DON del Espíritu Santo -Parte I

 

¿Recibimos al Espíritu Santo como en Pentecostés?

¿Recibió Pablo los dones del Espíritu mediante

la imposición de las manos de Ananías?

 

Ananías, varón piadoso en Damasco, impone manos a Saulo de Tarso, recibiendo este la vista, bautizándose enseguida.

 

INTERCAMBIO

 

Rubén escribe:

“Creo que tu comentario está erróneo. Hechos 9:17-18. Ananías, un nadie, ¡le impone las manos a Pablo!, y recibe al Espíritu Santo y la vista. Mi punto: si tú recibes al Espíritu Santo de acuerdo a Hechos 2:4, ¡has recibido poder divino sobre toda fuerza de Satanás! ¡Amén!”

Homero responde:

Estimado hermano Rubén, sea la paz de Dios contigo. Me alegro que seas estudioso diligente de las Sagradas Escrituras.

Respetuosamente, observo, haciendo uso de tu fraseología, que si recibes al Espíritu de acuerdo con Hechos 2:4, primero, escuchas un estruendo como de un viento recio que sopla, luego aparecen lenguas como de fuego sobre tu cabeza, entonces predicas el evangelio por inspiración divina en otros idiomas sin haberlos estudiado jamás. No en lenguas jerigonzas ni tampoco angelicales sino en las lenguas natales de tus oyentes. Sin errores gramaticales y con una pronunciación perfecta. Parámetros que se realzan en Hechos 2.

Según Hechos 9:12, Dios instruye a Ananías a poner las manos a Saulo de Tarso para que este recobre la vista. Nada en estas instrucciones de impartir a Saulo dones sobrenaturales de apóstol. Ananías es quien añade la frase “y seas lleno del Espíritu Santo” cuando impone manos a Saulo.

Resulta que todo creyente bautizado bíblicamente recibe “el don del Espíritu” (Hechos 2:38) y se llena del Espíritu al llenarse de las enseñanzas inspiradas que el Espíritu reveló “una vez” para siempre (Judas 3).

Don del Espíritu Santo que el propio Ananías había recibido al bautizarse como manda el la Deidad, y, por lo tanto, conocimiento que tenía él mediante su propia experiencia. Así que, no veo por qué interpretar “lleno del Espíritu Santo” como sinónimo de impartir dones sobrenaturales.

Observo que, según Hechos 9:18, a consecuencia de la imposición de las manos de Ananías, Saulo “recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado”. Contrario a las acciones y testimonios de pentecostales de actualidad.

Estos suelen experimentar alguna clase de trance que los induce, a insistencia de pastores, a hablar lenguas jerigonzas, y lo hacen antes de bautizarse.

No se levantan prontamente a bautizarse porque los pastores no los instruyen a hacerlo, teniendo ellos al bautismo como innecesario “para perdón de pecados”; como mero símbolo de salvación, aun como obra de la carne. Sin embargo, el propósito específico que el Espíritu Santo asigna, sí, al bautismo en Hechos 2:38, y otros textos bíblicos relevantes, es justamente “para perdón de pecados”. (1 Pedro 3:21; Hechos 22:16; Romanos 6:3-7; Marcos 16:15-16; Lucas 3:3)

Saulo se levantó enseguida y se bautizó porque Ananías le dijo: “Y ahora, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate y lava tus pecados, invocando el nombre del Señor” (Hechos 22:16). ¿Te fijas?

¿Instruyes tú así a las personas que te acudan en busca de salvación? ¿Lo hacen los pastores pentecostales de actualidad? ¡NEGATIVO!

Hago hincapié en que no se dice nada respecto a que Saulo de Tarso se levantara hablando lenguas angelicales, jerigonzas o siquiera otros idiomas auténticos a consecuencia de la imposición de manos por Ananías. Tampoco se afirma algo como “…y Saulo fue lleno del Espíritu Santo”. Ni por implicación. Lo que sí se testifica es que “recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado”.

El milagro de sanidad que experimentó Saulo fue “al momento… al instante” (Hechos 9:18). Fue una “completa sanidad”, como la que recibió el cojo sanado en la puerta Hermosa del templo judío (Hechos 3:16). A gran diferencia de las susodichas sanidades de pentecostales de actualidad.

Fíjate bien, hermano Rubén, que el apóstol Pablo nunca jamás atribuyó sus “señales de apóstol” (2 Corintios 12:12) a la imposición de las manos de Ananías.

Tú escribes: “Mi punto: si tú recibes al Espíritu Santo de acuerdo a Hechos 2:4, ¡has recibido poder divino sobre toda fuerza de Satanás! ¡Amén!”

Mi comentario. No tengo que recibir al Espíritu Santo “de acuerdo a Hechos 2:4” para contar con “poder divino sobre toda fuerza de Satanás”. Tal poder divino lo recibo a través del “don del Espíritu Santo” que todo creyente bautizado bíblicamente recibe. Lo recibo al “nacer del Espíritu” (Juan 3:1-7), sumergiéndome en las enseñanzas y en la vida del Espíritu. Además, al vestirme de “toda la armadura de Dios” (Efesios 6:10-20). También, al andar lleno de “la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento”, la cual guarda mi corazóny mis “pensamientos” (Filipenses 4:7).

Saulo de Tarso, convertido en Pablo, el apóstol, tenía, aparte de las “señales de apóstol” que podía hacer, este mismo poder divino de vencer a “toda fuerza de Satanás”, claro, pero este poder no lo eximía de sufrir en carne propia un “aguijón” que Dios el Padre rechazó sanar (2 Corintios 12:7-12).

Su ejemplo me hace comprender que tampoco estoy totalmente exento de“recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado”. pruebas, tentaciones, enfermedades, persecuciones, etcétera, ni tampoco de la muerte física.

Y tú: ¿estás totalmente exento? ¿No vas a morir? ¿De qué condición morirás?

Recalco: tú no has recibido al Espíritu Santo como los apóstoles en el día de Pentecostés, según Hechos 2. ¿Qué? ¿También eres apóstol? ¿En el mismo rango con ellos? ¡Dejémonos de ilusiones semejantes! Perdona mi franqueza. Te lo digo así, usando de franqueza, por amor a tu preciosa alma, y por amor a la Verdad.

A propósito, Ananías no era “un nadie” sino un varón piadoso según la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban” en Damasco (Hechos 22:12); y era un “discípulo” de Cristo (Hechos 9:10).

A tus órdenes, en Cristo,

Homero Shappley de Álamo

 

Nota. Al escribir Rubén “Creo que tu comentario está erróneo”, se refiere al estudio sobre El don del Espíritu -Parte II, en http://www.editoriallapaz.org/don_del_Espiritu_Parte_2.htm  

 


 

DON del Espíritu Santo -Parte I

 

  

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