Estudios para líderes para los hermanos que ministran en la iglesia de Señor.

“Elogios para los obreros fieles
que administran la multiforme
gracia de Dios.”

 

I.   Introducción.

A.   ¿A quién no le gusta que lo elogien?

B.    Ejemplos de elogios para los ministros del Señor.

1.   “¡Tremendo sermón!”

2.    “¡Excelente estudio bíblico!”

II.   ¿Hacemos bien al felicitar a los siervos que se destacan en la realización de sus ministerios?

A.   Dios mismo no sólo corrige y reprende sino también ¡alaba! Es aprobado aquel siervo “a quien Dios alaba” ( 2 Corintios 10:18 ).

1.   Él alaba al siervo que utiliza sabia y diligentemente los talentos que le han sido entregados. “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré” ( Mateo 25:14-23 ).

2.   Alaba a la iglesia en Tiatira. “Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras” ( Apocalipsis 2:19 ).

B.   Pablo alaba a los obreros fieles y productivos.

1.   A Timoteo. “A ninguno tengo del mismo ánimo, y que tan sinceramente se interese por vosotros” ( Filipenses 2:19-20 ). Sin duda, Timoteo es el mismo hermano “cuya alabanza en el evangelio se oye por todas las iglesias” ( 2 Corintios 8:18 )

2.   A los “hermanos... mensajeros de las iglesias” diciendo que son “gloria de Cristo” ( 2 Corintios 8:23 ).

3.   A Filemón. “Pues tenemos gran gozo y consolación en tu amor, porque por ti, oh hermano, han sido confortados los corazones de los santos” (Filemón 7).

C.   Conclusión: También nosotros los que desempeñamos los ministerios espirituales en el tiempo presente debemos alabar a los siervos aprobados y a las congregaciones que retienen la fe, haciendo muchas obras.

III.   Los siervos del Señor catalogados de acuerdo con su proceder referente a elogiar.

A.   Primera categoría: El siervo mezquino con los elogios.

1.   Casi nunca congratula o encomia a nadie.

2.    Lo desconcertante es que, en no pocos casos, este mismo tipo de siervo suele ser ¡generoso con las críticas y las quejas!

3.   Ser “mezquino con los elogios” pero “generoso con las críticas y las quejas” es una combinación de atributos desagradable y dañino.

B.   Segunda categoría: El siervo efusivo en exceso con los elogios.

1.    Aplaude y ensalza a todo obrero con abundantes alabanzas, a pesar de que la intervención o la obra efectuada haya sido de calidad inferior.

2.   No distingue entre las intervenciones o las obras meritorias de felicitaciones y las que no lo son.

3.   Casi siempre frasea sus elogios de la misma manera.

4.   Observación: El “exceso” en cualquier aspecto de nuestra vida espiritual o de nuestros ministerios, evidencia un defecto que debemos corregir. El siervo maduro demuestra control, moderación, equilibrio, evitando los excesos, los extremos.

C.   Tercera categoría: El siervo que reparte sabia e imparcialmente elogios bien pensados y expresados encaminados a edificar y fortalecer al recipiente .

IV.   ¿Cómo elogiar sabiamente?

A.   Ser rigurosamente sincero y honesto . De otro modo, callarse.

1.    No calificar de “excelente” a un mensaje, estudio u obra que, en realidad, considera usted mediocre o pobre. Hacerlo es lo mismo que mentir.

2.    Si desea expresar una evaluación, o su hermano le solicita una evaluación, pero su sentido de sinceridad y honestidad prescriben los calificativos “tremendo”, “excelente” o siquiera “muy bueno”, tiene usted la opción de hacer alguna observación o comentario veraz que no encierre una falsa o engañosa evaluación. Por ejemplo:

a)    El predicador de la ocasión le pregunta directamente: “¿Cómo encontró mi mensaje?”

b)   Para sus adentros, usted lo clasifica como “más o menos pasable”, pero no quiere desanimar al hermano ni tampoco es propicio el momento para un análisis a fondo.

c)   ¿Qué puede usted decir? Algunas sugerencias: “Su estudio fue edificante. El tema es importante y merece más consideración. Trajo unos puntos sumamente importantes.”

(1)  El siervo perspicaz comprenderá que le está diciendo, efectivamente: “No estuvo muy bueno. Debe prepararse mejor.”
(2)   En cambio, el siervo poco sensible a las implicaciones de lo dicho y de lo que no se dijo, no captará el verdadero peso de sus palabras.

B.   Ser específico .

1.   “Magnífico mensaje” es un elogio general.

2.   Abundar si tiene la oportunidad. ¿Por qué “magnífico”?

C.   No convertir la delicada ciencia de elogiar en una rutina carente de sinceridad.

V.   Los propósitos sanos que nos mueven a elogiar.

A.   Reconocer y premiar, mediante expresiones verbales bien pensadas, los atributos y las obras que ameritan ser alabados;

B.   Expresar gratitud ;

C.   Manifestar solidaridad ;

D.   Animar, alentar, estimular a que se hagan esfuerzos aún mayores;

VI.   ¿ A quiénes felicitar? Siempre y cuando lo hacen bien o de manera sobresaliente...

A.   No sólo a los predicadores y los maestros.

B.   Sino también a los que:

1.   Planifican y realizan obras evangelísticas;

2.   Planifican y realizan obras benévolas;

3.   Preparan materiales escritos o audiovisuales para la iglesia;

4.   Administran la mesa del Señor;

5.   Dirigen los cánticos;

6.   Dirigen las oraciones;

7.   Limpian el local;

8.   Mantienen el patio.

VII.   Las reacciones de usted mismo cuando lo elogian .

A.    Agradecerlo.

1.   “Gracias. Sus palabras me animan grandemente a mejorar mi ministerio.”

2.    “Muchas gracias. Su observación me estimula a trabajar más, a hacerlo aún mejor.”

B.   Después de escuchar el encomio, ¡pesarlo objetivamente!

1.   ¿ Quién lo dijo?

a)    ¿Acaso una persona conocedora de la Palabra, analítica, de “inteligencia espiritual” ( Colosenses 1:9 )? Entonces, ¡hay por qué darle mucho peso!

b)    ¿Acaso una persona de poca capacidad analítica o de poca espiritualidad? Pues, agradecérselo, pero no darle mucho peso. Por ejemplo: Un hermano comenta un folleto o artículo que usted ha escrito diciendo: “Oiga, créame: ¡su escrito es excelente, es tremendo!”

(1)   Pero si el hermano no sabe distinguir un adjetivo de un adverbio, ni mucho menos preparar un buen bosquejo, ¿por qué dar importancia a su evaluación?
(2)   Aunque pronunciado su elogio con total sinceridad, carece casi totalmente de peso .
(3)   Observaciones adicionales:
(a)    Si la persona que produce obras de inferior calidad se deja llevar por elogios fatuos o carentes de peso, se sentirá animada a seguir produciendo mas obras las cuales, con toda probabilidad, tendrán los mismos defectos, a lo mejor haciéndolo sin percatarse de la trampa en que ha caído.
(b)   Lección: Alabar o ensalzar a obras de calidad inferior ¡es estimular la producción de más obras de la misma categoría!
(c)   Lección: Al felicitar a los siervos del Señor por obras (mensajes, clases, conferencias, escritos, campañas, etcétera) de calidad pobre, les hacemos daño ya que les animamos, efectivamente, a seguir produciendo la misma clase de obra. Mejor retarlos a mejorar sus obras, midiendo cuidadosamente nuestras palabras para que edifiquen y no destruyan, expresándonos siempre con amor y humildad.

c)   ¿Es el autor del elogio un joven ? A nuestro juicio, tiene bastante valor el elogio sincero de un joven o el de un adulto joven. ¿Por qué? Porque es más difícil lograr impactar a los jóvenes de tal modo que se acerquen a nosotros para felicitarnos algún sermón o clase bíblica.

2.   ¿Qué motivación hay tras el elogio?

a)   El deseo sano y sincero de alentar y de fortalecer.

b)   O, alguna motivación egoísta, por ejemplo:

(1)   Congraciarse. Buscar algún favor.
(2)   Procurar que el elogiado reciproque el encomio.
(a)   Porque el que elogia procura que lo elogien. Su ego tiene hambre de reconocimiento, de que lo alaben.
(b)   Porque su autoestima es bajita y le hace falta que alguien la alimente. Por ejemplo, el predicador que elogia para ser elogiado, dice a su compañero en los ministerios: “Usted siempre trae magníficos mensajes.” La réplica que su espíritu ansia oír es la siguiente: “Pues, usted también predica muy bien.“

C.    Si el elogio es válido ...

1.   Dar gracias a Dios .

2.   Dar la honra a Dios . ¿Quién le capacita para hacer obras meritorias de elogios? Dios. Por lo tanto, la honra le pertenece.

3.   Recibirlo para el fortalecimiento de su propio espíritu y de su ego. Aceptarlo como evidencia palpable de la calidad y la efectividad de su ministerio.

4.   Si no recibe elogios o felicitaciones válidas, tomarlo como evidencia de que su ministerio es deficiente, poco impactante, poco fructífero.

  Escribe Homero Shappley de Álamo .

  

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