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La paz de Dios guarde su corazón. Su servidor en el Señor, Homero Shappley de Álamo

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¿Quién es el Espíritu Santo?

 

 

¿Quién es el Espíritu Santo?

 

“¿Me podrían ‘dar una manito’ en esto,

por favor?”, pide Jorge.

 

 

 

“¡Muchas gracias por su sitio Web! Me ha ayudado muchísimo. Soy estudiante de la Biblia y tengo una pregunta que hacerle, ¡dentro de tantas! Bueno, soy de la misma opinión de que hay dos Señores y que el Padre es solamente el Dios y Padre y que Jesús es solamente Jesús Rey de Reyes y Señor de señores. Así lo estoy enseñando a otros, pero cuando me hacen hablar del Espíritu Santo no sé cómo explicarlo. ¿Me podrían "dar una manito" en esto, por favor? Gracias y bendiciones. Jorge” 

 

Estimado hermano Jorge:

La gracia y la paz de Dios abunden en usted y los suyos.

¿Quién es, precisamente, el "Espíritu Santo"? A la verdad, sigo tratando de contestar para mí mismo esta pregunta con más exactitud. En esta ocasión, me circunscribo a unas observaciones básicas.

1. Al igual que el Dios Padre y su Hijo Cristo, el Espíritu Santo es, entiendo, precisamente lo que dicen los dos vocablos que componen su identificación, a saber, un “Espíritu”, es decir, un Ser espiritual, como Dios mismo “es Espíritu” (Juan 4:24). Y además, él es “Santo”, atributo fundamental de la Deidad.

2. Cristo lo identifica como “otro Consolador”, que el Padre enviaría (Juan 14:16, 26; 16:7-14). Por implicación, el “primer Consolador” sería Jesucristo mismo. En este contexto, los dos son “Consoladores”, enviados ambos por el Dios Padre, ya que Jesucristo también afirma haber sido enviado por el Padre. “…del Padre que me envió” (Juan 8:18, 29, 38, 40; 12:49; 14:24).

3. El Espíritu Santo es “el Espíritu de verdad” (Juan 14:17; 16:13), llamado así, obviamente, porque guiaría a los apóstoles, y por ende a toda la iglesia, “a toda la verdad” (Juan 16:13). Siendo esta su función principal, él es la personificación de “la verdad”, concepto encontrado en la expresión “el Espíritu es la verdad” (1 Juan 5:6).

4. Pero, este Ser Santo proveniente de Dios no es igual a Jesucristo en rango o autoridad, deducción basada en la siguiente declaración de Cristo mismo: “…porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber” (Juan 16:13-15). Resaltamos:

a) En la ejecución de su encomienda de guiar a los apóstoles “a toda la verdad”el Espíritu Santo no hablaría “por su propia cuenta” sino solo lo que “oyere” de Cristo, tomando el mensaje de Cristo y haciéndoselo saber a los apóstoles.

b) “El me glorificará…”. O sea, el Espíritu Santo glorificaría a Cristo, y no viceversa. Desde luego, Cristo honra al Espíritu Santo, pero “glorificarlo” no lo hace, en el sentido de elevarlo al mismo nivel de autoridad y mando que el Dios Padre ha concedido solo a su Hijo. “Toda potestad… en el cielo y en la tierra” es dada por el Padre a su Hijo Cristo, y no al Espíritu Santo. “Toda plenitud” de la Deidad habita en Cristo (Colosenses 1:19), y no en el Espíritu Santo. Cristo es el que ha sido glorificado y reina (1 Corintios 15:25-27), y no el Espíritu Santo.

5. Además de guiar “a toda la verdad”, también “el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad”, intercediendo “por nosotros con gemidos indecibles”“Conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos (Romanos 8:26-27), mas, sin embargo, él no es “mediador” igual a Cristo, ya que “Jesucristo hombre” es el único mediador “entre Dios y los hombres” (1 Timoteo 2:5). Tampoco es “sumo sacerdote”, siendo Jesucristo el único “Sumo sacerdote” durante la Era Cristiana, “declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec” (Hebreos 5:1-10).

6. Bien que el Espíritu Santo integre los “tres… que dan testimonio en el cielo” (1 Juan 5:7), esto no significa, ni implica, que él sea igual en todo sentido al Dios Padre y su Hijo Cristo.

7. Cierto es que Jesucristo mismo manda a bautizar “en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19), pero esto tampoco quiere decir que el Espíritu Santo sea igual en todos los aspectos al Dios Padre y su Hijo Cristo.

a) Se bautiza en el nombre del Padre, porque él es “Dios Omnipotente” (Éxodo 6:3), “el único Dios verdadero”, como dice Jesucristo en Juan 17:3, y porque él es quien concibe e inicie el plan de reconciliación. “…pero el que me envió es verdadero; y yo, lo que he oído de él, esto hablo al mundo (Juan 8:26). “Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar” (Juan 12:49).

b) Se bautiza en el nombre “del Hijo”, porque él es quien se sacrificó en la cruz.

c) Se bautiza en el nombre “del Espíritu Santo”, porque él es quien guía “a toda la verdad”, y en esta “verdad” completa, se manda, una y otra vez, a todo el que cree y se arrepiente a bautizarse (sumergirse en agua) “para perdón de los pecados” (Hechos 2:38; 22:16; Marcos 16:15-16; 1 Pedro 3:21, etcétera).

8. Estas acciones y atributos del Espíritu Santo son los de un Ser viviente, y no de una mera proyección simbólica, emanación o efluvio de la Deidad. Él es un Ser, completamente “Santo”, al servicio del Dios Padre y del Cristo glorificado. Por las obras asignadas a él, concluimos que su misión es superior a la de los ángeles también fieles a la Deidad.

9. Hasta donde tenga conocimiento, el Dios Padre no nos manda a rendir loor al Espíritu Santo, es decir, no nos enseña a adorar al Espíritu Santo. Seguir cuidadosamente sus instrucciones sí, pero no tributarle adoración. Como tampoco adoramos los cristianos fieles a los ángeles que sirven a Dios (Apocalipsis 22:8-9).

De encontrar usted, o cualquier lector, algún error en estas observaciones acerca del Espíritu Santo, le agradeceré me lo comunique.

Para servirle en el amor del Señor,

Homero S. de Álamo

 

 


 

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