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¿Es el baile una diversión sana para los cristianos?

 

Lucero Mónica defiende el baile

Esta fotografía de personas que bailan frenéticamente ilustra el intercambio sobre las virtudes o males del baile intitulado Lucero Mónica defiende en baile, en editoriallapaz.org.

“La maldad está en la mente de quien lo piensa.”  

Nota. El texto del correo electrónico enviado por Lucero Mónica aparece tal cual recibido. Intercalamos comentarios o argumentos. A continuación, el título del estudio al que alude Lucero.¿Es el baile una diversión sana para los cristianos?

“Buenas noches:

Mi comentario es para plantearles que el baile no es bueno ni es malo, no es un sentimiento, es indistinto, quienes son malvados o perversos son las personas. 

Comentarios. “Bailar. Ejecutar movimientos acompasados con el cuerpo, brazos y pies.” (Biblioteca de Consulta Microsoft® Encarta® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos) Estos “movimientos” producen múltiples sentimientos y sensaciones, la gran mayoría de índole carnal o explícitamente sexual. ¿Cómo, pues, calificar el baile de “indistinto”? Cualquier acción que induce pensamientos eróticos, impulsa al sexo ilícito o causa peleas, disolución de matrimonios, rompimiento de hogares, etcétera, ciertamente, no es “indistinta” sino mala, perteneciendo casi todo tipo de baile a esta misma categoría de acción, hecho comprobado empíricamente a saciedad. Separar la acción de sus consecuencias es una artimaña psicológica que resulta en el autoengaño.  

“En primer lugar sus comentarios no son nada objetivos porque de una manera muy hábil incitan al lector a una respuesta predispuesta, he de recordarles también lo que dice la Biblia sobre la cizaña es una semilla que  mata y envenena y es justo lo que hacen ustedes al sugerir, que el solo hecho de que una mujer u hombre casado baile con otra persona provocará una inminente infidelidad o explosión de deseos.  

Observación. Infinidad de fieros altercados entre parejas, adulterios, fornicación, divorcios, separaciones violentas, como también algunos homicidios, son el fruto amargo de bailar con terceras personas ya comprometidas o casadas. Casos, encuestas y datos lo confirman ampliamente. Señalar esto no es sembrar cizaña sino advertir las consecuencias nocivas de una acción, a saber, bailar con terceras, que no fortalece la relación delicada entre novios o casados.  

“Bien para que analicen un poco, el baile llega a canalizar las energías negativas que una persona lleva, en verdad puede relajarte y tranquilizar tu alma, de hecho en ocasiones ni siquiera se necesita de una pareja ya que le objetivo del baile no es la seducción ni ningún otro fin malvado y perverso como ustedes lo plantean. 

Comentarios. Estimada Lucero Mónica, le incumbe identificar esas “energías negativas que una persona lleva”. ¿No se trata, más bien, de “energías sexuales” o de “energías sociales” descargadas en prejuicio de la moral, el matrimonio, la fidelidad de pareja, etcétera, de otras personas? Quizá se relaje usted mediante el baile, no revolcando su corazón siquiera una sola pasión indigna, pero, sus movimientos sensuales, ¿qué reacción causan en su pareja? ¿Puede usted bailar sin ejecutar movimientos sensuales?

Referente a no ser el “objetivo del baile… la seducción ni ningún otro fin malvado y perverso”, esta será la apreciación particular suya. El reto para usted es probar que este concepto del baile como diversión inocente sea el que tiene la abrumadora mayoría de quienes gustan bailar. ¿Por qué bailan? ¿Por qué les gusta? Si bien algunos lo tienen como mera actividad social, no pensamos equivocarnos al opinar que muchos lo utilizan como medio para expresar su sexualidad o satisfacer deseos sexuales. Mirar los movimientos sensuales, aun sugestivos, tocar, acariciar o abrazar a otras personas: todo esto satisface ciertos deseos o ilusiones sexuales. Aunque usted quisiera denegarlo, todo esto también tiende a seducir. ¿No es cierto que muchas personas, inflamadas por los deseos despertados durante el baile, culminan cometiendo adulterio o fornicación?  

“Cabe mencionar que manipulan lo que citan sobre la historia de Juan Bautista, ya que la razón de que se mandará a cortar su cabeza nada tuvo que ver con el baile, se suscitó por una llamada de atención de Juan bautista  hacia todos esos pecadores por lo que la razón fue el orgullo no solo de la joven si no de herodes en su afán de imponer su poderío, es decir, el baile fue solo el pretexto para deshacerse de Juan Bautista. 

Observaciones. ¿Qué el baile no tuviera nada que ver con la decapitación de Juan el Bautista? ¿Qué fuera “solo el pretexto”? Sin duda, la causa principal de este crimen fue la osada denuncia de “adulterio” pronunciada por Juan el Bautista contra Herodes y su mujer. Pero, ¿qué sucede si la hija de Herodías no baila ante Herodes de manera tan provocativa que este hace un juramento necio? Ya usted sabe. No toman lugar las escenas trágicas que siguieron aquel baile infame.  

“Ahora admito que existen personas indecentes, pero aquí argumento que la persona hace al baile no al revés, el baile no es incitador de ningún acto perverso, eso lo incita la baja moral o carencia de principios de una persona, es decir, que si alguien le es infiel a otra persona nada tiene que ver con el baile, pues bien puedo haberse dado haciendo deporte, o tomando un café con un “gran amigo” etc …, por algo existe el libre albedrío. 

“Tendría muchas cosas que refutarles pero honestamente es una perdida de tiempo ante mentes tan cerradas y que encuentran lo malo en donde no lo hay, por eso repito, LA MALDAD ESTÁ EN LA MENTE DE QUIEN LO PIENSA. Deberían aprender a ver de la vida su bondad no pensar que todo a su alrededor será un pecado. Por algo dios no juzgó a María Magdalena.”  

Comentarios. Nuevamente, intenta usted aislar la acción “bailar” de sus efectos en las personas que la ejecutan. Francamente, esto no es aceptable, pues los efectos de la acción, cualquiera que sea, contribuyen a determinar si es “buena”, “mala” o “indiferente”. Las acciones de carácter moral o espiritual en las que participan seres humanos necesariamente los impactan. El baile afecta a quien lo ejecuta. El roce de cuerpos humanos suele producir reacciones biológicas, como además complicadas reacciones psicológicas y emocionales. Pretender que esto no suceda en el baile es engañarse a sí mismo.

-“La maldad está en la mente de quien lo piensa” apunta usted. ¿Solo en la mente de quien percibe maldad o piensa en la maldad? Veamos.

-Una mujer bella y esbelta elige vestirse de blusa transparente y falda escandalosamente corta. Sale a la calle, andando a la vista de todos con zancadas exageradas que llaman la atención a sus piernas desnudas y figura sensual. La mayoría de los varones la miran con ojos llenos de lujuria. Algunas mujeres la miran con envidia o celo, mientras otras deciden ataviarse y andar como ella. Pero, ella es totalmente inocente, según la definición de “maldad” que defiende usted. Tanto la maldad de los varones como la de de las mujeres está solo en la mente de ellos, según usted. No obstante, aun el sentido común de quien desconoce las normas morales de Cristo rechaza tan ilógica conclusión. Obviamente, la principal culpable es la mujer de este caso, pues ella es quien inflama deseos pecaminosos o excita sentimientos innobles.

Lastimosamente, aun en las iglesias no pocas doncellas y damas “cristianas” defienden sus modas provocativas, faltas de modestia y pudor, apoyándose en este mismo argumento. “¡Ah! El pecado está en los hermanos que me miran carnalmente. Yo tengo el derecho de vestirme como quisiera. Qué se disciplinen ellos. Yo no estoy pecando.” Sin justificar a “ellos”, ¿quién siembra la tentación? ¿Quién provoca a concupiscencia o lascivia? ¿No es culpable quien provoca? ¿Solo el que se deja provocar? ¡Tonterías! La mujer que usa modas indecentes peca y hace pecar, pese a que lo niegue o que no tenga el propósito de hacerlo. Si se proclama “inocente”, descubre un grado de ignorancia moral completamente inexcusable y peligrosa.

-En derredor nuestro hallamos tantas cosas buenas y agradables. Muchas actividades o diversiones inocentes podemos disfrutar sanamente para relajarnos, tranquilizando al alma. Ahora bien, el cristiano maduro tiene “los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal” (Hebreos 5:13-14), condición que lo capacita para descubrir lo bueno y disfrutarlo, repudiando lo malo. No así el cristiano inmaduro o mundano, como tampoco “el hombre natural”, ya que este “no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (1 Corintios 2:14-15).

-A propósito, María Magdalena no es la mujer pecadora que ungió con perfume los pies de Cristo en la casa del fariseo Simón. Ver la prueba en el estudio sobre “Los demonios” en www.editoriallapaz.org/demonios_1.htm. De todos modos, aquella mujer se arrepintió, llorando. Otro tanto deberían hacer las mujeres de actualidad que pecan y hacen pecar, bien sea por bailes, modas o conducta patentemente mundanos. De la manera que Cristo perdonó a aquella (Lucas 7:36-50), asimismo perdonará a estas, con tal que cambien su modo de pensar y actuar, bautizándose “para perdón de los pecados” (Hechos 2:38). Estimada Lucero Mónica, contrario a su declaración de que Dios no juzgara a aquella pecadora, no solo juzgó a ella sino que también juzgará a usted, a mí y a todo ser humano, pues “ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia” (Hechos 17:31). Cristo perdona los pecados de las personas arrepentidas y obedientes, con la admonición de que no sigan cometiendo los mismos pecados.

Para servirle en Cristo, Homero S. de Álamo

 

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