Lo que más aman los latinoamericanos. En general, ¿todo menos la verdad? Gira en busca de la Verdad en los países de la América Latina.

Evolución darwiniana, ateísmo, humanismo y hedonismo. Mucho material relevante en esta Web.

Espíritu, mente y cuerpo fortalecidos. Más de ochenta escritos relevantes en esta Web.

Amor definido por evolucionistas darwinianos. Análisis a fondo de sus afirmaciones y argumentos.

 

 

¿Me puedes decir lo que es el amor?

 

Esta imagen de un hombre y una mujer de frente, visibles en la gráfica el cerebro de él y de ella, con lucecitas que indican el funcionamiento de neuronas y sinapsis, ilustra el tema ¿Puedes decirme lo que es el amor?, en editoriallapaz.

 

De verdad, quisiera saberlo.

Réplica. “El amor es neural; es cerebral. Es la capacidad, derivada de interacciones neurales complejas, de recibir en el YO personal de uno al YO de otra persona, acción hecha factible por una previa reestructuración de cerebros y cráneos humanos efectuada muy paulatinamente a través de muchos cientos de miles de años por la selección natural. El amor, incluso el amor romántico, ya que resultan de interacciones de redes neurales, se limitan enteramente a lo físico-material. Las neuronas son células físicas, eléctricamente excitables, que procesan y transmiten información a través de señales eléctricas y/o químicas. Compuestas exclusivamente de elementos físicos-materiales, no operan en ellas ninguna ‘fuerza o influencia espiritual-religiosa-metafísica, mística-etérea’. Por lo tanto, el amor, incluso el amor romántico, son del todo de naturaleza física-material. No existe otra naturaleza.”

Pues, damas y caballeros Evolucionistas Darwinianos, hallo bastante científicas y técnicas sus explicaciones acerca del amor. De hecho, ya las había estudiado en algunas de sus publicaciones, y, francamente, no pude darles mucha credibilidad por las tantas expresiones suyas que las colocaban en la categoría de hipótesis, conjeturas, adivinanzas. Tales como: “es probable, probablemente, pienso, sugiero, pudiera haber sido, debía haber sido asociado con, generalmente aceptado, tal vez la conclusión sea”. Refiriéndose ustedes a supuestos cambios en la estructura y funcionamiento neurales en el cerebro que capacitaran a humanos para amar. Hasta que no tengan pruebas absolutas que sostengan sus aseveraciones sobre lo que es el amor y cómo se originó, no aceptaré como verídicas sus conclusiones.

Con todo, lo de ser el amor “...la capacidad… de recibir en el YO personal de uno al YO de otra persona” no deja de impactarme, desde luego, dejando fuera la cláusula controvertida que dice: “…derivada de interacciones neurales complejas”. De la manera que he examinado detenidamente sus explicaciones, ojala se animen a considerar seriamente algunas de las mías después de escuchar yo las respuestas de otros grupos.

¿Me puedes decir lo que es el amor? Réplicas apasionadas de adolescentes, jóvenes, adultos jóvenes y muchos hombres y mujeres maduros.

Escuchemos por un momento lo que pudiera ser una conversación entre un grupo de jóvenes y algún extraño que les haga la pregunta: “Hola, queridos jóvenes. Perdonen mi atrevimiento, pero estoy realizando una encuesta acerca del “amor” y quisiéramos preguntarles: ¿me pueden decir lo qué es el amor, a su entender?” Uno de ellos responde, recogiendo el sentir de sus compañeros. Parafraseamos.

Bueno, señor, ¿qué te pasa? ¿Todavía no sabes lo que es el amor? ¿Aún no te acuestas con una mujer? ¿No has hecho el amor? ¿Qué, qué es el amor? ¡Válgame! ¡Qué cerrado y atrasado estás! Para que sepas. El amor es tener relaciones íntimas hasta experimentar el placer máximo. ¿Te lo digo en el oído para que no te ruborices ante nosotros? Importa poco con quien. No tienes que estar casado. Ni siquiera convivir. Mejor no comprometerte. Para estar siempre libre. Y no tener que sostener a ninguna persona. Y si la mujer sale encinta, ¡déjala! La culpa la tendría ella por no cuidarse. ¿Ser yo papá? ¡Yo no quiero ser papá! Si mi pareja del momento sale encinta, qué busque el aborto enseguida. Ella tampoco quiere tener hijos. Hermano, hay que ser listo. Los niños atan y molestan. Pero, el sexo, a menudo, ¡Eso es lo máximo! Y beber, y un poquito de narcóticos. Y sentirte bien alegre. Y gozar de la vida. Te veo tan serio, tímido y medio asustado. Mira, no te vayas. Te voy a traer a una muchacha linda que te caliente la sangre.”

¡Eh! ¡Tranquilo, muchacho! No te ofendas con lo que te voy a comentar, ni tus compañeros, por favor. Pero, ¿no están yendo un tanto lejos ustedes? No se pongan rabiosos conmigo, cayéndome encima con puños o peor, pero, les digo que aves, animales, peces e insectos se juntan sexualmente, cada uno conforme a su especie, y procrean, pero no abandonan ni matan a su cría. ¡Claro, que no estoy llamando a ustedes “animales” o “insectos”, pero, ¡caramba!, eso de tener sexo, y más sexo, con abandono, sin ningún tipo de amor que no sea el sexo, sin amor o compromiso de pareja, sin ningún amor natural el uno por el otro, sin importarle carácter, personalidad o valores, sin querer en ningún momento procrear, repugnando a cualquier criatura humana concebida por casualidad hasta el extremo de abortarla, o matarla una vez procreada, o abandonarla completamente… veo subiendo peligrosamente su ira contra mi persona… pero, queridos jóvenes… sí, los quiero, aunque no me lo crean… ¡hasta el amor de ateos evolucionistas me parece superior al tuyo! Sí, porque ellos me han dicho que el amor es la capacidad de recibir en el YO personal de uno al YO de otra persona”. ¿Oyeron, amados jóvenes? Voy a gritárselo, aunque se enfaden más: EL AMOR ES “LA CAPACIDAD DE RECIBIR EN EL YO PERSONAL DE UNO AL YO DE OTRA PERSONA”. Pero, ustedes, amigos y amigas, al parecer, ¡no saben nada de tal amor! Haciendo el amor sexual con todo su vigor de jóvenes sin inhibición o compromiso alguno, no reciben en su Yo personal al YO de su pareja. Entonces, ¿qué son ustedes? ¿Acaso incrédulos de una categoría aún por debajo de la de los ateos que dicen que somos todos los humanos descendientes de los gorilas? ¡Oh, qué no! Pues, ¡qué me lo demuestren! Y a todos los demás seres humanos. Su tremendo egoísmo, orgullo de c... -perdonen- agresividad hacia mí y toda persona que discrepe de su definición del amor, pues, qué reflexionen ustedes sobre el sufrimiento que traen sus actitudes y acciones en su propio ser interior, como, además, en las personas -familiares, amigos y conocidos- en derredor suyo. Recapacitando, reordenando sus pensamientos, controlando su empuje sexual, procurando satisfacer sus deseos sexuales más responsablemente y buscando un amor más puro y elevado del que conocen en la actualidad. Muchachos, les dejo con estas observaciones para que las mastiquen un poco. ¡Paz! ¡Paz! Ustedes se creen malos y guapos, con sus lindos tatuajes -digo, si los tienen- pero yo los amo, y Dios también, aunque no quieren saber de él. ¿Qué? ¿Están aquí solo para explotar y destruir a sus semejantes, y a esta bella tierra? ¡No, señores! Ustedes no son gorilas sino humanos puestos aquí para bien. Así que, ¡a respetar, animar, conservar y amar sanamente! ¡Ya, ya! Me voy. Gracias por escucharme… y por no correrme. ¡Chao!

¡Ah! Pero, vuelvo dentro de un ratito, después de escuchar las respuestas de algunos más, para compartir con ustedes mis conclusiones. ¿Les parece bien?

¿Me puedes decir lo que es el amor? Réplicas del Papa católico romano, segundado por sus decenas de miles de cardenales, obispos, sacerdotes, monjes y monjas. Paráfrasis. “El amor es… ¡Dios es amor! Las relaciones íntimas derecho a ellas lo tienen solo el varón y la mujer casados por un sacerdote nuestro y solo en nuestra Iglesia Católica Romana. El matrimonio es un Sacramento exclusivo de nuestra iglesia; válido solo si contraído en nuestra iglesia. Hacer el amor sexual fuera del matrimonio tal cual ordenada por nuestra iglesia es un pecado mortal. Divorciar y casarse de nuevo no…”

¡Alto! Señores clérigos de la Iglesia Católica Romana. ¿No es cierto que todos ustedes, desde el Papa hasta el monje de rango más inferior, han tomado el voto del celibato, haciendo lo mismo las multitudes de monjas dedicadas a distintos ministerios? ¿Y no es cierto que muchísimos de ustedes los clérigos católicos romanos no han sido, o no son, fieles a tal voto? ¿Y no es cierto que sus rampantes adulterios y fornicaciones, más una verdadera plaga de homosexualismo y abuso de menores, vienen llenando los medios noticiosos de sus escándalos sexuales desde hace mucho tiempo, aun siglos? ¿Y no es cierto que la misma Biblia que ustedes aseguran haber dado al mundo dice claramente que el celibato obligatorio es una doctrina del diablo y un rasgo visible de la gran apostasía predicha por el Espíritu Santo? Yo sé, ustedes saben y casi todo el mundo sabe que todo esto es muy cierto. Por lo tanto, no escucharé más ninguna palabra suya sobre el amor porque son célibes por coerción eclesiástica, sin derecho de disertar sobre el amor. Y también porque ustedes no aman a Dios, pues no obedecen sus mandamientos. No obedecen el que requiere que el obispo sea hombre casado, con hijos creyentes, pues, como dice, el que no sabe gobernar su casa, ¿cómo cuidará de la familia de Dios? De cierto, ¡ustedes no la cuidan! Tampoco obedecen el mandamiento que dice: a causa de las fornicaciones, cada hombre tenga esposa, y cada mujer, esposo. Ahí está el meollo de sus MUCHOS MALÍSIMOS AMORES.

“…es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios? (1 Timoteo 3:1-7). “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó” (1 Timoteo 4:1-3). “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama” (Juan 14:21).

¿Me puedes decir lo que es el amor? Réplicas de pentecostales, pastores de iglesias comunitarias y demás practicantes del evangelio de prosperidad. “¡Dios te ama! ¡Cristo te ama! ¿Qué? ¿Qué, qué es el amor? ¡Dios es amor! ¡Él te ama! ¡Yo te amo! ‘Amados, si aman a Dios, digan un fuerte ¡Amén!’ ¡AMÉN! ¡ALELUYA! ¡AMÉN! Amamos a Dios. ‘Mis hijos, ¿me aman ustedes a mí, su pastor? ¡AMÉN! Si, pastor, ¡te amamos! ‘Pues, si aman a Dios, y también a mí, me darán el diezmo, ¿sí?¡Oh! Sí, pastor, daremos el diezmo porque sabemos que a cambio Dios nos dará diez veces más. ¡Alabado su nombre! ‘¡Ah! Sí, mis hijitos. ¡Dios quiere hacernos ricos a todos! Él es Dueño del universo, y puede hacernos ricos. No quiere a pobres en su iglesia. ¡Aleluuuuya! ¡Gloria a su noooombre! Acepten su amor, ¡y serán ricos. ¡Oh!, sí, Dios. Te amamos tanto, y porque te amamos tanto, ¡debes hacernos ricos en la tierra! Tú lo has prometido, y lo damos por hecho. ¡Amén!

¡Basta ya! ¡Basta ya! Ustedes llenan los aires de “¡Amor, amor, amor, amor!”. Infinidad de veces pronuncian la palabra en sus lugares de reunión y en sus predicaciones para los no convertidos a su religión de avivamiento, salud, superación personal, profecías y prosperidad material, el motor que los propulsa últimamente. Pero, se lo digo con toda franqueza: el amor más grande que discierno en ustedes es el amor al dinero, a las riquezas y comodidades materiales, seguido por el amor a la fama, la ostentación, las apariencias, el auto engrandecimiento, el entusiasmo descontrolado, el bullicio. ¡Qué amores tienen ustedes en pleno siglo XXI! Quizás estemos muy cerca al retorno de Cristo en gloria para recibir a los suyos y castigar a los amantes del dinero, a los portavoces del falso evangelio de prosperidad. A la verdad, su “condenación no se tarda, y su perdición no se duerme” (2 Pedro 2:1-3). Ustedes que se engañan a sí mismos, proclamando a voz en cuello que aman a Dios, pero ¡mostrando todo lo contrario al convertir el evangelio espiritual del Reino en barato evangelio de riquezas mundanas! Amor manchado y corrupto es el suyo. Amor a Mamón mucho por encima del amor a Dios. Y otra cosa vergonzosa para ustedes: sus escándalos sexuales rampantes de pastores, pastoras, autonombrados profetas y profetisas, demás líderes de distintos rangos y títulos, y de feligreses, no pocos. Disertar los tales sobre “amor”, ya del amor entre humanos ya del amor de Dios o de amar a él, ¡es profanar tan bella palabra! Más bien, lo que deberían hacer es arrepentirse y obedecer al evangelio espiritual de amor puro.

“Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar.  Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.  Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores (1 Timoteo 6:6-10).

¿Me puedes decir lo que es el amor? Amores en el siglo XXI. Pero, ¡qué amores! ¿Quién me puede decir lo que es, en verdad, el amor? No se lo preguntaré más a mundanos sensuales y materialistas, religiosos engañados o filósofos ateístas. A diferencia de estos, he llegado a creer que el Dios Creador ES, y que él es “…el DIOS de PAZ y de AMOR” (2 Corintios 13:11), que “…el amor es DE Dios(1 Juan 4:7), y que “Dios es amor” (1 Juan 4:8 y 16). O sea, que este Dios que se revela mediante la creación material (Romanos 1:18-20) y la Biblia es la fuente de todo amor sano, siendo su manifestación perfecta. Como tal, él es absolutamente el único con derecho innato a definir el amor puro y sin mancha en sus distintas manifestaciones tanto en el entorno físico-material como en el moral-espiritual.

Desde este punto en adelante, dejo fuera del cuadro todos los AMORES MALOS, mencionando solo algunos como ejemplos. Amor a “las tinieblas” (Juan 3:19), a mentiras y engaños, y no de la verdad (2 Tesalonicenses 2:10). Amor a Satanás, al lenguaje soez; a violencia, crimen, caos y muerte; a la injustica y la destrucción. Amor al mundo, es decir, a los deseos de la carne, y de los ojos y a la vanagloria de la vida (1 Juan 2:15-17). Amor a los vicios: a lujurias, conductas sexuales innaturales, pornografía, drogas, glotonerías, lo obsceno, lo chabacano. Amor propio, a la exclusión de los demás seres humanos. Amor a riquezas, fama, reconocimiento, poder. ¡OJO a los AMORES MALOS! Te consumirán en sus llamas -a cuerpo, alma y espíritu. Entonces, ¡se apagarán para siempre!

Los AMORES SANOS y PUROS el Dios de amor los identifica y define. Tú puedes, y debes, amar a tu propio cuerpo, el casado al cuerpo de su esposa, la esposa al cuerpo de su marido, teniendo presente cada uno que el cuerpo físico es la morada terrenal del alma y del espíritu, y como tal merece ser tratado con honor (Efesios 5:25-32; 1 Corintios 6:12-20). Tú puedes “amar la vida y ver días buenos” (1 Pedro 3:10), viviendo y disfrutando las bendiciones materiales del Creador, siempre consciente que “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces…” (Santiago 1:17), “dando siempre gracias” (Efesios 5:20). Tú puedes, y debes, amar a tus padres, cónyuge e hijos, respetándolos y honrándolos en todas las relaciones, interacciones y convivencias entre tú y ellos, procurando sin fallar su bien tanto material como moral y espiritual. Tú puedes, y debes, amar a tu prójimo como a ti mismo (Gálatas 5:14). Tú puedes, y debes, amar al Dios de amor, con todo tu corazón, mente y alma, comprendiendo que él primero amó a ti, al igual que a todo ser humano, deseando tenerte cerca de él y haciéndolo posible mediante el sacrificio de su único Hijo, máxima expresión de amor de parte de ambos. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos (Juan 15:13). Tú puedes, y debes, amar la luz (Juan 3:21), sinónimo de amar la Verdad de Dios. Además, puedes y debes conocer y amar a la iglesia edificada por Cristo, pues él la amó tanto que se entregó por ella (Efesios 5:25-27). Aclaro: a la de él, y no a las de los hombres. También, amar la Segunda Venida de Cristo en gloria (2 Timoteo 4:8), no temiéndola porque significa la glorificación eterna de los buenos, justos y obedientes, su premiación de inmortalidad en el Paraíso del Dios de Amor.

Amar verdadera y sinceramente a cualquier ser, ya humano ya espiritual, significa amarlo “con todas tus fuerzas” (Marcos 12:30). Dentro de las normas establecidas para la relación, cual sea. No con un fanatismo que raye en locura, pero tampoco con un amor insípido, débil, sin pasión normal. Ir más allá de mera amistad, empatía, fascinación, infatuación o cariño. Llegar a sentir intensa afección por él. Querer, anhelar, desear, ansiar fervientemente estar cerca de él, en su presencia. Compenetrarse, sin violar su dignidad, integridad o privacidad de ser autónomo. Gozar la relación, mental y sentimentalmente. Aun físicamente en el caso de los humanos casados legítimamente según las directrices del Dios de amor. Ser UNO. Fusionarse de corazón y mente, aun de espíritu. Sentirse feliz, completo, seguro y a gusto en su compañía. Triste, inseguro e incompleto cuando no. Tener la vida del amado hasta más importante que la suya, estando dispuesto a dar su vida por la de él. Sentirse frustrado, solitario y desesperado al encontrarse separado por la razón, ofensa o error que fuera, lamentando y llorando. No tener paz, desvelarse, aun abstenerse de alimentos hasta no lograr la reconciliación. Situación que demanda ACCIONES POSITIVAS. Eso, y mucho más, es amar “con todas sus fuerzas”. Ya sea a un ser humano ya sea a Dios el Padre de nuestros espíritus o a Jesucristo quien, amándonos con amor supremo, sacrificó su vida de la manera más cruel para salvar toda brecha y unirnos de nuevo a la “familia de Dios”.

Por cierto, ACCIONES POSITIVAS definen el amor sano y puro. Si me amáis, guardad mis mandamientos… El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama…” "El que me ama, mi palabra guardará; el que no me ama, no guarda mis palabras…” (Juan 14:15, 21, 23 y 24). “Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.” (1 Juan 3:18). De manera que tú que profesas con tus labios “amar a Dios”, pero no guardas sus mandamientos, ¡NO LO AMAS en verdad! No sigas engañándote a ti mismo. ¿No lees ni vives la Palabra de Dios? Pues, ¡NO AMAS a DIOS! Mandamientos de Cristo tienes de creer de verdad, arrepentirte y bautizarte “para perdón de los pecados” (Marcos 16:15-16; Hechos 2:37-47; 22:16). Obedeciéndolos, validas el amor que profesas. De otro modo, tus palabras el viento se las lleva.

El amor sano y puro enseñado y ejemplificado por el Dios de amor lo definen los ATRIBUTOS que él lo asigna. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1 Corintios 13:4-7). ¡Materia para todo un libro!

Amorosamente, te dejo con las siguientes poderosas palabras: El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el AMOR” (1 Corintios 13:8 y 13). ¡Hazlo tuyo!

 


 

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