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Editorial La Paz

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Breve introducción al texto griego del Nuevo Testamento


Breve introducción al texto griego

del Nuevo Testamento

Por Flavio H. Arrué 

 

Una porción de un manuscrito antiguo del Nuevo Testamento

 

Breve reseña de la historia del texto  

Repasemos brevemente algunas de las principales fuentes que dieron lugar al texto crítico del Nuevo Testamento, o sea a las ediciones del Nuevo Testamento griego, sobre cuya base se realizan las traducciones a los diversos idiomas.

Alrededor del año 200 d. C., Tertuliano declaró que todos los manuscritos griegos originales del Nuevo Testamento habían sido preservados, pero hoy, como dijimos, no tenemos ninguno de ellos.

En lo que respecta a los escritos de los llamados «Padres de la Iglesia», en todas sus obras, cuando citan el Nuevo Testamento en griego, la mayoría de las veces de memoria y no literalmente, se deslizaron errores en diversa medida, por lo que no son de gran utilidad.

Versiones

Las antiguas traducciones que se hicieron del griego a otros idiomas, se llaman versiones, y ellas constituyen también valiosos testigos del texto original, sobre todo por la antigüedad de algunas de ellas. Solo en latín se ha dicho que hay unas 8,000 versiones de la Biblia.

Siglo II

La versión Siríaca Sinaítica, de la que tenemos solo algunos fragmentos (unos tres cuartos de los Evangelios), se estima que es una de las más antiguas que tenemos, la que data probablemente del siglo segundo.

La versión Peshitta Siríaca (la cual significa «simple o común») es altamente venerada por aquellos que hablan esa lengua oriental hasta hoy. Le falta 2.ª Pedro y 2.ª Juan. Es muy valiosa a causa de su antigüedad.

384 d. C.

La Vulgata Latina (la cual significa «lengua común») fue traducida por Jerónimo, quien primero revisó el viejo Nuevo Testamento en Latín.

Desde el año 387 hasta el 405, él y Hereford tradujeron el Antiguo Testamento del hebreo al latín. Fue usado por cerca de mil años, pero fue siendo gradualmente corrompido por los copistas.

En 1592 la Vulgata Sixto-Clementina se convirtió en la Biblia oficial de Roma, pero sólo recién en 1943, el papa Pío XII declaró que no debía ser considerada superior a los textos originales.

Manuscritos griegos

Como mencionamos, existen cerca de 5,000 manuscritos griegos y leccionarios (libros que consisten en selecciones de las Escrituras para la lectura pública en los servicios), ya sean completos o fragmentarios; y todos con más o menos variantes.

Pero lo importante a tener en cuenta, como ya lo hemos adelantado al principio, es que esas variantes (que no son porcentualmente significativas; y cuya cantidad se ha calculado que no son más que una palabra por cada mil aproximadamente), en el conjunto del mensaje, no afectan en lo más mínimo ninguna doctrina fundamental, ni la claridad, precisión ni sustancia de ninguna enseñanza divina, sino que, en general, dan un amplio testimonio a la certeza del texto griego y a la preservación que Dios hizo de su Palabra.

Hay cuatro clases de manuscritos griegos: Los unciales y los minúsculos (códices), los leccionarios y los papiros (fragmentarios).

Los códices son manuscritos encuadernados en forma de libro, y su importancia como testimonios radica en que muchos de ellos contienen el Nuevo Testamento de forma completa. Se dividen en cursivos unciales.

Los cursivos o minúsculos son manuscritos escritos en pequeñas letras en estilo corrido («cursivas»), superando los 2,500 en número, y que datan desde el siglo IX hasta el siglo XV. Cada uno es conocido por su número. Algunos son de particular valor.

Los unciales están formados por mayúsculas griegas sin espacio entre las palabras y sin signos de puntuación. Estas copias van del siglo IV al siglo X, y son en número cerca de 700.

 

Los códices más relevantes

El códice Vaticano (B). Descubierto en la biblioteca del Vaticano en Roma, data del siglo IV. Es de mucho más valor que el códice Sinaítico, y constituye uno de los testigos más importantes del texto original. Está escrito hasta Hebreos 9:13, siendo defectuoso en el resto.  

 

 

El códice Sinaítico aleph). Es un manuscrito del siglo IV también, y contiene el Nuevo Testamento en su integridad. Cuarenta y tres hojas del códice fueron descubiertos en 1844 por Constantino Tischendorf en el monasterio de Santa Catalina en el monte Sinaí cuando los monjes estaban a punto de quemar todos los viejos manuscritos que, para ellos, «eran griegos». Quince años más tarde, Tischendorf recuperó 199 hojas más. Se ha dicho que fueron escritos en pieles de 100 antílopes, y fueron comprados a Rusia (cuyo gobierno, bajo el zar, sufragó los gastos de la expedición arqueológica) por el Museo Británico de Londres por más de medio millón de dólares hace un siglo atrás. Aunque es el uncial más antiguo, ha sido, como los demás, corrompido por las manos eclesiásticas, pero estas alteraciones son fácilmente detectadas.  

 

 

El códice Alejandrino (A). Data del siglo V. Contiene casi todo el Nuevo Testamento, pero con algunas lagunas. Concuerda mucho con los Codex Sinaiticus y Vaticanus en las Epístolas, pero es constantinopolitano (bizantino) en los Evangelios, armonizando con la masa de cursivos griegos y con la Peshitta Siríaca. 

 

 

El códice Bezae (D). Data del siglo VI. Códice bilingüe con los textos griego y latín de los Evangelios Sinópticos y los Hechos. Teodoro de Beza lo obtuvo a partir del monasterio de San Ireneo en Lyons, y lo presentó a la Universidad de Cambridge en 1581.

 

 

 

 

Otros códices son: Códice Ephraemi Rescriptu (C), del siglo V; el Códice E, del siglo VIII, etc.

 

El valor de la antigüedad de los manuscritos

Citamos a William Kelly, quien prefería los manuscritos más antiguos

«Espero que baste una vez por todas que se entienda que yo siempre hablo del texto sobre la base de las más antiguas y mejores autoridades. Existen positivas pruebas de la naturaleza más convincente y satisfactoria para las inserciones, omisiones o cambios que puedan ser mencionados de vez en cuando.

No vaya a imaginarse que exista algo así como una innovación arbitraria en esto. Los verdaderos innovadores, son aquellos que, ya por desliz, ya por propia voluntad, se apartaron de las mismas palabras del Espíritu. Y la arbitrariedad ahora consistiría en seguir manteniendo aquello que no cuenta con la autoridad suficiente, en contra de aquello que es tan cierto como sea posible.

El error, entonces, no estriba en buscar el texto de mejor respaldo, sino en permitir que la tradición nos ate a lecturas relativamente modernas y ciertamente corruptas. Tenemos el deber, en todos los casos, de someternos a las mejores autoridades»

Lect. Intro. to Acts, Cath. Epist. and Rev. , p. 407, see also Rev. Exp. , p. 35)

«¿Acaso el ‘milagro perpetuo para preservar las Escrituras’ no es un error? Un milagro se cumple por el poder divino de forma absoluta. Se admite plenamente que Dios obra providencialmente para alcanzar los fines que tiene en vista. Pero ésta es una declaración muy diferente, la cual deja lugar a la responsabilidad del hombre en el cuidado y en la reverencia que ha de tener para con las Escrituras, el texto o la traducción, con la exposición o el estudio; y, lamentablemente, ¡el hombre falla en estos puntos, así como en todas las cosas!; pero Dios no falla, y es plenamente suficiente para todas las necesidades y obras de Sus hijos.

Tampoco se quiere decir que algún libro de las Escrituras hebreas o del Nuevo Testamento griego no sea inspirado, o que ahora se haya perdido algún libro que siempre formó parte de la Escritura, que consista no sólo de comunicaciones inspiradas, sino de las que fueron dadas dentro de un plan específico para ser la norma permanente de la verdad divina.

En cuanto a esto precisamente la mayor parte de la cristiandad ha demostrado ser infiel, no por el hecho de rechazar la auténtica Escritura, sino por acreditar como tal los libros griegos Apócrifos del Antiguo Testamento» (Bible Treasury 7: 271).

«Debemos guardarnos de no idolatrar a los testigos» (Exp. of Heb., p. 129).  

El Códex Sinaíticus en Internet  

Londres 2005.-mc. El manuscrito de la Biblia más antigua del mundo, el «Códex Sinaiticus» que contiene también la primera versión del Nuevo Testamento, será digitalizado por expertos europeos y publicado dentro cuatro años en Internet por la Biblioteca Británica según un cable de la agencia de noticias ANSA.

El «Codex Sinaiticus», creado en el siglo IV y uno de los 50 comisionados por el Emperador Romano Constantino, luego de convertirse al cristianismo, está considerado un documento tan importante que sólo ha sido visto por cuatro académicos en los últimos 20 años.

 
Scot McKendrick, jefe del departamento de Manuscritos Antiguos y Medievales de la British Library, afirmó que es un manuscrito muy distintivo y especial. «En cada una de sus páginas, de 34 a 37 centímetros de largo, se puede ver cuatro columnas escritas en griego. Esa es una de las características únicas de la obra, sus niveles de texto, además de permitirnos entender como evolucionó la Biblia durante la historia, cómo fue interpretada y qué significado tenía en los primeros siglos del cristianismo», agregó.

El «Codex Sinaiticus» contiene la totalidad de los textos de la Biblia, incluida la primera versión del Nuevo Testamento y el Testamento Antiguo Griego, conocido como el Septuaginto, y que incluye textos apócrifos. El nombre del códex proviene del lugar donde fue escrito, el monasterio de Santa Catalina en Sinaí, Egipto, cercano a la montaña donde, según los textos bíblicos, Moisés habría recibido los Diez Mandamientos de Dios.

El códex está dividido en cuatro partes y la más extensa, de 347 páginas de un total de 400, se encuentra en la Biblioteca Británica. Las restantes están divididas en las bibliotecas de Leipzig, en la Biblioteca Nacional de Rusia, en San Petersburgo, y en el monasterio de Santa Catalina.
Las cuatro instituciones están trabajando juntas para digitalizar la totalidad del texto, además de utilizar la técnica fotográfica hiper espectral, que permite hallar textos borrados o perdidos debajo del original. «Para lograr este método utilizamos fotografías con rayos ultravioletas, como en las imágenes forenses, que permiten ver aspectos escondidos del documento», explicó Lawrence Pordez, experto en procesos de digitalización de libros de la British Library.” 
 

 

 

 

 


 

Manuscritos del Nuevo Testamento. Diez diapositivas.