Auto motivado espiritualmente

Motivaciones puras o egoístas, auto motivado, falto de motivación o fuertemente motivado -cómo la motivación o falta de ella impacta al cristiano y su salvación.

¿Cuáles motivaciones activan a estas personas a congregarse
para escuchar un sermón y participar en el culto?

¿Cuántos de los congregados están auto motivados?

¿Cuántos dependen de motivaciones infundidas
por terceras, incluso predicadores o maestros?

¿Cuántos cristianos reinciden en la vida secular-mundana por no contar
con motivaciones muy personales que los mantengan fieles a Cristo?

Mensaje espiritual de texto completo

I. Introducción

A. Salutación

B. ¿Cuáles atributos tienen en común?…

Don Quijote de la Mancha, Sancho Panza y molinos de viento.Thomas Alva Edison, inventor de la bombilla eléctrica

Miguel Cervantes, autor de Don Quijote

Wolfgang Amadeus Mozart, compositor de incontables piezas encantadoras de música clásica

Cristóbal Colón, descubridor de las Américas

Bill Gates, presidente de Microsoft

Y la mayoría de los demás personajes famosos tanto del pasado como del presente.

Entre los atributos que observamos en ellos se subraya para este estudio el de una ¡MOTIVACIÓN fuerte y constante! 

Fuertemente motivados a inventar, escribir, componer o descubrir. 

C. ¿Cuáles son las motivaciones que suelen operar en las personas que alcanzan el éxito, la fama, el poder o las riquezas? De cierto, se observan muchas distintas, desde la más noble o benévola hasta la más egoísta o cruel. Por ejemplo:

1. La motivación que lleva a no pocas personas a destacarse en este mundo es el deseo ardiente de ser creativas. De dar valor, sustancia o significado a su vida mediante las obras que realizan con intensa dedicación. Integran esta categoría: arquitectos, músicos, escritores, pintores y algunos oradores de renombre.

2. En cambio, la motivación que mueve a otras personas, elevándoles por encima de las masas, es el deseo imperioso de imponer su propio criterio, de controlar las vidas de los demás seres humanos, de recibir aplausos y reconocimiento o de vivir rodeado de comodidades y opulencia.

Pertenecen a esta categoría algunos políticos, los dictadores, algunos empresarios, algunos líderes religiosos, algunos líderes de uniones, muchos personajes de la farándula, etcétera. 

3. Amado hermano, hermana, amigo, amiga, ¿qué clase de motivación está activa en su corazón en esta ocasión? ¿En esta etapa de su vida? 

a) ¿Acaso se asomen a su mente solo unas pocas motivaciones vagas y débiles, y eso, solo de cuando en cuando?

¿No descubre usted en su vida ninguna motivación fuerte? De ser así, ¡lamentable y peligrosa sería su condición! Reflexione seriamente sobre su vida y la de los seres que le rodean, se lo suplicamos. Sin duda, comprenderá por qué afirmamos lo siguiente: la persona de poca o ninguna motivación… 

(1) Suele llevar una existencia mediocre, pobre o prácticamente nula.

(2) Rinde poco.

(3) No hace nada sustancial con su vida.

(4) No deja huellas sobre la tierra. 

(a) Resulta ser como “un cero a la izquierda”.

(b) Al poco tiempo de morir ¡se desvanece cualquier evidencia de su estadía en este planeta! 

(5) Además, se considera dudoso el que aparezca su nombre en el Libro de la Vida en el cielo, pues si no está motivada a buscar la inmortalidad, se puede dar por sentado que ¡jamás la hallará! 

b) ¿Qué clase de motivación está activa en su vida? ¿Acaso le gobiernen e impulsen unas motivaciones baratas o dañinas por ser netamente carnales, egoístas, materiales, inmorales o aun criminales?

c) Ojalá obren en su vida solo las motivaciones más nobles, por ser las más puras y espirituales. De ser su caso que este tipo de motivación le inspire, domine y mueva, entonces, pertenece usted a un grupo muy selecto cuyos integrantes ocupan “lugares celestiales” tanto en la tierra como en el cielo, siendo ellos lo mejor, lo más excelente, de la creación de Dios

4. Auto motivado espiritualmente es el tema de este mensaje. 

a) ¿Cuántos nos sentimos auto motivados espiritualmente?

b) ¿Cuántos estamos auto motivados? Es decir, movidos, impulsados por nuestras propias motivaciones y no por las de terceras personas. Por ejemplo, las del predicador, del maestro o de la maestra. 

(1) Las motivaciones personales, bien definidas, concentradas y fuertes componen la dinamo que nos impulsa contra viento y marea hacia la meta deseada.

(2) Son el efluvio espiritual que corre a través de las arterias de nuestro espíritu calentándonos, energizándonos, obligándonos a actuar, a superarnos, a vencer todo obstáculo, a triunfar.

II. Se hace poderosa la congregación compuesta de líderes y miembros auto motivados espiritualmente según los designios de Dios para su pueblo. 

En cambio, la congregación compuesta mayormente de líderes y miembros carentes de motivación propia tiende a ser débil, corriendo el riesgo real de quizás desaparecer prematuramente, sin cumplir su misión en la tierra.

¿Qué clase de congregación es la nuestra? 

A. ¿Sabe usted cómo se mueve el cristiano auto motivado según Dios? Pues, de la siguiente manera. Sin que ninguno le anime, exhorte, alabe, reprenda, coaccione, llame o visite… 

1. Asiste a todas las reuniones y las actividades de la congregación, sin fallar.

2. Coopera al máximo en las obras de la congregación.

3. Vive a la altura de la santidad del Señor.

4. Ofrenda generosamente.

5. Evangeliza. 

6. En fin, cumple todo su deber cristiano sin que, recalcamos, ¡nadie le anime, exhorte, alabe, reprenda, coaccione, llame o visite! 

a) Todo lo hace gustosamente porque está auto motivado espiritualmente.

b) Sabe lo que tiene que hacer para alcanzar la vida eterna, evitando el castigo eterno, y lo hace con diligencia porque está auto incentivado espiritualmente. 

(1) Su vida y sus obras espirituales no dependen de estímulos externos.

(2) No se queda con los brazos cruzados, esperando que otros miembros de la iglesia le motiven a actuar. 

(3) No critica a los líderes de la congregación, acusándolos de no motivarle a actuar.

(4) No se queda esperando que otros le digan lo que debiera hacer. Sabe lo que debe hacer en el Reino de Dios y ¡lo hace porque está auto motivado espiritualmente! 

La motivación primordial en su vida tiene que ver con su propia alma, a saber: ¡quiere salvarla! 

Sobre todo, ¡quiere salvarse eternamente!

Comprende que la salvación es personal, que tiene que salvarse a sí mismo sin contar con la asistencia de otros seres humanos. Toma muy en serio la amonestación de Pedro: “Sed salvos de esta perversa generación” (Hechos 2:40). 

B. Siendo este servidor predicador del evangelio y usted, amado hermano, hermana, miembro de la iglesia de Cristo, le hago las siguientes preguntas:

¿Es mi deber incentivar a usted al cumplimiento de su deber? ¿motivarle? ¿hacer que sienta usted vivo interés por hacer, consecuente y concienzudamente, todas las obras que le incumben como cristiano? ¿Es mi deber inspirar a usted al cumplimiento de todo mandamiento de Dios? 

1. Entiendo que sí, que tal es mi deber, con esta salvedad: que el deber PRIMORDIAL es suyo, y no mío.

Su salvación es un asunto muy personal. Consiguientemente, no debe depender de mí, ni de cualquier otro ser humano.

¿Quiere usted, de todo corazón, llegar al cielo? ¡Motívese usted mismo! ¡Fuertemente! 

“Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor” (Filipenses 2:12).

¡Ocúpese usted mismo en su propia salvación!

2. Comprendo que cumplo con mi deber hacia usted principalmente por medio de enseñarle qué hacer en la vida espiritual, cómo hacerlo y por qué hacerlo.

Habiendo entendido usted lo que Dios quiere de usted, por qué él se lo pide y cómo puede usted cumplir, desde ese momento en adelante ¡su propio deber sagrado es motivarse a sí mismo, sin que intervenga continuamente este servidor u otros líderes espirituales! 

¡Motivarse fuerte y constantemente en base del conocimiento espiritual obtenido, de las metas espirituales que haya fijado y de las bendiciones espirituales, tanto presentes como eternas, que quisiera gozar!

3. ¿Fracasa este servidor, o cualquier otro líder espiritual, si no logra siempre motivar a todo cristiano al pleno cumplimiento de sus obligaciones espirituales? Pienso que no, pues obviamente el deber de cada cristiano es motivarse a sí mismo fuerte y constantemente al cumplimiento de toda la voluntad de Dios.

4. Reiteramos y subrayamos una y otra vez: ¡su salvación jamás debería ser condicionada en las palabras de estímulo, de consejo o de aviso que pronuncien otros cristianos! 

¿Descansa su fe en los líderes de la iglesia? ¿Se siente usted motivado a la obediencia solo cuando ellos le motiven? De ser así el estado de su alma, ¡ay de usted!

Trataremos de alentarle y sostenerle (1 Tesalonicenses 5:14) hasta que logre usted levantar “las manos caídas y las rodillas paralizadas” (Hebreos 12:12), hasta que pueda usted pararse sobre sus propios pies y caminar derechito como cristiano maduro, sostenido e impulsado por puras y fuertes motivaciones propias.

Nos esforzaremos de cuidarle “hasta que Cristo sea formado” en usted (Gálatas 4:19).

Con mucho gusto, sobrellevaremos su carga hasta donde y cuando sea necesario.

Sin embargo, Pablo expresa lo ideal para usted, para mí y para todo cristiano al escribir: “cada uno llevará su propia carga” (Gálatas 6:2-5).

Usted mismo “llevará su propia carga” cuando esté plenamente auto motivado espiritualmente, no procurando que los demás cristianos se la lleven, ni quejándose, flaqueando o desmayando (Gálatas 6:9) cuando no lo hagan. 

C. La auto motivación espiritual fuerte nace de convicciones inteligentes, vivas y robustas. Algunas de estas convicciones son: 

1. Que Dios existe y sigue ejecutando su plan para la humanidad y el universo. ¿Lo cree usted con toda su alma?

2. Que este mismo Dios es justo, premiando a los cristianos verdaderos y fieles con la inmortalidad y castigando en el infierno a los cristianos tibios o fríos. ¿Acepta usted sin reservas esta verdad?

3. Que hay una sola ley divina para todo cristiano, que el Nuevo Testamento contiene dicha ley, que esta ley se compone de mandamientos y directrices sobre el culto aceptable, las obras espirituales a efectuarse y la conducta moral.

Que el cumplimiento de esta Nueva Ley espiritual no es opcional sino necesario para la salvación. Que la iglesia verdadera y única de Jesucristo es el único lugar donde el cristiano puede cumplir la Nueva Ley de Cristo.

¿Está usted plenamente convencido de estas verdades? Referente a estas enseñanzas, ¿tiene usted convicciones inteligentes, vivas y robustas?

4. Que Cristo volverá pronto y que todo ser humano ha de dar cuenta de su vida y de sus obras en el Juicio Final. ¿Lo cree usted incondicionalmente? 

a) ¿Están bien arraigadas estas convicciones en su mente, en su corazón? ¿Encierran las directrices y las normas que guían sus decisiones y acciones? ¿Son determinantes en todo lo concerniente a sus metas, actitudes, estilo de vida, obras, cómo pasa el tiempo, etcétera?

b) Si las tiene vivas y fuertes, hermano, hermana, ¿qué más necesitaría usted para estar motivado constantemente al cumplimiento de su deber espiritual? ¿Qué motivación adicional le haría falta?

c) De no sentirse usted motivado continuamente al cumplimiento de sus deberes espirituales, se deduce que adolece de una falla gravísima, a saber: ¡sus convicciones son flojas, raquíticas o casi inexistentes! Si tal es su estado, ¡cuidado que no se aleje usted totalmente del Señor! ¡Tan lejos que cometa el terrible “pecado de muerte”, del cual no hay arrepentimiento!

d) En cuanto a la función de los líderes espirituales de la grey, si usted mismo, siendo cristiano, tiene, de veras, convicciones fuertes, ¿con qué razón o lógica deberían los líderes verse obligados a…

¿Suplicarle, animarle, exhortarle, rogarle, persuadirle, cargarle, reprenderle, empujarle o repetirle las amenazas de Dios para que cumpla usted sus deberes espirituales?

Deben ser suficientes sus propias convicciones, ¿no cree usted? ¡Más que suficientes!

e) Querido hermano, hermana, la realidad es que su salvación siempre estará en peligro hasta que no esté usted motivado propiamente

(1) Los esfuerzos de este servidor, más los esfuerzos de todos los líderes espirituales de toda la hermandad, jamás serán suficientes para salvarle.

(2) La probabilidad es que tarde o temprano se aparte usted de Cristo; que salga de la iglesia.

¿Por qué reinciden muchos cristianos?

Nos citan infinidad de factores, pero la razón básica es la siguiente: 

¡No han hecho suyas las fuertes motivaciones espirituales que todo cristiano necesita tener para permanecer fiel hasta el fin! 

Figuran entre estas motivaciones: sed de Dios y de la Verdad, el deseo ferviente de alcanzar la salvación eterna, el temor vivo de caer en las llamas del infierno por el incumplimiento espiritual.

Si le mueven estas motivaciones, es probable que permanezca usted hasta el fin alcanzando “gloria y honra e inmortalidad” (Romanos 2:7).

De lo contrario, su fracaso espiritual está prácticamente asegurado.

(3) De no tener usted fuertes motivaciones espirituales propiamente suyas, nunca se destacará como cristiano victorioso, nunca brillará entre los demás seres humanos como ser espiritual ejemplar, nunca será alma sobresaliente.

Será un “cero a la izquierda”. Producirá pocos frutos. Difícilmente llevará algún fruto a perfección. Quedará corto. Será clasificado como cristiano mediocre o fracasado. Si no le agrada este cuadro, ¡cámbielo! Por favor. Y pronto.

(a) ¡Convénzase de la Verdad de Dios!

(b) ¡Motívese a sí mismo a obedecerla en su diario vivir!

(c) Sea fiel, responsable y diligente hasta en el más mínimo detalle de la vida espiritual en Cristo. 

f) “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados” (2 Corintios 13:5). 

(1) Al hacerse este auto examen que recomienda Pablo, de encontrarse a sí mismo flojo, inseguro o enfermo espiritualmente, no se precipite a culpar a los líderes de la iglesia, ni a otros miembros, pues su condición se debe, esencialmente, a su propia falta de convicción, y, por ende, a su falta de motivación y de fuerza de voluntad.

(a) La fuerza de voluntad está vinculada estrechamente con la convicción y la motivación.

(b) Si no cuenta usted con la fuerza de voluntad para mantenerse en pie espiritualmente, encontrará la causa en la falta de convicción y de motivación.

(c) Fortalecida la convicción y clarificada la motivación, la fuerza de voluntad cobra el poder necesario para llevarnos “de triunfo en triunfo” (2 Corintios 2:14). 

(2) El cristiano triunfante es aquel que tiene convicciones claras y fuertes. Es llevado irresistiblemente por motivaciones espirituales puras las cuales fortifican grandemente su voluntad de tal modo que no puede pecar ni puede descuidar sus compromisos para con Dios y la iglesia. 

(a) “Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido. Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios” (1 Juan 3:6 y 9).

(b) “Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; ¡ay de mí si no anunciare el evangelio” (1 Corintios 9:16). 

(3) Le rogamos que luche valientemente para ser un cristiano auto motivado, auto activado y autosuficiente en Cristo. 

III. Invitación. Amigo, amiga, usted que no ande conforme a los mandamientos de Dios, confesando en su corazón que tal es su condición espiritual, ¿qué incentivo le ofreceremos para que cambie del camino malo al bueno y se someta a la voluntad divina? ¿A qué apelaremos para motivarle al arrepentimiento y a la obediencia

No le ofreceremos salud perene, riquezas abundantes, soluciones fáciles para todos sus problemas o cualquier otro beneficio material, pues con ofertas de esta índole el propio Cristo no motiva a ningún pecador a recibir su evangelio.

No nos es lícito bíblicamente ni es lógico intentar moverle con “palabras persuasivas de humana sabiduría”, pues no vale la “fe” que “esté fundada en la sabiduría de los hombres” (1 Corintios 2:4-5).

Tampoco es bíblico ni lógico tratar de motivarle mediante un llamado astutamente elaborado de fraseologías altamente emotivas y psicología humana, de griterías, de amenazas de posibles castigos corporales de parte de Dios, etcétera.

Si está contemplando responder positivamente a la invitación movido principalmente por el carisma o la elocuencia de algún predicador, quedaría empañada su motivación.

¿Responde porque busca, sobre todo, su salvación, o responde llevado por una ola de emocionalismo humano? ¿O, acaso, hechizado por el poder hipnótico del orador?

Complacer a su cónyuge, a cualquier otro familiar o amigo no es una motivación que complazca a Dios.

Las motivaciones más puras y espirituales son las siguientes: 

En primer lugar, ¡salvar su alma!

Evitar caer en el infierno.

El deseo de alcanzar la inmortalidad.

El temor de la ira de Dios contra todo pecador impenitente.

El deseo de hacer lo bueno en esta vida, de aprovechar el tiempo.

El deseo de ser buen ejemplo para sus seres queridos y sus amigos.

¿Qué decisión tomará usted? Es preciso que escoja. Quererlo o no, ¡escogerá en este preciso momento! Las opciones son limitadas. En realidad, se trata de tan solo dos, a saber: 

El gozo eterno o la vergüenza eterna.

La inmortalidad o la muerte eterna.

El cielo con las glorias del Dios soberano o el infierno con las tinieblas de Satanás.

Amigo, amiga, deberían moverle al arrepentimiento y a la obediencia dos atributos de Dios, a saber: su inefable amor manifestado abundantemente mediante el sacrificio de su Unigénito Hijo, y, por otro lado, su severidad para con todos los seres humanos que rechazcen su oferta de reconciliación y salvación. 

 


 

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