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Lección 3 del Análisis de Romanos 11. Los versículos del 16 al 27.
Comentario sobre la epístola del apóstol Pablo a los romanos
Por Moses Lard
Su explicación de Romanos 11:26
El apóstol Pablo predica a judíos y gentiles.
“Y luego todo Israel será salvo.” Houtos (houtos , vocablo griego traducido “Y luego” ) significa “así, de esta forma, de esta manera”. Y así, o de esta manera, todo Israel será salvo. ¿De qué manera? Le ha sucedido a Israel dureza hasta (pero no más allá de) entrar la plenitud de los gentiles. Así es que para cuando haya entrado la plenitud, la dureza habrá llegado a su fin. Tan pronto haya ocurrido esto, la incredulidad de Israel cederá ante la fe; la fe resultará en obediencia, y obedeciendo, serán salvos. Esta es la manera. “Todo Israel será salvo.” Pero, la frase “todo Israel” no es preciso interpretarla de tal modo que abarque todo individuo, hasta el último. A menudo en las Escrituras “todo” significa la parte mayor, gran cantidad, un número grande. Tal es su significación aquí. Se quiere decir que el grueso de Israel será salvo. “Salvo” no quiere decir “poner en el camino de salvación” o “que los medios de salvación sean conferidos a ellos”, como sostienen algunos. Quiere decir “salvos” en el sentido de ser perdonados, es decir, ser convertidos en cristianos.
Aquí pues, se afirma la futura salvación del grueso grande de los judíos que estarán vivos en aquel tiempo venidero. Sobre este punto, esta es la Escritura más clara que hayamos encontrado hasta el momento; y está bien clara. A pesar de todo, Israel aun nacerá del agua y del Espíritu, y así entrará en el reino de Dios. Su incredulidad y dureza han de disminuir hasta desaparecer. Volverán a tener corazón de carne, y el velo será quitado de sus ojos; y aun han de ver en Aquel que traspasaron su verdadero y único Mesías.
Mas no es necesario suponer que los judíos sean convertidos todos a la vez o repentinamente. Es posible que su conversión esté efectuándose a través de mucho tiempo. La entrada de la plenitud de los gentiles ha estado tomando lugar por mucho tiempo, no habiendo entrado todavía todos ellos. Así puede pasar en el caso de los judíos. Mas sin embargo, estoy inclinado a pensar que su conversión ocurra rápidamente. Al menos, no discierno ninguna razón para que no suceda así. Las circunstancias que revolucionarán una sola mente bien pueden revolucionar muchas. Anticipo, pues, que su conversión sea una obra de poca duración.
Ahora bien, al ocuparnos en la empresa de vaticinar la probable futura de los judíos, es preciso tener presentes constantemente dos cosas. 1. Que ningún milagro será hecho con el propósito de efectuar su conversión. El poder de Dios para salvación es el evangelio. Por consiguiente, quien no se salve por medio de él no será salvo jamás de modo alguno. Todo lo que se está haciendo para salvar en la actualidad a los gentiles será hecho también para salvar a los judíos, y no más. 2. Que la futura salvación de Israel no implica su restauración a su antiguo terruño en Palestina. Lo primero es una gran necesidad; lo segundo no lo es. Una vez convertidos, los judíos pueden ser tan felices, dispersados con lo son en la actualidad, como conglomerados de nuevo en Judea; y ciertamente podrían ser mucho más útiles. El evangelio no está diseñado para preparar a los hombres para una Canaan terrenal sino para una celestial.
“Como está escrito: Vendrá de Sión el Libertador, Que apartará de Jacob la impiedad.” Tratándose de sustancia, la cita es de Isaías 59:20-21, pero tomando en cuenta su conexión al siguiente versículo, parece que toda la cita consiste de dos o más pasajes combinados de tal manera como para expresar la idea del apóstol no en sus propias palabras sino en las de profecía. La caída y el rechazamiento de Israel (Capítulo 11) él los había descrito principalmente en el lenguaje de los profetas. Utilizando el mismo lenguaje, procura ahora exponer su recepción.
Evidentemente, el propósito de toda la cita es sostener la aserción al efecto de que “todo Israel será salvo”. Esta salvación consistirá de dos partes: 1. Logrando que Israel se aparte de la impiedad, la que aquí incluye toda la suma de sus pecados, especialmente la incredulidad. 2. La remisión de sus pecados. La primera parte de esta salvación está predicha en el presente pasaje; la segunda, en el próximo versículo.
Pero, ¿quién es el “Libertador”, y cómo hemos de entender la frase “saldrá de Sión”? Certeramente, el Libertador es Cristo, ya que solo él es autorizado para traer salvación a todos. Pero Cristo ha venido ya. ¿Cómo entender, pues, que aún estaría para venir? Aún no estaría para venir en el sentido entendido aquí, pues esta parte de la profecía es necesario tenerla como ya cumplida, y por lo tanto, deducir que el texto completo es citado con el propósito de enfatizar la otra parte. Esta manera de citar las Escrituras es común. Nosotros mismos citamos frecuentemente un versículo entero a fin de resaltar una sola cláusula. De Cristo se dice “que apartará de Jacob la impiedad” porque esto sería efectuado por medio de su evangelio, y todo cuanto se efectúe por el evangelio se adscribe propiamente a Cristo. Aquí, “Jacob” representa a sus descendientes, o más bien a aquella parte de ellos que fue rechazada.
Traducido del inglés por Homero S. de Álamo
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Lección 3 del Análisis de Romanos 11. Los versículos del 16 al 27.
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