Capítulo 1 del Análisis
Consideraciones iniciales para
el estudio del libro de Apocalipsis
Parte 4
El gran valor de Apocalipsis para cualquier
persona que lo lee, oye y obedece.
Muchísimas personas que leen Apocalipsis, aunque sea tan solo una pequeña porción, opinan que el libro es demasiado difícil de entender, aun indescifrable en las partes de alto contenido metafórico. Pronto se desorientan en su estudio, desanimándose, al tropezar con tantas exóticas figuras retóricas. Se escuchan exclamaciones tales como:
“¡Leer o estudiar ese libro es una pérdida de tiempo!”
“Cada comentarista, predicador o maestro interpreta el libro a su manera, presentando casi todos y cada uno explicaciones contradictorias.”
Pues bien, a la verdad, el libro merece ser colocado en la categoría de “cosas… difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición”, como dijo Pedro de algunas cosas en las epístolas de Pablo, y pienso en Romanos, los capítulos 3, 9, y 11, casi tan “difíciles de entender” como algunas porciones de Apocalipsis. Sin embargo, desde Apocalipsis 1:3 en adelante, se destacan la importancia y valor del libro para todo aquel que lo lea, oiga y obedezca. Por ende, se infiere que entenderlo no es totalmente imposible. Consideremos:
1. Apocalipsis 1:3. “Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas…” ¿Se da cuenta usted? ¡Leer, oír, y guardar “las palabras de esta profecía” trae bienaventuranzas!
Mas, ¿cómo recibir las bendiciones si casi todo el libro sea, conforme a la apreciación de no pocos, un misterio envuelto en un enigma?
¿Cómo guardar “las cosas” de este libro si no son entendibles?
¿Con qué lógica “manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto” si estas “cosas” no son comprensibles? Apocalipsis 1:1 No se quiere decir que sea necesario entender plena y perfectamente hasta el detalle más pequeño, mas, sin embargo, seguramente por lo menos los significados a grandes rasgos. Y más que simplemente las siete cartas a las siete iglesias en la provincia romana de Asia ya que “las cosas” son las que “deben suceder pronto” aun para las siete iglesias.
2. Apocalipsis 22:7 y 9. “Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.”
Instructivamente, el ángel que mostraba al apóstol Juan “estas cosas” se identifica, diciendo: “Yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro.” Apocalipsis 22:9. Así que, al menos algunos de los ángeles al servicio de Dios saben el contenido de Apocalipsis, pues participaron en el proceso de revelárselo al apóstol Juan. Lógicamente, se infiere que ellos mismos también actúan en armonía con la Revelación. “Guardan” lo que en ella corresponde a ellos. Obedecen los mandamientos de Dios relacionados con el cumplimiento de las profecías. Recalcamos: ¿cómo guardarlas los humanos, o siquiera los ángeles, si no se pueden entender?
3. Apocalipsis 22:16. Apocalipsis fue dado por Dios para “testimonio… en las iglesias.” Pero, si este “testimonio” no es entendible, ¿con qué lógica darlo “en las iglesias”?
4. Apocalipsis 19:10. “El testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.” Esto quiere decir, a nuestro entender, que “la profecía”, y, por inferencia, su real y fiel cumplimiento, figuran notablemente en el “testimonio” que Jesús da “en las iglesias”, y, además, como orientación o aviso para toda persona no convertida a Dios.
Sin embargo, este “testimonio de Jesús” solo traería confusión, aun burla, de resultar totalmente incomprensible. Surtiría el mismo efecto que hablar “lengua extraña”, sin interpretarla, en presencia de quien no la entienda. “No dirán que estáis locos?” Desde luego, ¡lo dirán sí!1 Corintios 14:9-11, 27-28.
Ese error descabellado es precisamente el que algunos miembros de la iglesia en Corinto, Grecia cometieron en el siglo I. Hoy por hoy, la repiten en gran escala los millones de “cristianos carismáticos y pentecostales” alrededor del mundo, quienes son reprochados y ridiculizados con la misma exclamación: “¡Están locos!” Y así resulta que aun los cristianos auténticos y maduros, juntamente con su “sana doctrina”, son rechazados sameriamente por los no cristianos quienes desconocen aquella pura “doctrina de Cristo”. 1 Timoteo 4:16; Tito 2:1; 2 Juan 1:9-11
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Los no cristianos a través del mundo, los que componen más o menos el 75% de la población, cabe la posibilidad de que añadan a las razones por no convertirse al cristianismo el desprecio que manifiestan tantos cristianos hacia el libro de Apocalipsis. “El libro es indescifrable. Leerlo y estudiarlo es perder el tiempo. No tiene casi ningún valor.” A lo cual el no cristiano bien pudiera responder: “¡Qué cosa! ¿Qué dice usted? ¿Cómo se atreve usted a expresarse tan despectivamente de uno de sus escritos sagrados? ¿Y pretende que yo tome en serio su fe, su religión, su cristianismo?”
“El testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía” es un estudio cuidadoso de la declaración en Apocalipsis 19:10.
Conclusión. A la luz de estos textos, al autor de este Comentario le parece no solo razonable y beneficioso sino también absolutamente necesario escudriñar el libro de Apocalipsis asidua y pacientemente.
Aún más, se tiene como un deber impuesto implícitamente por Dios.
A esto se debe que este servidor viene esforzándose, hace tiempo, para cumplir con lo que percibe como “mi deber personal de entender, al grado máximo posible, las profecías y visiones del libro”, sin descuidar otras áreas vitales del saber espiritual.
Estimado amigo, respetada dama, le animamos a hacer otro tanto.
Personalmente, ya he podido comprobar que Apocalipsis es un enorme tesoro riquísimo y variado. Examinarlo poco a poco, objetivamente, haciendo a un lado nociones preconcebidas, aun interpretaciones tradicionales, explorando, visualizando, profundizando, aprendiendo, adquiriendo cada vez más conocimiento de la historia tanto secular como religiosa, haciéndolo mío, y no tan solo lo que terceras hayan dicho o escrito… todo esto y mucho más, incluso mucha oración por entendimiento, redunda en bendiciones valiosísimas, entre ellas, la de certificar la veracidad del libro.
Y esta certificación mismita se logra al presenciar nosotros el incuestionable cumplimiento de profecías proyectadas para el tiempo que vivimos, al igual que verificar el asombroso cumplimiento de profecías y visiones dadas, conforme a nuestra apreciación, para etapas anteriores de la Era Cristiana.
Precisamente, en este contexto Apocalipsis es, efectivamente, “palabra profética más segura”. 2 Pedro 1:19
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Próxima Parte 5. ¿Cuándo fue escrito el libro de Apocalipsis?
El CONTENIDO COMPLETO del Capítulo Uno de este comentario.
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