

Lista del contenido completo del comentario, incluso las imágenes

 

 

  

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